Capítulo 10: Noche de sexo

144 26 6
                                    

Por fin era sábado. Este sábado iba ser distinto. Normalmente, los sábados Alessandra suele salir con sus amigas por el centro, dan una vuelta o simplemente quedan para cenar, pero este sábado Alessandra iba a darle una sorpresa a Mateo.

A pesar de todo lo pasado: de las mentiras y engaños, Alessandra había decidido darle otra oportunidad. Todo el mundo comete errores y es que los errores pasan y sólo la verdad permanece.

La mañana del sábado pasó rápida. La verdad es que Alessandra pasó toda la mañana hablando con Amanda. Es normal que después de haberles pillado comiéndose la boca en la tutoría, Amanda se quisiera enterar de cómo empezó todo. Alessandra le estuvo contando todo, confiaba mucho en ella, aunque aun así tenía miedo de que Amanda de los contara a Laura ya que ambas eran muy amigas.

Después de comer y una siesta, Alessandra, se metió en la ducha y se relajó a la vez que sonaba Septiembre. Qué casualidad, la historia de aquella canción era idéntica a su aventura con Mateo. Se enjabono el pelo y salió de la ducha después se echó crema por todo el cuerpo.

Se dispuso a vestirse, quería ponerse algo que no tardará mucho en quitárselo pues estaba deseando de sentirle otra vez.

Sobre las 8, Alessandra salió de su casa con la excusa de haber quedado con sus amigas. Cogió el autobús con dirección a casa de Mateo. Tras 10 minutos de trayecto, Alessandra bajo de aquel autobús decidida y segura de todo.

Llamó al timbre con la confianza de que esta vez no se encontrara con Anastasia. Y no, estaba claro que no fue ella quien la abrió esta vez, era Mateo...pero en toalla...

- ¡Alessandra! ¿Qué haces aquí? - dijó él sorprendido

- ¿Qué pasa te pillo muy mal? - dijo ella mientras se mordía el labio

- Pues acababa de salir de la du...

Antes de que pudiera acabar la frase, Alessandra se abalanzó a él mientras se quitaba el abrigo. La pasión acaba de empezar allí dentro.

Mateo la desabrochó el vestido. La toalla que llevaba se le había caído hace rato. Mateo cerro los ojos, Alessandra le estaba volviendo loco poco a poco.
Mateo la puso contra la pared, mientras ella gemía y sentía más placer que nunca.

Después la tumbó en el sofá, la miro de arriba abajo y sus labios recorrieron todo el cuerpo de Alessandra, haciendo sacar el lado más salvaje de ella.

Las manos de Alessandra arañaban al gemir la espalda de Mateo a la vez que las manos de él se encontraban en la zona de la entrepierna. Un continuo sube y baja se fundía en aquella noche de sábado.

Ambos sentían como su excitación iba en aumento y sus jadeos cada vez eran mayores. Alessandra le sentía dentro de ella.

-Te deseo- dijo él

-No más que yo- dijo ella con voz de excitación

Al cabo de un rato, ambos se quedaron tumbados en aquel sofá desnudos. Aquella noche de pasión no había hecho nada más que empezar.

-Ayer dejé a Anastasia- dijo de repente Mateo

- ¿De verdad? - dijo ella feliz

-Si Alessandra, solo te quiero a ti y a nadie más. Quiero estar a tu lado en la vida y en la cama, en los buenos momentos y en los malos, quiero estar contigo siempre- dijo él

Alessandra le beso tan intensamente y apasionadamente como pudo.

-Bueno pues ahora que ya no estas con Anastasia, habrá que celebrarlo...-dijo ella en un tono de lo más sensual

- ¿Así? Pues dime lo quieras que hagamos yo estoy dispuesto a todo- dijo él en el mismo tono.

Alessandra se acercó a su oído
-En la encimera- susurro ella con voz sensual

Los dos se levantaron del aquel sofá y se dirigieron a la cocina.

Alessandra puso su mano sobre el pecho de Mateo y le empujó hasta la encimera. Él la levanto y la sentó en ella. Los besos de Mateo bajaron hasta los pechos de ella y Alessandra envolvía sus brazos sobre su cuello.

Las manos de Mateo abrieron las piernas de Alessandra a la vez que ella comenzó a gemir y a morderse el labio. Elevó su cabeza y gritó.

Estaban concentrados el uno en el otro.
Alessandra envolvió a Mateo con sus piernas con las que le apretaba al jadear.

Al terminar ambos suspiraron.
Alessandra bajó de la encimera y se puso la camisa de Mateo mientras él se dirigió a por una botella de champán.

-Toda celebración requiere un brindis ¿No? – dijo él

-Por supuesto -dijo sonriendo Alessandra

- Por nosotros- brindo Mateo

Sus copas chocaron y a la vez que en ambos rostros se dibujaba una infinita sonrisa.

Aquella noche de sábado, uno especial y no como otro cualquiera había sido increíble, tan increíble que Alessandra pensaba que estaba dentro de un sueño. Un sueño mágico y romántico, un sueño salvaje y pasional, un sueño de arrepentimientos y celebraciones, un sueño de sexo y orgasmos, un sueño que era una realidad.

PARA ALESSANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora