Capítulo 5. Scottie

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Cora

—¿Como se te ocurre enseñarle esas palabras a nuestra hija de solo 6 años?—preguntó Lucy con molestia.

—En primer lugar, no se las enseñé, me caí y salieron impulsivamente y en segundo lugar ¡no me reclames que tú y mi hermanastra me hicieron una muy baja broma!—reclamó de vuelta Chase.

Yo estaba en la sala sentada en el suelo junto a la pequeña Sophie la cual estaba haciéndome otro dibujo ya que el primero estaba, según la perfeccionista de mi sobrina, estrujado.

—¿Siempre discuten de esa manera?—pregunté mirando hacia la cocina donde la pareja se encontraba.

—Si—respondió la rubia sin dejar de dibujar.

—¿Y eso no te molesta?—cuestioné con el ceño fruncido, esta vez dirigiéndome a ella.

—No—negó con una sonrisa traviesa.

—¿Y eso porque? Usualmente los niños que escuchan a sus padres discutir se ponen tristes—hice un puchero. Sophie dejó a un lado su lápiz y me miró.

—Al final de cada discusión papi siempre le compra chocolates a mamá y a mí me gustan los chocolates.—dijo para luego volver a concentrarse en su dibujo.

Comencé a reír.

—Puedes ser hija de Lucy y Chase, pero tienes el espíritu de tu tía—dije mientras revolcaba su cabello.

Chase salió de la cocina con cara de haber visto a un muerto y se dirigió a la puerta de salida.

—¿A dónde vas?—pregunté con curiosidad. El castaño tomó un abrigo que había cerca y sus llaves.

—A comprar chocolates—murmuró para luego salir de la casa.

—¡Qué sean rellenos de caramelo!—chilló Sophie.

A los pocos segundos Lucy llegó a la sala con una bandeja en la cual habían un plato de sándwiches y tres vasos con jugo.

—¿Tienen hambre?—preguntó la castaña con una sonrisa para luego dejar en la mesa las cosas.

—Quien lo diría—comencé con una sonrisa mientras tomaba un sándwich—La mamá del año.

—Eso que no has visto nada todavía—respondió mientras reía.—Sophie, cariño, ¿porque no te lavas las manos antes de comer? Esos crayones estuvieron en el suelo por mucho tiempo antes de que te dignaras a recogerlos.

—Pero mamá—se quejó la rubia haciendo puchero.

—Pero nada, vete—dijo señalando las escaleras. Sophie soltó un bufido y se dirigió a la segunda planta.—Y aprovecha a cambiarte y ponerte tu piyama—agregó. Escuchamos un pequeño Bien de parte de la niña antes de que Lucy comenzara a hablar otra vez.—Como sabrás, yo soy la del carácter en esta casa—comenzó mientras bebía de su jugo.

Yo reí divertida.

—Ya veo—dije dándole un mordisco al sándwich.

Silencio.

—¿Y cómo está todo?—preguntó Lucy.

¿Debería de contarle sobre Jason?

—Bien...excelente en realidad—murmuré a lo bajo pero ella logró escucharme.

Es como si fuera mitad murciélago.

—¿A qué te refieres con eso?—cuestionó levantando una ceja. Mordí el interior de mi mejilla y ese gesto no salió desapercibido.—Cora Zoe Wilkins—comenzó en un tono amenazante.

Niñera Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora