Capítulo 18: El último Vals

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Después de varias horas en el hospital, los padres de Dani llegaron allí, Alessandra estuvo hablando con ellos.

Al cabo de un rato, los médicos les
informaron de que no era nada grave: solo leves contusiones y la clavícula rota.

-Alessandra, muchas gracias por todo. Es muy tarde,  vete a casa a descansar ya nos quedamos nosotros con él- dijo la madre de Dani

-Está bien, buenas noches –dijo ella yéndose

Eran las 3. Alessandra llegó a su casa, se puso el pijama y se metió en la cama. Antes de dormirse miró el móvil...tenía tantas felicitaciones pero ella no se sentía con ganas de leer nada. Cerró los ojos e intento poner su mente en blanco, olvidándose así aquella noche.

8 de la mañana. Alessandra despertó
igual que se había acostado. Las palabras de Anastasia, el accidente de Dani...demasiadas emociones y sentimientos en una sola noche.

Alessandra desayunó con su familia, y abrió unos cuantos de regalos, a pesar de estar rota por dentro, ella intentaba aparentar normalidad y felicidad.

Ella llegó a clase, millones de abrazos, besos y felicitaciones de todos sus compañeros. El profesor entró en clase, y como no para empezar bien el día, a primer ahora: música.

- Bueno días chicos. Bueno para empezar voy a repartir los exámenes corregidos que hicimos la semana pasada.

Mateo empezó a repartir los exámenes: Melisa Batres, Selena Nodal, Amelia Torres... Alessandra Gómez.

Alessandra se acercó para recoger el examen... ¿Un 10? Qué raro...ni que la tuviera enchufe...

-Toma no tengo que revisar nada, no tengo fallos- dijo ella

-Bueno revísalo por si acaso y me lo das cuando lo den todos- dijo él

A Alessandra le pareció raro, la reacción de este, cuando se dio cuenta de que al final del examen ponía algo en rojo:

¡Felices 17! Te espero en mi casa a las 22:30
Te quiero.
MD

Alessandra le miró pero no sonrió, no sabía cómo contarle todo.

El día pasó rápido y llegó la tarde. Alessandra se fue a la ducha con la canción Sueños rotos de La Quinta Estación de fondo. Ella no paraba de darle vueltas a lo mismo: como decírselo, como contarle que iba a ser padre, que Anastasia lo está pasado fatal, que lo suyo con él no llevaba a ninguna parte que...de repente la mente de Alessandra se iluminó.

Alessandra salió de la ducha. Fue a su habitación y se sentó en el escritorio. Cogió un folio y un boli.

Al cabo de un rato, Alessandra se vistió y salió de su casa. Cogió un bus y llegó a casa de Mateo. Estaba nerviosa, muy nerviosa y con unas inmensas ganas de llorar. Llamó al timbre. Mateo abrió la puerta, sonriente y muy guapo. A Alessandra le brillaban los ojos.

Mateo la cogió del brazo y la beso.

Alessandra se separó de él.

-Alessandra ¿estás bien?

- Mateo yo...- Alessandra comenzó a llorar

-Ey, ¿qué pasa? Tranquila- dijo él consolándola

-Mateo yo...lo siento.

Alessandra le dio un sobre y se fue de allí llorando.

-¡Alessandra, espera!

Demasiado tarde.

Mateo extrañado y preocupado por todo, se sentó en el sofá y abrió el sobre, que decía así:

Querido Mateo:
¿Destino o casualidad? La verdad, no lo sé. Pero gracias al destino o a la casualidad que me llevo a encontrarte en mi camino.
Tienes todo el derecho del mundo a llamarme cobarde, pero estas cosas se me dan mejor decirlas por escrito. No sé si te acordarás de Dani. Pues quede con él ayer y al venir a buscarme tuvo un accidente con la moto, lo cual me llevo a acabar y empezar mi cumpleaños en el hospital.  Estando en la sala de espera, había a mi lado sentada una chica rubia que no paraba de llorar, y para mi sorpresa esa chica era Anastasia. Sé que la has olvidado y no la has escuchado, quizás por mi culpa. Pero hay algo que debes saber y es que ese bebe que espera sí es tuyo. Ella ya se ha olvidado de ti pero no del padre de su hijo. Así que mí más sincera enhorabuena. Habla con ella, escúchala, cuídala porque quieras o no es la madre de tu hijo y bastante mal lo ha pasado ya por mi culpa.
Mateo, no puedo estar más agradecida de todo lo que has hecho por mí y es por eso que tú también te mereces todo lo mejor. Me he dado cuenta que lo nuestro no nos lleva a ninguna parte y por lo tanto es hora de volver al alumna-profesor, profesor-alumna normal. Bueno normal no es después de todo pero debemos acabar con esta historia de amor imposible y de película.
Otra vez gracias por hacerme vivir esta aventura a tu lado, la aventura más bonita del mundo. Los dos nos merecemos un final feliz pero no juntos aun así ha sido un placer equivocarme a tu lado y hacerme cometer el mejor error de mi vida.
Te quiero y te querré siempre, no lo olvides.
Alessandra.

24 de Marzo. El esperado Vals por fin llegó. Todas las chicas del curso iban guapísimas y los chicos muy elegantes.

Alessandra llevaba el vestido blanco, con un hombro al aire, era sencillo pero a la vez precioso. Llevaba el pelo rizado, recogido aun lado con una  pequeña trenza. ¡Estaba guapísima!

Su compañero de baile, Pedro un chico de su clase, le entrego la rosa roja que todos los chicos entregaban a su pareja.

Era el momento. Ya les tocaba. El curso entero estaba nervioso, después de tantos ensayos querían que todo saliese perfecto. Y así fue. Alessandra no se desconcentro en ningún momento ni si quiera por la atenta mirada de Mateo.

Acabaron y un enorme aplauso se escuchó por todo el pabellón.

Salieron todos de allí felices por lo bien que había salido todo. Se hicieron miles de fotos pero de repente alguien le dijo por detrás.

-Creo que se te ha caído ese papel- dijo Mateo

Era imposible que se la hubiera caído algo no llevaba bolso ni nada en las manos. Pero ya se imaginaba que era una de las típicas notitas de Mateo y la cogió.

Necesito que vengas a la azotea en 5 minutos. Solo como alumna-profesor, profesor-alumna. Te lo prometo.
MD

Alessandra se lo pensó pero obviamente acabo subiendo.

-Hola - saludo tímidamente ella

- Hola Alessandra, estas muy guapa y lo has  hecho genial.

-Gracias. ¿Para que querías que subiese?

-Mira Alessandra, leí tu carta y respeto tu decisión y no te preocupes por Anastasia, es cierto lo de que voy a ser padre y no me lo creo ni yo. No puedo acabar esta historia a través de una carta tenía que verte y despedir esto en persona por mucho que nos cueste.

Fue inevitable que a Alessandra no se le cayera una lágrima.

Mateo encendió su móvil y puso una canción, la canción del Vals.

-¿Me concedes este Vals?

- Por supuesto- sonrió ella

Y allí estaban ellos, bailando bajo un cielo azul al ritmo de La Traviata de Verdi, perdidos el uno en la mirada del otro.

Bailando aquel Vals; el último Vals.

PARA ALESSANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora