Capítulo 28: Mad World

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La vida de Mateo también había dado un giro por completo. La paternidad le cambiado, le había hecho reflexionar sobre su vida y le había hecho conseguir aquel esperado final feliz. Anastasia y Mateo pensaron que lo mejor para su hija era que se diesen una nueva oportunidad. Empezar de cero. Sin rencores, ni terceras personas.

Acababan de mudarse a un pequeño piso en el centro de la ciudad, cercano al trabajo de Anastasia y enfrente de un enorme parque donde ir a pasear a la pequeña de la casa. Mientras tanto, Mateo no paraba de buscar trabajo; desde que pasó lo de Alessandra no había sido capaz de ponerse a ello.

Quedaban las últimas cajas de mudanza, así que Mateo fue a su antigua casa a recogerlas. Había vivido tantos momentos en aquella casa, toda una vida tocando el piano en aquel luminoso y elegante salón, una casa llena de bonitos recuerdos que iban siendo hora de olvidar.

Mateo se dispuso a coger la última caja, cuando tropezó con algo y termino cayendo al suelo al igual que todo lo que había dentro de aquella enorme caja.

¡Menudo desastre! - pensó Mateo mientras se levantaba y recogía aquellos miles de papeles.

Pero hubo un papel, uno de esos miles de papeles, uno de esos papeles que te tienes que parar a mirar más de una vez. No era un papel cualquiera. Era un pentagrama. Un pentagrama con una melodía sin acabar. Una melodía con el título Para Alessandra.

Un escalofrío erizó su piel y cientos de emociones pasaron por su mente. De repente tuvo una idea de lo más brillante.

Empezó como loco a buscar locales que se alquilaran; céntricos y grandes. Era la idea perfecta. Le llevaría trabajo y tiempo. Pero haría lo que realmente le hacía feliz: la música.

Y es que al leer aquel pentagrama con cierto nombre un tanto especial, recordó las palabras que una chica le dijo una vez; y es que se merecía ser feliz. El sueño de Mateo siempre había sido tener su propio Piano Bar, y pensó que ya iba siendo hora de cumplirlo.
Se avecinaban meses de duro trabajo, de noches sin dormir y de un sueño que cumplir.

                               ***
Un corto fin de semana y otra vez lunes.

Después de una fiesta que acabó en lágrimas y un fin de semana de reflexiones, Alessandra se dirigía al instituto como cada día. Se encontraba mejor después de todo, lista para superar una semana más.

Alessandra caminaba tranquilamente hacia su clase, cuando escuchó a alguien gritar: ¡Alessandra! ¿Te gustan mayores de esos que llaman señores?

Rápidamente, se giró, pero la gente que había detrás de ella se hizo la loca. Alessandra decidió seguir andando, cuando se cruzó con un grupo de chicos a los cuales no había visto antes:

-Perdona, ¿eres Alessandra?

-Sí, ¿por qué?

-Ah por nada, te dejo el número de teléfono de mi padre que desde que se divorció de mi madre está muy solo.

Alessandra no se podía creer lo que acababa de escuchar. Aquel grupito de chicos se fue entre risas.

Cada vez se estaba poniendo más nerviosa. ¿Por qué todo el mundo la miraba? Era imposible que aquella gente supiese lo de Mateo.

Respiró hondo y entró a su clase.

Su mesa estaba llena de notitas: "Alessandra no usa Tinder, Alessandra para ligar va a la residencia de ancianos", "Alessandra le dan igual unos cuantos años de más", "Alessandra, ¿por cuánto te acostarías con el profesor de Matemáticas?

Alessandra podía oír de fondo millones de risas e insultos. Se quedó completamente en blanco y con unas enormes ganas de desaparecer del globo terráqueo. Cuando de repente entró el profesor de física:

Uno de los alumnos de la clase, levanto la mano:

-Si, Javier dime- le dijo el profesor

-Profesor, tenga cuidado con mi compañera Alessandra no se vaya a enamorar de usted.

Toda la clase se empezó a reír.

-Perdón, ¿a qué ha venido eso? - dijo él profesor enfadado

-Baje el proyector y lo comprobará

Alessandra era incapaz de reaccionar.

El profesor bajó el proyector, y apareció una enorme cartulina pegada en la que ponía: ALESSANDRA GÓMEZ SE CAMBIO DE COLEGIO POR TIRARSE A SU PROFESOR DE MÚSICA.

Una lágrima cayó por la mejilla de Alessandra y salió de aquella clase la cual se había convertido en su peor pesadilla.

La gente por los pasillos le gritaba y se reía de ella, huyó entre lágrimas lo más rápido y lejos que pudo y se encerró en uno de los baños del gimnasio.

Alessandra sintió como el mundo se le caía encima, un sentimiento de opresión en el corazón, la dura aceptación de lo ocurrido, la cantidad de lágrimas que recorrían su rostro, la sensación de ahogo en el pecho, la evidencia de que la vida estaba siendo demasiado cruel con ella, el terrible miedo que invadía su cuerpo, la rapidez de sus respiraciones, un frio que la dominaba, un doloroso nudo en el estómago, una dura realidad y unas inmensas ganas de desaparecer.




PARA ALESSANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora