Capítulo 29: Solo somos amigos.

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(James)

- ¿Cómo me encontraste? -preguntó Lou, frotándose disimuladamente los brazos para entrar en calor.

- Escuché que habíais quedado en aquel italiano súper pijo de cerca de casa, y cuando salí para dirigirme hacia allí os vi en el Starbucks. -expliqué mientras me quitaba la chaqueta y se la ponía sobre los hombros.

Estábamos sentados en la sala de espera y, aunque fueras altas horas de la madrugada, había una pareja sentados delante nuestro, con dos hijos que, entre ellos, no tenían parecido ninguno. La niña parecía hiperactiva, todo el rato de un lado al otro y su madre repitiéndole que se sentara tranquila, mientras el niño no se había movido de al lado de su padre y parecía muy ensimismado con el libro que tenía entre las manos. No tendrían más de 9 años.

- Gracias. -murmuró metiendo los brazos por las mangas de la chaqueta. -Había llegado a pensar que me habías infiltrado un chip debajo de la piel mientras dormía.

- Me ofendes. -reí.

Llevábamos dos horas y no había noticias de las pruebas que le estaban habiendo a mi madre.

Cuando mi padre murió, mi madre comenzó a tener problemas de salud. Estaban muy unidos y uno era la razón para vivir del otro, podría asegurar que no había visto dos personas que se quisieran tanto como ellos dos, cuando ellos estaban en la misma sala que tú, en el aire había algo especial, un juego del que solo ellos dos sabían.

Miré a Lou que tenía una tímida sonrisa en el rostro mientras observaba a la pequeña que seguía sin quedarse quieta.

Recordé que casi se besa con un idiota al que acababa de conocer esa misma mañana.

- Si no hubiera interrumpido, ¿le habrías besado? -pregunté captando su atención y provocando que la sonrisa que antes llevaba desapareciera.

- No lo sé. -respondió encogiéndose de hombros- Si interrumpiste, tal vez es porque no tenía que pasar. -agregó.

- Pero, ¿querías besarle? -inquirí.

Lou retiró sus ojos de los míos y fijó su vista en el suelo, mientras parecía llevar una batalla interior consigo misma.

- No. -dijo finalmente. -No le hubiera besado, no quería hacerlo.

- ¿Por qué? -quise saber.

- No soy como las fáciles de tus amigas, con las que te acuestas el primer día. -respondió.

Francamente, no esperaba un: "porqué tú me dijiste que no lo besara" o un: "porqué quería conservar el sabor de tus labios en los míos." No esperaba que esto saliera de su boca jamás, pero yo tampoco creía llegar a pensarlas nunca.

- Si hubiera sido yo el que ha tenido esa cita contigo, y no el palurdo ese, te aseguro que hubieras pasado una noche divertida -le guiñé el ojo al decir esto último-, tú ya sabes a que me refiero.

- ¿Cómo estas tan seguro de eso? -preguntó elevando las cejas.

- Porque te pongo. -contesté en un susurro muy cerca de su oído.

- ¿Tu madre ha tenido que ingresar con una bajada de tensión y tú sigues con la absurda teoría de que estoy enamorada de ti? -Inquirió Lou, intentando ocultar el estremecimiento que le había provocado mi cercanía. -Madura James.

No quería tomarme esto en serio, porque en el fondo deseaba que solo se tratara de un pequeño susto y mi madre estuviera bien.

- ¡María! -escuché gritar a la mujer que estaba sentada delante de mí.

Don't forget me/No me olvides [VERSIÓN DEFINITIVA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora