Caja extraña (Capitulo 29)

90 2 0
                                    

La casa se sentía muy vacía, Jeremy ya no estaba en ella; de hecho ya debía de estar en viaje, me hubiera gustado acompañarlo al aeropuerto pero viajaba de madrugada y nos había pedido que no nos despertáramos por eso, algo que odié. Me encontraba en mi cuarto desayunando tras la mañana fría que hoy el día nos brindaba, algo que no agradecía tanto ya que las semanas se habían visto envuelta por días calurosos y eso era algo que yo amaba, además me veía tan pálida que necesitaba tomar sol cuanto antes, en serio parecía un fantasma. Mi desayuno consistía en algo mas pesado de lo habitual, algunos frutos rojos, huevo revuelto, café, un exprimido de naranja y algunas tostadas con queso. La verdad que comer, en cantidad por cierto, era algo que me encantaba y lo hacía con gusto, gracias a Dios mi madre había hecho las compras del mes y mi estómago lo agradecía. El entrenamiento en la Universidad era duro así que debía estar preparada para cualquier ocasión en emergencia. Y repito, la vida comiendo es un placer que si puedes dártelo, aprovéchalo. 


Un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos y solo atino a pronunciar "pase"  dejando los frutos rojos caer sobre mi boca. Mi madre se encontraba del otro lado de la puerta vestida algo formal para ser la mañana, así que decidí preguntar primero que sucedía.

-¿Por qué así?- digo señalando su vestuario de arriba a abajo.

-Tendré una reunión en media hora, pasaba para decirte que tendrás la casa sola por unas horas, así que nada de descontrol Alegra, hablo en serio- dice seria y solo me limito a sonreír y a beber un poco de mi exprimido.

-Esta bien, como diga señora comandante -digo llevando mi mano hacia mi cien y ella solo sonríe.

-Por cierto ¿qué sucedió ayer en la noche? Me refiero, cuando tocaron la puerta y recibiste una caja- dice mientras acomoda su bolso tras su espalda.

Mierda. La caja, lo había olvidado por completo.

-Pues no lo sé, porque no la he abierto...- digo buscando con mi mirada la caja dentro de mi cuarto, pero recuerdo que la había dejado debajo de la cama.

-A lo mejor sea un admirador secreto -dice guiñando un ojo y solo rodeo los míos- luego me contarás que ha sucedido con Tyler, es algo que me interesa. Adiós hija- dice saliendo de mi cuarto cerrando la puerta con suavidad.

Maldito Jeremy por no cerrar su bocota ayer en medio de la cena familiar. Ahora debía hablar con mi madre sobre ese asunto, y yo apenas lo podía digerir.

Extiendo la mesa de desayuno hacia los pies de la cama para poder estirarme mejor, extiendo mi cuerpo hasta el suelo y busco con mis brazos la caja que se encontraba debajo de mi cama, al tocarla con mis dedos la atraigo hacia mi de inmediato levantándola con fuerza tratando de no caerme de bruces. La caja era tal cual la recordaba la noche anterior, roja y pesada con una extrañes en su letra, ya que no había nombre y ni siquiera sabía si un cartero la había dejado en la entrada de mi casa o si el dueño de esta la había dejado.

-Veamos que tenemos por aquí...- saco la tapa y lo que encuentro dentro de ella me parece mas que extraño, sobres de cartas, papeles, un oso de peluche, una rosa marchitada y un montón de pequeñas fotografías se encuentran dentro de ella. Tomo entre mis manos el oso de peluche y lo inspecciono, no es mucho de mi agrado aunque se ve lindo, pero un poco viejo. La rosa la verdad es que me daba igual, no me gustaban las flores así que si estaba marchita o no, no era algo de mi interés. Una de las pequeñas fotografías instantáneas llamó mi atención, unas manos entrelazadas se encontraba en la foto, era evidente que eran las manos de una mujer y un hombre por el tipo de tamaño, pero por alguna extraña razón reconocía la mano de este, había una pulsera roja y azul que cubría su muñeca por completo, y esto solo me llevaba a una persona que tenía una pulsera idéntica.

Diferencia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora