(James)
Me estaba besando, ella a mí y no al revés. Tardé unos segundos en reaccionar cuando sus labios estallaron en los míos, pero en cuanto me inmuté no existía nadie más que nosotros dos. Esa maldita chica tenía la increíble capacidad de transportarme a otro mundo y dejar mi mente en blanco cuando nos besábamos, haciéndome sentir muy liviano, como si flotara.
Caminamos frenéticamente en busca de una pared en la que apoyarnos, mientras nos seguíamos besando con ansia, como si esto fuera lo único que nos saciara.
Como siempre, le hice enrollar sus piernas en mi cadera. Me gustaba que hiciera eso, nuestros cuerpos quedaban más pegados. Envolvió mi cuello con sus brazos, para no caerse y enredó sus dedos en mi cabello. Yo posé mis manos en su trasero para que no se cayera y se lo acaricié apasionadamente, aunque de vez en cuando subía mis manos hasta el borde de su camiseta y las deslizaba por su espalda haciéndola estremecer.
Seguía buscando la pared, pero con los ojos cerrados y caminando de espaldas no era muy fácil. Además, tenía cosas más importantes en las que concentrar mis cinco sentidos; en especial la que tenía entre manos, literalmente.
Choqué con algo, pensé que era la pared, pero no recordé que nos habían dejado una escalera para pintar el techo y que habíamos dejado el bote de pintura en ella. Al escuchar que la escalera caía sobre nosotros abrimos los ojos y paramos de besarnos, Lou puso las piernas en el suelo y yo la cubrí para que no le cayera pintura encima.
- ¡Mierda! -Exclamé al sentir como la pintura caía por mi rostro.
- Pintura James, pintura, no mierda. -Dijo riendo.
- No le veo la gracia, la próxima vez dejo que te caiga a ti toda la pintura. -Agregué. - ¿Cómo voy a ir hasta mi casa con estas pintas? -Pregunté alarmado.
- Ven a ducharte a mi casa, está aquí al lado, ya lo sabes. -Contestó.
Dejamos todo tal y como estaba, prometiendo que mañana volveríamos para acabar con la pintura y comenzar a elegir la iluminación y los muebles.
- ¿Sabes donde está el baño? -Me preguntó. Negué con la cabeza.
- Siéndote sincero me importa más tu cama, tu sofá, ya sabes, sitios en los que podamos tener algo de diversión. -Aclaré guiñándole un ojo. Me gustaba provocarla.
- ¿Nunca te cansas? -Inquirió cansada.
- ¿De qué? -Pregunté. - ¿De ser tan atractivo, simpático, interesante, todo un caballe...
- De ser tan egocéntrico. -Me interrumpió.
- No soy egocéntrico, soy realista. -Aclaré. -Cuando voy a comprar preservativos a la farmacia, la farmacéutica me pregunta, ¿para llevar o para echar un polvo aquí? Las tengo a todas loquitas. -Expliqué.
- Son ganas de subirte el ego a lo tonto, después te crees esas cosas y no es bueno. -Respondió.
- Preciosa, sabes que todo eso és cierto, tu misma deseas estar entre mis piernas, solo que eres una orgullosa y no lo vas a aceptar.
- Vete a la ducha y déjate de tonterías. -Me reclamo, ignorando mi comentario anterior.
- Esperaba que te ducharas conmigo. -Dije cogiéndola por la cintura y pegándola mi cuerpo. -Así podríamos acabar lo de hoy. -Susurré en su oído alargando las palabras.
- Pues ya puedes seguir esperando. -Me susurró en mi oído de la misma manera, mientras se liberaba de mi agarre.
Fui hacia el baño, pensando en la razón por la que siempre que estaba a punto de acostarme con ella algo o alguien nos interrumpía, iría en contra de la naturaleza si hacía falta pero esa chica iba a ser mía pronto, muy pronto.
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Don't forget me/No me olvides [VERSIÓN DEFINITIVA EN AMAZON]
Novela JuvenilLou nunca llegó a olvidar a James y James pasó años preguntándose por Lou, a pesar de no olvidar lo que había pasado entre ellos, no se reconocieron estando uno frente al otro. Menuda ironía. Con el tiempo, será obvio que nuestra protagonista neces...