[05]

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Phillip

Esperé a que mi hermano se fuese al pequeño recado que consistía en comprar más leche para la semana, desde que estaba Frank otra vez bajo nuestro techo, aunque le dejáramos claro que no era su hogar, nuestra despensa sufría graves pérdidas de comida entre lo que comía él, sus líos casuales y sus supuestas novias moribundas.

Le había mandado a Ian ir a la tienda con la excusa de que saliese un poco de su cama y de paso que le diera el aire después de una semana sin ni siquiera olerlo. Era una excusa para poder ir tranquilamente a la casa de los Milkovich, más concretamente mis intereses eran dirigidos en la jodida hermana Milkovich. No iba a permitir que después de tanta amistad de Ian y Mandy la última nombrada jodiera todo justo cuando Ian necesitaba más apoyo, su bipolaridad seguía muy presente aún con la medicación y lo quería mandar todo a la mierda por un puto ataque de celos... Sabía las exageraciones de Mandy tras prácticamente estar 24 horas con ella bajo el mismo techo hace bastante, hasta yo era exagerado y ella lo sabía mejor que nadie cuando quería. Pero hay niveles que no se pueden pasar y ella los había sobrepasado.

Me daba igual que las cosas con Mandy no fuesen de la mejor manera por mi forma de pensar sobre una relación, pero por mis cojones iba a ir a su casa y no me iba a ir con las manos vacías, me iba a ir con una explicación de antemano.

Al llegar a la casa di un leve asentimiento hacía mi mismo debido a que la calle estaba desolada, lo normal en esta zona, recordando la descripción que me había dado horas antes mi hermano todo seguía igual o quizás un poco más destrozado en todo caso, tenía razón con todas y cada una de las cosas que había dicho. Que estuviese más destrozado era extraño, si no vivía Mickey ahora y tampoco Mandy que llevaba ahí apenas 4 horas ¿En que líos se habrá metido la rusa?

Al entrar intente hacer lo que me dijo mi hermano: Dos empujones fuertes y la puerta estará abierta. Pero su idea resultó ser un fallo total ya que estaba vez parecía cerrada nunca la cerraban, la norma de nunca cerrarla la había implantado el padre de los Milkovich, me extrañé y piqué rezando que me abriese la rusa, porque si me abría Mandy me iba a mandar a la mierda y ni siquiera me dejaría el intento de poner un pie en su casa. Piqué por segunda vez debido a que mientras inspeccionaba la casa aún no habían hecho amago de abrir. Se me implantó una sonrisa al ver que abrían pero como si de una película preparada se tratase. Al ver que la que poco a poco me abría era Mandy se me borró la sonrisa de golpe ,me sorprendió que no la cerrase y que simplemente me mirase como si no se pudiese creer que estaba delante suyo, la verdad es que yo tampoco me lo creía. Estaba aquí para un tema que ni si quiera tenía que ver conmigo, aunque que fuese el hermano de Ian me involucraba un poco.

—¿Hola?

—Eh...Hola ¿Podemos hablar? —intenté que la rabia no se colase en mi tono de voz. 

Rezaba para mis adentros para que la respuesta fuese un sí, Mandy parecía muy alegre y Ian tenía razón con otra cosa: Tenía mucho mejor aspecto.

—Claro, pasa —señaló el interior de la casa.

Sí existiera verdaderamente el dios que por dentro cuando pasa algo bueno da saltitos el mío estaría bailando como un loco... Aunque pensándolo mejor que estuviese tan positiva me estaba rompiendo todos los esquemas de conversación. Mis esquemas de basaban en ella perdiendo el control gritando y yo tratando de hablar, pero no iba a poder ser si seguía en el modo de paz y amor cero rencor. Iba a tardar más de lo que esperaba en un principio ¿Desde cuando el diálogo estaba implantado en los Milkovich? Solo faltaba que ahora Mickey no fuese un macarra y se sacase el titulo escolar. 

Al pasar vi a Svetlana dándole la leche a su hijo, que nunca recordaba el nombre, la saludé con un movimiento de cabeza que no me devolvió y giré la cabeza, aunque medio barrio la habíamos visto desnuda era muy incómodo con su hijo pegado en el pecho.

—Mejor pasa a mi habitación aquí lo escuchará esa —señaló con asco a Svetlana. Ian no me había contado que se seguían llevando tan mal, pensé que ya todo era más fluido y que se comenzaban a aceptar, pero mis pensamientos no estaban en lo cierto.

Quería negar el entrar por que sabía perfectamente como iban a acabar las cosas y solo había venido a hablar.

Sólo hablar Lip.

Mandy se sentó en la cama separando ligeramente las piernas apropósito.

—¿Qué querías hablar? —disimuló como si no supiese que me estaba provocando. 

—Vengo por Ian.

—Como no... —rodó los ojos y se empezó a tocar el pelo como si lo que fuésemos hablar fuese el tema más aburrido de la jodida vida ¿Se le olvidaba que todo era su culpa?

—Solo quiero decir que no veo normal que por un ataque de celos se haya liado la que se ha liado.

—¿Ataque de celos? —dejó de tocarse el pelo y puso una mueca confusa en la cara... Quería pensar que fingía, pero la conocía tan, pero tan bien, que sabía que no entendía puta mierda y conectando un par de ideas supe que Ian me había mentido—. Siéntate —señaló un lado de la cama—. Te queda mucho que saber.

(...)

Mandy me había contado todos y cada uno de los detalles. Incluso había confiado en mi para contarme su anorexia. Sin darme cuenta estábamos en su cama, con ella encima de mi regazo y mientras ella me acariciaba el pelo yo pasaba las manos suavemente por su cadera. Parecía un gesto tan impropio de nosotros que ninguno comentó nada. Cuando terminó de hablar se dio cuenta de nuestra posición y le dio el toque Mandy: cero sentimientos, todo sexual. 

—Ahora ven y vamos a follar —se tendió en la cama.

—Lo siento, pero yo ya me voy —reí mientras me levantaba, podía estar lo más resentida que quisiera pero las ganas de follar no se le quitaban nunca.

—Capullo.

—Un capullo con respuestas —grité mientras reía saliendo por la puerta.

Acéptalo;GallavichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora