Capítulo 25: No soy tan estúpido.

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(Lou)

- ¿Cómo que vecinos? -Pregunté por segunda vez.

- Vecino. -sacó su móvil del bolsillo y buscó algo en Google-Persona que vive en el mismo edificio que otra, pero en diferente vivienda. -leyó- Pero si quieres, podemos mantener algo más que una simple relación de vecinos. -comentó James guiñándome un ojo.

- Idiota, no soy estúpida, se la definición de la palabra vecino. -escupí molesta por la situación.

- Jóvenes... -murmuró mi vecino por lo bajo.

- Seguro que haces esto solo para molestarme. -agregué arremetiendo contra ex amigo.

- El mundo no gira a tú alrededor, mocosa, a ver si te enteras. -contestó a mi acusación. Nuestras miradas se encontraban en combate una contra la otra.

- Muchacho. -llamó mi vecino a James, haciendo que este retirara su mirada y la mía se diera por ganadora- ¿Cuento contigo para comprarme el piso? -preguntó dándole la mano para cerrar el trato.

- Claro. -contestó estrechándole la mano de vuelta, mientras me miraba por el rabillo del ojo.

***

Después de aquello, James, me comentó que volvería al trabajo para pedir una hora libre y poder irse a firmar el contrato y llamar a la mudanza. Gran idiota, el primer día y ya se está pidiendo horas libres.

Yo me había pedido medio día libre para ir a recoger a Bigotes a casa de Cristian, un amigo del instituto con el que seguía teniendo contacto, y que había insistido en quedárselo cuando le dije que me iba a la nieve y que era un lugar muy frío para llevarlo tan pequeño.

Bigotes era mi pequeño gato suicida, no os toméis esto último muy enserio, pero cuando vi la serpiente de mi vecino en mi casa, y a mi gato intentando tirarse de la encimera para jugar con ella, lo creí muerto.

Mientras recogía el desastre de mi sala de estar, pensaba en las palabras de Cristian. Tenía que pedirle a alguien que fuera mi pareja, no podía presentarme a una boda sola, no era de guiarme por las modas ni por las influencias pero, estarían todos mis amigos del instituto y estaba segura de que James, sería el primero que se burlaría si apareciera sola, mientras que el llevaría a la tía más rubia, más guapa y repipi que pudiera encontrar.

***

Venía de hacer la compra, cuando me encontré con James, en la ahora puerta de su nueva casa, supongo que esperando que le subieran algún mueble.

Le saludé con la cabeza.

- Lou. -saludó. - ¿Quieres pasar? -me preguntó mordiéndose el labio.

- Claro. -afirmé, dejando las cosas en la puerta de casa y dirigiéndome a la suya.

Cuando fui a entrar, no se apartó del borde de la puerta donde se encontraba recostado, me lo quedé mirado para que se apartara, pero lo único que hizo fue un gesto con las manos indicándome que entrara. Pasé entre se torso y el marco de la puerta, mi hombro se apretaba contra su torno y noté su duro y trabajado abdomen. <<Concéntrate Lou>>, pensé.

Tenía la misma forma que mi ático solo que con otra distribución, habían dejado algunas paredes en blanco, pero otras las habían pintado de rojo, decorado con muebles blancos y negros, dándole al loft un toque masculino inigualable.

- Es muy bonito. -alagué. Me giré a tiempo para ver su preciosa sonrisa.

- Gracias, lo he diseñado yo, llevo tiempo buscando piso y ya tenía muy claro como quería distribuirlo, solo me faltaban las medidas y poco más. -explicó- Mi pequeño santuario tiene que ser especial.

Don't forget me/No me olvides [VERSIÓN DEFINITIVA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora