Familia (Capítulo 34)

41 1 0
                                    

La mirada de Federick era algo sombría, no sabía si estaba pensativo, enfadado, triste o simplemente quería darme un ramo de rosas. No había emitido sonido desde que nos habíamos alejado del campus del Instituto, solo me había dado la mano para que caminara con él a su lado. 

-¿No dirás nada? -espero que responda pero solo obtengo silencio- Federick por dios...- su silencio empezaba a desesperarme pero cuando estaba por levantarme y dejarlo en ese estado hipnótico en el cual había entrado el hombre al fin rompe el silencio.

-Es sobre mi madre...- dice suspirando suave.

-¿Qué sucede? ¿Le ha pasado algo?- pregunto algo preocupada ya que su rostro no emanaba tranquilidad.

-No, no le ha pasado nada, pero a ti si... -mi mirada se contrajo al no saber a qué se refería- Se ha enterado de lo nuestro.

Mi risa estalló en mil pedazos.

-¿Cuál es el chiste?- pregunta serio y no puedo evitar sonreír. Me daba ternura su preocupación, el hecho de estar así porque su madre sabía de nuestra relación...

Un momento.

Sabía de lo nuestro. Lo sabía. Mierda.

-¡Federick! ¿Eres idiota? -le pego en su abdomen y me mira dolorido- ¿Es que no has podido guardar un maldito secreto?.

-¡Lo sé! Es que ellas han venido de sorpresa a mi casa y cuando me preguntaron si por fin tenía pareja no pude evitar sonreír al recordarte -mis mejillas se incendiaron al instante- entonces tuve que decir que sí. ¡Y ahora quieren conocerte!- su exasperación podía ser observada a miles de kilómetros.

-Aguarda ahí. ¿Ellas? ¿Quiénes son ellas?- mi pregunta tarda salir de mi garganta ante mi sorpresa.

-Mi hermana y mi madre...-sus ojos desaparecen en las alturas y yo siento que mi estómago se encoje.

-No. Definitivamente no.

-¿No? ¿Así sin más?- me mira extrañado ante mi respuesta tajante.

-No voy a conocer a tu madre y hermana el mismo día, es como meterme a la boca del lobo con caperucita roja -mi comparación hace que de la boca de Federick se escape una risa- por supuesto que no.

-Sólo será por unas horas, apenas una cena y ya. No muerden como el lobo a la abuela, lo juro- ambos reímos fuerte para terminar la risa en un suave y cálido beso.


Durante mi espera por Caroline en una plaza, en el horario de la tarde, mi cabeza no paraba de dar vueltas, de sólo imaginarme sentada frente a las dos mujeres más importantes que tiene Federick en su vida mis piernas temblaban como un gran flan. Estaba realmente muy asustada ¿Qué pensarían de mi? Ni siquiera habíamos establecido esta relación con un titulo y ahora debíamos presentarnos en sociedad por una metida de pata de él. Lo que más quería era tener algo sano y hermoso con Federick, pero todo a su debido tiempo, yo no olvidaba a Tyler y el estar haciendo esto a tan corta distancia de mi separación no me parecía muy...

-¿Me escuchas? ¡Alegra!- mis pensamientos se habían visto interrumpidos por la voz de Tyler.

Mierda. Tyler.

-Si, si te escucho. ¿Qué sucede?- le digo nerviosa mientras tomo un sorbo del café que había comprado hace instantes.

-Te decía que te noto rara, o diferente no sé, tal vez lo extraño es que...-lo interrumpo levantando la mano.

-¿Lo extraño es que no me veas llorando por los rincones?-  frunzo mi seño y se que eso le molesta, además de mi comentario.

-No Alegra no es eso, esta observación viene de hace unos días. Estás distinta, sólo es eso. ¿Te sucede algo?- pregunta algo cercano para mi gusto.

Diferencia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora