Capítulo 9: Nada cambiara mi amor por ti

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Habían pasado ya varias semanas de la discusión. Los dos habían vuelto a la realidad por mucho que les costara. Alessandra volvía ser una alumna más al igual que Mateo volvía a ser su simple profesor.

Alessandra intentaba evitar su mirada, la cual la enamoro en su momento. Ella tenía roto el corazón, pero lo que no sabía era que él iba a hacer todo lo posible para conquistarla de nuevo.

Era un jueves, un jueves frío de enero. Alessandra se levantó antes de lo habitual; llevaba varios días sin poder dormir. Se levantó de su cama, cogió una manta y se sentó en su escritorio frente a la ventana. El cielo tenía ese color anaranjado del amanecer, pero de alguna manera Alessandra solo veía nubes negras.

Alessandra decidió repasar mates. Tenía examen antes del recreo y nunca se la habían dado bien así que decidió ponerse a ello. Al cabo de media hora se fue a desayunar, se aseo, se puso el uniforme y se fue hacia al colegio.

Cuando llego, Melisa, Amanda, Fede y Candela estaban ya en clase, en corrito hablando sin parar:

- ¡Buenos días Alessandra! – dijeron todas

- ¡Hola chicas!- respondió

Alessandra dejo su abrigo y su mochila en su sitio y fue al corrito donde estaban reunidas.

- ¿De qué hablabais?- pregunto ella perdida

-Pues de Melisa y su churri – respondió Amelia riéndose

-Tía, que todavía no somos nada, pero es que me encanta estoy tan feliz- dijo Melisa

¿Amor? ¿Estaban hablando de amor? ¿Enserio? Alessandra no tenía muchas ganas de hablar de amor, romance, pasión, ni enamoramientos, pero Melisa era muy amiga suya y a pesar de lo que ella había sufrido últimamente debía alegrarse por su amiga.

-Ala tía, me alegro muchísimo por los dos. César es un chico estupendo seguro que os va todo genial – dijo Alessandra

La profesora de inglés entró en clase, todo el mundo se sentó en su sitio y comenzó la clase. Durante toda la hora, Alessandra estuvo reflexionando sobre en como la vida es un continuo sube y baja. Las alegrías son cortas y las penas aparecen cuando menos te lo esperas. Su alegría de estar enamorada de Mateo no duró mucho y el engaño llego cuando ella menos se lo esperaba. Alessandra no paraba de dar vueltas a lo mismo: ¿No volverle a hablar nunca más? ¿Perdonarle y arreglarlo?

-Alessandra, exercise number four- dijo la profesora

- ¿Qué? Ahh ok – dijo Alessandra a la vez que sentía vergüenza por las risas de sus compañeros.

Alessandra paró de pensar en el tema. Tenía examen de mates y quería estar centrada no iba a salirle mal por culpa del amor y sus rayadas mentales.

Llegó la hora del examen. Lo único que le preocupaba de verdad en ese momento a Alessandra no era Mateo; era acordarse de las fórmulas trigonométricas.

Pasada la agobiante hora del examen, en el cual Alessandra se había quedado la última, cogió su abrigo y se dirigió hacia el patio donde estarían todas las demás.

Bajo las escaleras y cuando iba a salir, de repente alguien la cogió del brazo y la llevó a la tutoría: ¡Era Mateo!

-Suéltame, ¿Qué quieres? - dijo ella enfadada

- Alessandra, siento muchísimo todo lo que he hecho. Cada día que pasa me arrepiento de haberte engañado de esa manera. Soy un idiota.

-Me alegro de entres en razón. Todo está siendo muy difícil para mí. No sé en qué momento me enamoré de ti; pensé que lo nuestro iba enserio, pero ya veo que no.

-Me he comportado fatal, lo sé.

- ¿No me digas? - dijo ella en tono irónico

-Alessandra vámonos. A mi casa, a la azotea, a comer juntos o a donde quieras. Vámonos tu y yo. Los dos juntos.

-Déjame Mateo, no tengo ganas de hablar

- Escúchame, solo imagina lo bonito que sería arriesgarse de nuevo y que todo saliera bien. ¿Cuál es el problema? ¿Anastasia?

-No ella no es el problema, ella ha sido engañada como yo. Tú eres el problema Mateo.

-Alessandra, espera

-Déjame Mateo

De repente Mateo la cogió por la cintura y la besó. Con solo ese beso, a Alessandra le bastaba para saber qué es lo que sentía, y es que, a pesar de todo, sentía amor y unas ganas infinitas de no separes nunca de él.

De repente alguien abrió la puerta de la tutoría. Los dos se separaron rápidamente y sintieron miedo mucho miedo.

¡Era Amanda! La amiga de Alessandra. Amanda se quedó muerta y a la vez incómoda.

-Yo..Lo siento..Venía a buscar al profe de mates..yo no quería molestar- dijo Amanda sorprendida

-Amanda, por favor júrame que no vas a contar esto a nadie- dijo Alessandra

-Tranquilos, no diré nada de verdad- dijo Amanda

¿Cómo se les había ocurrido besarse allí? Tuvieron suerte de que fuera Amanda y no otro profesor, pero a pesar de que Alessandra confiaba en Amanda, su aventura con Mateo ya no era secreta. Pero ellos mismos sabían que su relación sería imposible de conservarla en secreto para siempre.

Alessandra se marchaba para clase. Se dio la vuelta y le sonrió. En ese momento, ambos se dieron cuenta de que nunca llegaría el día que no se cansen de mirarse el uno al otro.

PARA ALESSANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora