Capítulo 27: Es especial.

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(James)

Abrí lentamente los ojos cuando noté que alguien se movía entre mis brazos y recordé lo sucedido la noche anterior.

No sé en qué estaba pensando cuando la invité a quedarse a dormir a mi casa; se supone que ninguna mujer era lo suficiente buena como para pasar una noche en mi cama, pero aquí estaba, en mi cama y dormida entre mis brazos.

Mi mano abandonó su cintura para deslizarse por dentro de su camiseta, acaricié su abdomen mientras subía lentamente hacia sus pechos.

- Como esa mano siga subiendo te quedas sin ella. -musitó.

- Buenos días a ti también. -susurré en su oído, mientras bajaba mi brazo de nuevo hacia su cintura.

- Gracias por dejarme dormir aquí. -murmuró escondiendo su rostro en la almohada. - No es muy normal en ti.

- No te hagas ilusiones. -dije dándome la vuelta para levantarme de la cama.

- ¿No decías que si una tía dormía en tu cama...

Di gracias a quien fuera que había llamado al timbre, por no dejar que Lou acabara esa frase.

- Tengo que abrir. -La interrumpí.

- Claro. -asintió.

Baje las escaleras y me dirigí a la puerta.

- ¡Mamá! -exclamé al ver quien había al otro lado de la puerta.

- James, cariño. -sonrió. - Cuanto tiempo.

Hice pasar a mi madre, y al cerrar la puerta la abracé. Mi madre podía tener muchos defectos, pero no había persona a la que quisiera más. Cuando nos separamos, vi que mi madre agrandaba los ojos sorprendida, miré en esa dirección.

- ¿¡Lou!? -preguntó mirando a la morena.

- ¡Teresa! -exclamó mi vecina, acercándose a darle dos besos. - Cuantos años sin verte, ¿qué haces aquí? -preguntó.

- Venía a ver si por fin mi hijo había sentado la cabeza. -explicó mi madre sonriéndole a Lou- Y ya veo que sí. Me alegro que haya sido contigo, al fin una mujer de verdad.

Inmediatamente, los sorprendidos ojos de Lou buscaron los míos. Me mordí el labio y me encogí de hombros, haciéndole saber que no tenía ni idea de lo que hablaba mi madre.

- Teresa, James y yo...

- Mamá -la llamé-, siéntate en el comedor y hablamos tranquilamente mientras desayunamos. -dije interrumpiendo a Lou y señalándole la isla de la cocina a mi madre.

- Cariño. -susurró mi madre en cuanto Lou se adelantó para ir a preparar algo de desayuno- Estoy tan orgullosa de que por fin hayas encontrado a alguien tan bueno como Lou. -me sonrió.

- Mamá, hace años que no la ves, y con esta solo van tres veces que hablas con ella. -aclaré. - ¿Cómo puedes saber que es tan buena?

- Porque he visto como la miras. -me explicó mi madre.

- Ya casi está el desayuno. -exclamó Lou sonriendo.

Le dije a mi madre que se sentara en la mesa del comedor, que yo iba a ayudar a Lou a preparar y llevar las cosas a la mesa.

- ¿Por qué haces esto? -inquirí cuando llegué a la cocina.

- ¿No quieres fruta? -preguntó Lou parando de cortar la fruta. Fruncí el ceño. -Ah, ¿te refieres a lo de que estamos juntos? -asentí.

- No tienes por qué seguirle el rollo. -aclaré.

- Ya, pero la veo feliz y orgullosa de su hijo. -comentó dejando el cuchillo con el que estaba cortando la naranja.

Don't forget me/No me olvides [VERSIÓN DEFINITIVA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora