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Ian 

—Ahora que te hemos contado esto nos debes una.

—Ni siquiera me lo has contado Mickey —reí—. Me has hecho intuirlo.

—Lo que sea ¿Me vas a ayudar o no?

—¿No se supone que el favor era para Mandy y para ti? —Mandy se sobresaltó al escuchar su nombre, se notaba en el aire que no estaba pendiente de la conversación.

—Nos conocemos lo suficiente para saber que eso es una vía libre a que te cuente en que me puedes ayudar Gallagher —el maldito cabrón siempre tenia la razón, nos conocíamos demasiado bien.

Me eché para atrás en la silla vieja con los brazos cruzados, una clara señal para que hablara, el gesto Mickey lo captó al instante y Mandy ni se percató.

—Como ya sabes me he escapado de la cárcel porque no voy a hacer condena por un puto delito que no sea real... No puedo plantar un pie fuera de mi casa sin tener cuatro ojos detrás, imagínate allí. Quiero justicia y libertad.

—¿Dónde quieres llegar con todo esto Mickey... Aquí dónde entro yo?

—Necesito entregarme y demostrar que yo no tengo nada que ver con todo lo que ha pasado. Has montado todo este espectáculo de las fotocopias solo para hablar con nosotros, imagínate si nos reunimos todos y demostramos con pruebas que ni yo ni tu hermana hicimos nada. 

La idea era totalmente descabellada, aunque las comisarias de nuestro barrio eran una mierda dudaba mucho que un cargo así pudiese ser olvidado presentando un par de documentos. Pero Mickey no podía estar toda la vida escondido de la policía ni pudriéndose en la cárcel por algo que no había hecho. A lo mejor si conseguía librarse volvíamos a ser lo que éramos... Tanto juntos como individualmente. Esa idea me hacía feliz, pero sabía que necesitábamos a una persona más, una bastante inteligente a decir verdad para ayudarnos con este plan.

—Acepto —vi la alegría de ambos en su cara—. Pero tengo a una persona que nos va a ayudar mucho mas en este plan. 

—¿Quién? —Mickey parecía extrañado, no era secreto de nadie mis pocas habilidades sociales. 

—Mi ex.

—Ni de coña —respondió automáticamente, era gracioso por que lo había dicho por instinto y celos ya que el haría lo que fuese por no estar en la cárcel, da igual que fuese el vecino de el quinto quien nos ideara el plan.

(...)

Trevor parecía pez fuera del agua en casa de los Milkovich. En un principio Mickey no había querido ni acercarse a él, solo le dedicaba malas miradas, pero al ver que realmente estaba interesado por ayudarnos dejó el rencor de lado y le escuchó atentamente. Trevor había preparado todo, carta de lo que tenía que decir Mickey para anunciar su entrega en la comisaria, solicitudes de juicio, todo. Incluso había mirado un segundo plan por si salía mal la demostración de pruebas donde cabía la posibilidad de comprar a un juez. Era todo tan mecánico que daba hasta miedo. 

(...)

El día de la entrega llegó, Mickey estaba nervioso aunque no quería demostrarlo, le apreté el hombro con una mirada significativa la cual a mi sorpresa me devolvió. En el coche solo estábamos nosotros dos y Trevor que miraba por la ventana un poco incómodo dándonos espacio. Finalmente Mickey salió del coche cerrando con un portazo y una carpeta bajo el brazo. Nuestra pobre comisaria hizo saltar las alarmas nada mas verlo y a mi se me tensó todo el cuerpo viendo a Mickey con los brazos arriba. Empezó a gritar cosas que no lograba entender y si no fuese porque Trevor me lo impidió habría salido al momento. Desde mi posición solo podía ver a nuestro fugado mover la boca y a un policía rechoncho escucharlo con un arma apuntándole al pecho. Después de lo que me pareció una eternidad vi como lentamente y aun con los brazos levantados Mickey le tendía la carpeta que habíamos estado días planeando. Cuando vi que el policía bajó la pistola y le hizo un gesto con la cabeza para entrar en una sala se me relajó el cuerpo entero definitivamente. 

(...)

Tanto yo como Trevor nos habíamos dormido en el coche, eran las doce de la noche y no había señales de Mickey por ninguna parte. No fue hasta las dos de la mañana que sin esposar y con la mayor cara de felicidad del mundo Mickey salió de comisaria acompañado de un policía y un abogado que habría llegado mientras nosotros dormíamos. Por su cara supe que todo el tiempo, dinero y tinta gastada había valido la pena.

(...)

Los dos Milkovich estaban que no podían de la felicidad, aunque claramente Mickey lo mostraba más. Tenía una sonrisa preciosa que le dividía media cara. Estaba contento por él, por supuesto que si, había logrado que lo creyeran cuando yo desde un primer momento no tenía fe ninguna en ello.

Nos dirigíamos a paso lento al bar de Kev: Mickey, Mandy, Svetlana con su hijo y yo. Trevor no estaba porque se había ido nada más salir del parquin de la comisaria a saber donde. No sé si Svetlana seguía trabajando ahí o simplemente se unía a una fiesta. Aunque Mickey aun no había bebido en todo el día parecía borracho de lo contento que estaba yendo de un lado para otro haciendo lo que parecía cantar e incluso cogiendo a su hermana por los hombros de una manera bastante cariñosa. Cuando entramos al bar sonó la típica campana de tienda y creo que a partir de ahí fue un alboroto, si , solo por una campana: Todos giraron sus cabezas, Mickey haciendo sonidos de batería comunicó que estaba libre oficialmente, los borrachos empezaron a gritar y desde ahí solo recuerdo vasos de ron de un lado para otro sin cesar, yo bailando con Mickey ,pero la guinda de el pastel para muchos, por no decir solo para mi, fue Mickey empotrándome contra la barra sin ningún tipo de vergüenza y besándome como si no hubiese un mañana.






Acéptalo;GallavichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora