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Ian


Creo que Mickey y yo nos acabábamos de enterar que nuestro barrio tenia una biblioteca, como estábamos buscando billetes para irnos a Argentina no podíamos hacerlo en su casa porque no tenía WIFI, ni en la mía porque Kev y Vero habían decidido cambiar la contraseña ya que les iba excesivamente lento. Palabras suyas no mías.

Mickey estaba como loco buscando en cada web que veía y le ponía nervioso el hecho de no llevarse exactamente bien con la tecnología. Sus: "Coño, joder y hostia puta" en voz alta casi nos cuesta que el secretario nos echara, no era la típica señora amargada que hasta cuando estornudas te manda a callar, pero puedo confirmar que cada vez que Mickey levantaba el puño como si fuese a pegarle a el ordenador le salía una cana de cada color.

Al final de la tarde, casi noche, me había conseguido poner yo al mando de el ordenador, aunque convencer a Mickey me había costado lo suyo, no es que yo fuese un experto, pero si no me salía podría asegurar que no iba a pegar a nadie ni mucho menos meterle un puñetazo a un ordenador que para pagarlo como mínimo tendría que vender un riñón.

A la hora de pagar Mickey se hizo cargo, los billetes no nos habían costado muy caros contando que eran al extranjero, dos cientos cuarenta por persona estaba muy bien, no había llegado a ver si el hijo de Mickey también pagaba porque literalmente me había acechado cuando había saltado la pestaña de "Inserte numero pin de la tarjeta para confirmar el pago"

(...)

Al llegar lo primero que mi vago novio hizo fue echarse en la cama como si acabara de correr un maratón—. Dios mío Mickey que solo hemos comprado unos billetes.

—La maquina esa que me quita la poca energía que tengo —gruñó enterrando la cara en la almohada.

—Hazme un hueco anda.

—¿Vas a dormir aquí otra vez?

—¿Tu que crees? Igualmente es la primera vez que técnicamente duermo —respondí bajándome los pantalones en un intento de hacer algo sexy.

—Me da igual que te quedes a dormir o a follar ¿Tu familia se ha preocupado o algo?

—Hostia puta —saqué rápidamente el móvil de mi bolsillo, me esperaba algo mas exagerado como cuarenta llamadas perdidas, o incluso cien mensajes, como les pasa a las protagonistas de las películas, pero lo máximo que tenía yo era dos mensajes de Lip y uno de Carl.

[2/10 3:40]Carl: Dice fiona que donde estas

Rodé los ojos, el interés de mi hermano era tan grande como una hormiga.

[3/10 12:45] Lip: Mandy os ha pillado follando y se ha quedado traumada

[3/10 12:48] Lip: Bueno cuando acabéis vuelves a casa si quieres Mandy esta durmiendo en tu cama

Dudé mucho que estuviese durmiendo en mi cama, pero ese pensamiento se quedó para mi.

—¿Y?

—Les importo lo mismo que a ti te importó sacarte el titulo escolar —bromeé haciéndolo reír y girar para hacerme un sitio para dormir.

(...)

Un par de días después de apropiarme de la casa de los Milkovich fui a mi verdadera casa a hacer la maleta, maleta la cual no tenía ya que salir del país nunca había estado en mis planes. Fue realmente penoso que Mickey me ofreciera su maleta intentando convencerme que el podía coger cualquier otra y tener que aclararle que con la de su hijo me bastaba y me sobraba por mi escasez de ropa.

—Vamos a ver: Dos pantalones, la camiseta militar, la chaqueta de Lip... ¿Que coño es esto?¿¡Debbie que coño hacen tus tampones en mi armario!?

—No grites pesado estoy aquí al lado —entró por la puerta—. A ver pasa... esto no es mío yo no me los pongo. Tienen que ser de Fiona.

¿Es normal que haya mas cosas suyas que mías en mi propio armario?

—...por donde iba joder.

—¿Te ayudo? —.sugirió Debbie, en realidad ayudar no le importaba una mierda pero la muy cotilla quería saber porque estaba llenando una maleta con dibujitos de Mickey Mouse con mi ropa.

—Acabamos antes si me dices lo que te interesa y yo te respondo.

—¿Te vas?

—Siéntate y te lo digo.

—Venga ya, no seas dramático, la única noticia que me puede dejar sin habla y tener que sentarme son las graves y que tengan que ver con mi hija —rodó los ojos, que amor de familia.

Desde que soltó esa frase le empecé a contar todo lo referido con Mickey desde que huyo de la cárcel hasta aquí, Debbie nunca había sido muy expresiva y afectuosa pero si que pude ver como iba cambiando su cara cuando le decía cosas relacionadas con Mickey siendo romántico, pero mi sorpresa mas grande es cuando le dije el viaje a Argentina y su cara no tuvo ningún gesto de sorpresa. Me dolió y me pareció sospechoso a partes iguales. 

Acéptalo;GallavichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora