Capítulo 3: Venía a que me calentaras tú.

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P.O.V LOU

~Horas después ese mismo día~

Estaba deshaciendo la maleta, cuando golpearon la puesta de mi habitación.

–¡Adelante! –le grité a quien fuera que estuviera al otro lado de la puerta.

–Creo que me debes una explicación –recordó Clara riendo y haciendo una rara postura que me hizo reír a mí también mientras asentía.

Nos acomodamos en el sofá de delante de la chimenea, listas para que comenzara a narrar todo lo que pasó aquel día de verano.

–A ver si lo he entendido bien, ¿solo yo sé lo que paso entre vosotros? –preguntó mirándome, a lo que yo asentí con la cabeza– ¿Por qué no se lo has contado a Natalia?

–Pues porque James tiene razón cuando me llama cobarde, no tuve el coraje suficiente para enfrentarme a la situación y salí corriendo –expliqué–. ¿A ti te gustaría que tu mejor amiga te recordara así?

–No fuiste una cobarde, todo lo contrario, muy poca gente hubiera tenido el coraje que tuviste tu para hacer eso. –explicó, no sé si para hacerme sentir mejor o realmente lo pensaba pero me quité un gran peso de encima al contárselo a alguien.

–Tal vez tengas razón, pero por favor igualmente no le digas nada a Nat (como solíamos apodar a mi mejor amiga), ya sabes cómo es, intentaría juntarnos aun no sintiendo nada el uno por el otro.

–Bueno, eso de que no sentís nada el uno por el otro... –insinuó mi amiga con una sonrisa.

–Yo no siento nada por ese estúpido, ni lo volveré a sentir nunca –musité molesta frunciendo el ceño.

–Pero lo sentiste, lo puedes...

–Ya lo has dicho tú, sentiste, en pasado, no cometería el mismo error dos veces. –la interrumpí.

–Tal vez tengas razón... –dijo no muy convencida de sus palabras.

***

Después de la charla con mi amiga, me dirigí a mi habitación para comenzar a prepararme para esta noche, era nochebuena y habíamos pensado cenar todos juntos para ponernos un poco al día sobre los demás y celebrar la noche.

Al entrar a la habitación escuché la ducha, y fruncí el ceño al recordar que teníamos baños individuales, solo podía ser que alguien se hubiera colado en mi baño, ¿pero quién?

Caminé hasta la puerta del baño, cuando dejé de escuchar el agua caer y oí la ducha abrirse, corté el espacio que había entre donde estaba y la puerta, y la abrí.

Delante mío se encontraba James con solo una toalla atada a la cintura, con gotas de agua cayendo lentamente por su torso tonificado hasta llegar a la toalla y desvanecerse, ¡qué bueno estaba este tío!

–¿Ves algo que te guste? –preguntó con una ceja levantada sonriendo de lado, creído.

–¿Qué haces en mi baño? –inquirí enfadada ignorando su pregunta.

–Es de mala educación contestar a una pregunta con otra -explicó divertido.

–Habló el señorito que se cuela en las habitaciones de los demás, eso es de muy buena educación, ¿no? –comenté enfadada– ¿Me quieres explicar que mierda haces en mi baño?

–El calefactor de mi baño no funciona. –explicó ahora serio pero con un brillo en la mirada, ahora que lo decía, en el baño no hacia precisamente calor, miré el regulador de temperatura.

–Y si es por eso, ¿porque no lo has encendido aquí? –pregunté muy molesta, este chico es imbécil.

–Creo que me has entendido mal, venía a que me calentaras tú. –respondió riendo, al escuchar eso abrí los ojos como platos.

–¡Fuera de aquí! –grité mientras le intentaba empujar fuera del baño, pero el cabrón tenía mucha más fuerza que yo.

–Siempre haciéndote la difícil –agregó con una sonrisa de lado, de esas con la que cualquiera habría caído en sus redes, pero yo no soy cualquiera, ya había caído una vez, no volvería a cometer ese error, así que no paré de empujarle–. ¡Para ya! -exclamó enfadado por tanto empujón y puñetazos a su torso.

Me cogió por las muñecas para que parara, empecé a forcejear para poder soltarme pero al estar el suelo mojado, James resbaló y cayó de culo, cayendo yo encima de él. Nuestras caras estaban a pocos centímetros de distancia, nos miramos a los ojos, o no, sus ojos no por favor...

–¡Lou! –escuché que me llamaba alguien desde la habitación, pero no era alguien cualquiera, si no Esty, me intenté levantar rápidamente para que mi amiga no nos pillara en esta situación y sacara conclusiones que no eran, pero James no tenía los mismos planes que yo, me agarró de la cintura, y aunque le susurré que me soltara, negó con la cabeza sonriendo maliciosamente, y sin esperármelo juntó nuestros labios.

Fue un beso desesperado, como si lleváramos esperando ocho años para volver a repetir el ultimo día de instituto, pero, ¿no era que el no besaba a feas?

No recordaba lo que era besarle, y aunque lo hubiera recordado, jamás lo hubiera sabido explicar, había demasiados sentimientos sin ningún significado para entenderlo.

–¿Lou, me dejas tu acondicionador? –preguntó Esty entrando en el baño, mientras yo no escuchaba más que el sonido de mis latidos y una voz lejana de fondo– ¿Lou? –Al escuchar ese grito sí que me separé rápidamente de James, miré a mi amiga, estaba sorprendida pero noté un brillo de diversión en sus ojos. Abandonó el cuarto de baño sin mediar palabra. Me levanté rápidamente y salí detrás de Esty antes de que esto saliera de aquellas cuatro paredes.

Don't forget me/No me olvides [VERSIÓN DEFINITIVA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora