Despedida (Capitulo 28)

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-¿Qué... qué estamos haciendo?- digo riendo entre beso y beso que Federick me brindaba.

-Besarnos, solo... eso- dice empujando de mi suavemente, hasta que todo mi cuerpo logró chocar contra la puerta del cuarto de servicio. Nos habíamos encerrado en un cuarto que eran para los empleados, estábamos rodeados de productos para limpieza, baldes, lampazos y demás; ha decir verdad no era para nada romántico el sitio, pero eso no me importaba en lo absoluto, solo lograba pensar en las manos de Federick sobre mi cintura trazando caricias hasta llegar a la parte trasera de mi espalda.

El beso se había tornado apasionado, ya no había inhibiciones de por medio, por falta de aire Federick se alejo solo un poco y cuando creí que la magia había terminado fue directo a mi clavícula. Mordió suavemente mi cuello como si su vida dependiera de ese mordisco, ahogué un pequeño grito en su cuello y pude sentir como sus labios formaban una cálida y tranquila sonrisa contra mi piel. Sentía su lengua subir y bajar sin detenimiento alguno, yo solo me dedicaba a disfrutar y jalar su cabello alguna que otra vez, pero recordando las marcas que se pueden llegar a dejar en el cuello, decido subir sin previo aviso su cabeza para que podamos seguir besándonos. Su lengua entró a mi en busca de mas, y yo no iba a impedir eso, en el primer espacio que hallé, introduje mi lengua haciendo que desde su garganta se escuchara un leve gemido. Podía decir que éramos dos fieras enjauladas, ya no había compostura, el calor poco a poco se apoderaba de nosotros. Dirigí mi mano hacia su cintura, levantando tan solo un poco su camisa, pero al sentir su piel bajo mis dedos, Federick gruñó y maldijo en voz baja, sin siquiera tener la oportunidad de poder escuchar lo que decía, su cuerpo se despegó del mío y me dio un tierno pero casto beso sobre mis labios.

-Debemos... debemos parar Alegra- se aclaró la garganta y dió unos pasos hacia atrás, pasando su mano por el cabello revuelto que ahora tenía por culpa mía. Nuevamente se veía bien con cualquier aspecto. Que envidia.

-Está bien -respiro hondo y me peino un poco el cabello suelto- tienes razón, hay que detenernos...-digo mirándolo fijo y sin poder respirar una vez más, Federick avanza decidido y vuelve a besarme mordiéndome ligeramente el labio inferior- bueno, eso también sirve.

Federick ríe levemente y me acaricia con sus pulgares el contorno de mis pómulos. Veía su cara algo mas roja de lo normal, su pelo alborotado y su camisa arrugada en la parte de abajo, no pude ocultar mi sonrisa al ver la mala imagen que el Profesor de Literatura traía, y todo esto lo había generado yo, quién lo diría...

-Digamos que tu tampoco te ves nada bien -dice pensativo y solo logro golpearlo despacio en su estomago- tu cabello revoltoso, tu pollera mas subida de lo habitual, sin hablar de tus labios rojos e hinchados, como si hubieras mordido una cantidad de cerezas importante- su comentario me hace reír y me besa suavemente mi frente.

-¿Sales tú primero o lo hago yo?- pregunto mientras acomodo mi camisa y con mis dedos aplasto un poco el cabello que seguro lo tenía como un desastre.

-Tú primero, yo comenzaré una nueva clase dentro de una hora así que mi ausencia no le afectará a nadie- dice mientras acomoda los puños de su camisa.

-A mi me afectará -digo poniendo una carita triste, cual carita del gato de Shrek, pero su mirada seria hace que recobre la postura de inmediato- ¿Dije algo indebido?.

-Vuelve a hacer esos ojitos y tendrás que ponerte otro uniforme porque no quedará nada de el.- dice serio cruzado de brazos mientras su ceja izquierda se elevaba hacia arriba.

Sin más para decir salí corriendo del cuarto riendo como loca, no podía creer que Federick dijera eso. ¡Mi profesor! Dios mio, eso si que no me lo esperaba en lo absoluto. Pero de repente mi risa cesó y yo por poco no me caigo también. Un pecho duro y mas alto que el mío, choca contra mi y unos brazos trabajados me sostienen, así de esta forma mi apreciado culo no choca contra el suelo de los pasillos de Mckenly.

Diferencia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora