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"Y quizás nos volveremos a encontrar y las cosas serán diferentes y ahí en ese entonces existirá un nosotros"

Ian

—Nosotros solo queremos lo que te haga feliz —habló Debbie mirándome con decisión en los ojos. Cuando mi pequeña sobrina empezó a llorar mi hermana se levantó como una maquina a por ella y a los dos segundos el llanto de su hija se convirtió en dulces y bajas risas por parte de ambas. Era la mejor madre que había podido presenciar en toda mi vida y nunca podré estar lo suficientemente orgulloso de ella.

—Nos vamos a dormir ya, intenta no hacer mucho ruido —habló Debbie en voz baja para no despertar a su hija, la cual hace rato se le habían acabado las risas dándole paso al sueño.

Que su hija se acostara a las diez de la noche me parecía raro, ya que era muy tarde para un bebé, en cambio que hubiese hablado en plural y ver como se acostaba ella a está hora era aún más raro porque si había dejado los estudios no tenía porque levantarse tan pronto, el único que tenia que acostarse pronto porque al día siguiente era el gran día era yo, pero aún me quedaba darle la noticia a los demás Gallagher y esperaba que en estas siete horas todos pasaran por casa, sería muy extraño y doloroso decirle a alguien que te importas que te vas muchísimos kilómetros lejos de ellos por un mensaje de Whatsapp o una llamada de cinco minutos.

Para mi suerte al bajar las escaleras Lip y Fiona, cada uno en una punta de la mesa sin hablar se encontraban cenando, Liam en el sofá encendiendo y apagando la tele que le parecía mas entretenido que verla, tampoco le íbamos a echar la culpa de que la tele fuese mal ya que la tele seguramente tendría la misma edad que el propio Liam.

Lo mas fácil seria empezar explicándoselo al pequeño, el seguramente no entendía que había más vida fuera que en estas cuatro paredes de las cuales no había salido casi desde que nació, mi mayor pánico era que de mayor me guardase el mismo rencor a mi que el que todos mis hermanos y yo le teníamos a Mónica.

—Hey peque —hablé llamando un poco de reojo su atención y tocándole el pelo con la mano como siempre hacía con él, Liam nunca había sido un niño hablador a diferencia de todos nosotros, así que en esta conversación no es que me esperase mucho llanto y que hablase alguien que no fuese yo—. Dentro de poco ya no me verás por aquí, pero no quiero que te sientas mal ni mucho menos —no respondió y espero a que me levantara de su lado para seguir viendo el programa llamado: "Vamos a encender y a apagar la tele como si eso tuviese sentido". No me sentí mal sabiendo que solo era un niño y bastante introvertido, solo rezaba para que no me guardase mucho rencor. 

Ahora tocaba lo difícil: Los Gallagher's mayores.

Nada más entrar en la cocina vi a Lip y Fiona en la misma posición que antes pero mirándome fijamente.

—¿Cómo es eso de que Liam no te va a volver por aquí? —decidió comenzar a hablar Lip, mierda se me había olvidado sus existencias mientras intentaba decirle lo correcto a Liam sin sonar más insensible de lo que ya había sonado.

Sin esperar a que Fiona interviniese empecé a contarles lo mismo que a Debbie con pelos y señales, la diferencia es que al ver su cara sin expresividad mi enfado aumentó y subí corriendo a mi habitación con una excusa bastante mala. A esta familia no le importaba una puta mierda.

(...)

Sin dormir una mierda me levante de mi cama a las seis y media de la mañana, hora en la que había acordado quedar con Mickey en la puerta de mi casa. Ya vestido y sin desayunar intenté no hacer ruido bajando mi mini maleta, aun no podía creerme que esto fuese real, me iba, Mickey estaba fuera, no había vuelta atrás.

Al reunirme con Mickey en su coche lo primero que hizo fue darme un beso y me pidió que no hablase muy fuerte porque Yevgeny estaba dormido en un asiento para bebes en la parte trasera de el coche. Nunca fui de los que les gustaban los coches, ni siquiera me interesaban pero un coche con ocho asientos para guardar dos maletas y sentarnos dos personas y media me parecía exagerado. Coloque su maleta y la mía en un mismo asiento y básicamente sobraban cinco asientos. Con la adrenalina en el pecho subí al coche, Mickey me pidió que fuese hasta su casa a recoger una papilla de su hijo que se había dejado, no sé si el Ian de esa época estaba cegado por la adrenalina o el amor, o tal vez por ambas pero sin rechistar fui corriendo hasta su casa sin preguntarme ni siquiera porque no pasábamos con el coche.

Por tonto que se esforzaba mucho tuve que volver caminando y puedo asegurar que cuando vi a todos los Gallagher's en el coche de Mickey casi se me cae la papilla de su hijo por la felicidad.

Ya entendía porque no habían puesto cara de sorpresa, me sentía mal por haberlos puesto a parir y tonto por estar la noche en vela rayándome por esto. Todos cabíamos pero no de una manera muy legal: Yevgeny mas despierto y feliz que nunca iba en una pierna de Debbie mientras en la otra pierna iba su hija, los niños iban jugando entre ellos, al lado Lip con Carl encima bromeando sobre que Carl era un bebe, por primera vez en mucho tiempo veía una risa real de Carl y en medio una Fiona feliz mirándome fijamente en un claro: Lo conseguimos.

Los mas callados para mi sorpresa éramos Mickey y yo, él conduciendo y yo escuchando Riptide mirando por la ventana, todo muy intenso. Como el final de la típica familia de serie que se va a saber donde. La diferencia es que esto para nosotros no era un final, esto acababa de comenzar.

Acéptalo;GallavichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora