Capítulo 25: Tu peor error

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Las semanas pasaban y pasaban. Alessandra no sabía nada de Mateo. Sabía que todo había sido culpa suya, aquellas copas de más y el haberse ido con aquel chico de ojos azules lo había arruinado todo.

Alessandra dormía fatal, vivía con continuo nudo en la garganta y unas ganas de llorar permanentes, ni si quiera se había ido a pasar las vacaciones al pueblo con su familia. Decidió darse una ducha para despejarse. Se desnudo lentamente cuando en ese mismo instante sonó el timbre. Rápidamente, Alesasandra cogió una toalla y observó por la mirilla: ¿Mateo?

- ¿Mateo que haces aquí?

-Me da igual lo que pasase aquella noche, me da igual el tipo ese, me dan igual las copas de más...Lo único que me importa eres tú.

Sin darle tiempo para reaccionar, Mateo besó a Alessandra a la vez que la toalla que tapaba su cuerpo cayó al suelo. Y una vez más la pasión pudo con ellos.

Alessandra llevó a Mateo hasta el baño, mientras le desabrochaba los botones de la camisa y le desnudaba poco a poco.  Mateo bajó sus manos hasta los glúteos de ella, mientras los apretaba con fuerza.

El agua de la ducha caía ligeramente, cuando Alessandra con una mirada pícara y mordiéndose el labio le arrastró hasta la ducha.

Mateo la besaba apasionadamente, obligándola a abrir sus labios con su lengua, ambos se comían a besos mientras el agua se deslizaba lentamente por sus desnudos cuerpos. La pasión y el deseo se respiraba ahí dentro.

Mateo sonrió y la cogió poniéndola contra la pared. La invadió por completo, sus respiraciones cada vez eran más aceleradas y sus gemidos más constantes. Alessandra rodeó con sus piernas la cintura de Mateo y se apretaba contra el con una fuerza salvaje mientras se manifestaba con un grito de placer.

Ambos se miraron y sonrieron:

-Creía que estabas enfadado por lo de la otra noche- dijo Alessandra

- Y lo estaba- contesto él

-Pues entonces deberías enfadarte más a menudo

Ambos rieron. Y continuaron con aquella llama de pasión que volvía a relucir entre ellos.

                              ***

Como siempre, lo bueno se acaba rápido y aquel mágico verano llegaba a su fin.

El verano de Alessandra había sido increíble: había vivido momentos muy especiales con Mateo a la vez que había disfrutado en cada fiesta con sus amigas, fue de vacaciones con su familia y se lo pasó en grande en el pueblo donde charlaba con sus amigas de allí hasta las tantas de la noche. Había sido corto pero intenso.

Lo que no sabía Alessandra era todo lo que le esperaba este nuevo curso...2º de bachillerato a lo que debía añadirle la llegada de la hija de Don Mateo. Ella sabía que todo esto no iba a ser nada fácil, pero ya estaba acostumbrada a los obstáculos y a lo difícil, nada ni nadie la impediría quitarle la felicidad que Mateo la había dado todo este tiempo atrás.

"Y después de ese verano ya ha comenzado septiembre, y de nuevo en los pasillos, aunque ya sin tanta fiebre"

Primer día de clases. Alessandra llegó
pronto y lo primero que hizo fue ir a buscar a Mateo a la sala de música, tenía muchas ganas de verle había pasado un mes desde que no le veía. Pero Mateo no estaba allí. Alessandra decidió ir a buscarle a la tutoría y allí estaba de espaldas a la puerta.
Alessandra tosió para captar su atención, en el momento que él se giró.

- ¿Qué pasa, que no me echabas de menos o que?- dijo ella en tono irónico

- ¡Alessandra!- exclamó él sorprendido
Se saludaron con dos besos

-He venido un poco más temprano para pasarme a saludarte, ya que este año no me vas a dar clase y te veré menos.

-Bueno, ¿y que tal el verano? Cuéntame

-Pues muy bien la verdad estuve de viaje con mis padres y luego estuve en el pueblo. Así que muy bien. ¿Tú que tal? ¿Anastasia como está?

-Pues ya no le queda nada para dar a luz, así que he estado liado preparando las ultimas cosas

-Que bien, me alegro un montón.

-Oye, estas muy guapa, por cierto.

-Gracias- dijo ella sonrojada.

Mateo se acercaba cada más a ella. Ambos se miraron a los ojos.

-Te he echado mucho de menos- dijo ella mientras le agarraba de las manos

-Y yo a ti, te quiero

Una vez más el arrebato de pasión les derrotó y pudo con ellos mientras se daban un caluroso beso al mismo tiempo que se abrió la puerta de la tutoría.

Esto ya había pasado otra vez, la vez anterior había sido Amanda, la amiga de Alessandra. Pero esta vez no había tenido tanta suerte, esta vez había sido el profesor de historia que desgraciadamente daba la casualidad que era director del colegio.

-Los dos a mi despacho ahora mismo

Ambos sabían que esto si que era el final. El director hablo con los padres de Alessandra y les contó todo y como era de esperar Mateo fue despedido.

A partir de ahora sus vidas iba a cambiar por completo, por caminos separados, distintos, ya no habría miradas, ni besos, ni cenas, ni en clases de piano, ni visitas a la azotea. El secreto mejor guardado había salido a la luz. Su destino había dado un giro 360°. Su destino era no estar juntos. Su destino se había roto. Su destino ya no existía, había desaparecido por completo.










PARA ALESSANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora