Capítulo 1. Jason Richard

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Cora

—Muy bien, muy bien—dijo mi madre sonriendo viendo algunos dibujos que había echo para la venta de primavera.—Excelente Cora.

—Gracias—murmuré intentando quitar el esmalte color púrpura de una de mis uña.

Amanda Wilkins dejó a un lado los dibujos y dirigió sus ojos azules a los míos. Su largo cabello castaño estaba atado a una coleta alta la cual se movía con gracia cada vez que ella movía su cabeza. Cualquiera que mirara a mi madre pensaría que es mi hermana mayor, es una mujer muy hermosa.

—Cariño—comenzó. Rodé los ojos sabiendo a que se debía ese apodo—Toma asiento.

—No quiero—dije intentando no sonar irrespetuosa. Mamá subió una de sus cejas.

—Soy tu madre, te sientas a no ser que quieras que llame a Mark y lo haga por ti—advirtió señalándome con su dedo índice.

—Como sea—bufé sentándome en una silla frente al escritorio de mi madre. Me crucé de brazos y me deslicé un poco hacia abajo quedando con las piernas abiertas.

—Cora, ¿acaso eres un hombre o una dama? Siéntate como se debe—ordenó ella.

Volví a poner los ojos en blanco y me senté "debidamente"

—Bien—tomó los lentes que llevaba puestos sobre su cabeza y los acomodó sobre sus ojos—¿Cómo te sientes?—preguntó.

—Excelente—sonreí con falsedad.—Muy feliz, ¡Yupi!—moví mi dedo índice dando vueltas en el aire.

—Cora Zoe Wilkins, no seas sarcástica conmigo—me reprendió Amanda.

—¿Y qué quieres que te diga mamá? Si te digo que estoy feliz te molestas, si digo que estoy triste te molestas, es la misma rutina una y otra vez, tú preguntas, yo sonrío, tú estás contenta con mi respuesta y luego yo me retiro, nos ha funcionado muy bien estos últimos años, no entiendo cuál es el problema ahora.—dije molesta. Nunca hay un día en el que yo no discuta con ella, es como si fuera parte de nuestra naturaleza.

Amanda me miró por un momento. Lamió su labio inferior y luego unió ambas de sus manos sobre el escritorio.

—Además de ser tu jefa, soy tu madre. Sé que no estás feliz con lo que haces, sé que es la misma rutina, sé que te obligué a unirte, pero es porque veo talento en ti, un talento que ninguna otra de mis empleadas posee. Cuando se trata de hacer las cosas debidamente, tú eres la indicada y sé que puedo confiar en ti. Pero ya no más, no te obligaré a hacer algo que no quieres, estás libre para tomar tu propio camino—finalizó tomando los papeles que le había dado para volver a examinarlos.

—Esa psicología inversa solo funciona con Chase mamá—dije levantándome del asiento y escuché un quejido de su parte.

—¿Ni siquiera te impulsé un poco a quedarte?—hizo puchero y yo negué.

—Ni un poco—respondí y salí de su despacho.

Desde que decidí ser una chica nueva, libre de chicos, tomé la decisión de trabajar con mi mamá en su empresa de modas. A los comienzos todo fue excelente, tenía la libertad de crear cualquier tipo de diseño a mi gusto o de incluso supervisar las pasarelas, pero mientras más tiempo pasaba aquí, repitiendo una y otra vez la misma rutina, más infeliz me sentía. Claro que mi madre se ha dado cuenta de ello pero lo pasa por alto, no quisiera perder a una de las mejores artistas que tiene.

—Buenos días Cora—saludó Jason con una sonrisa. Yo le sonreí de vuelta.

—No son tan buenas en realidad—hice una mueca y solté un suspiro.

Jason Richard es un aprendiz que entró hace poco a la empresa, de cabello castaño oscuro y ojos azules. Por ahora lo único importante que hace es cumplir con los caprichos de las modelos y de algunos de los empleados como el llevarle el café o comprarle el desayuno. Todavía no entiendo cómo es que no a renunciado, pero nunca se ha quejado y siempre se le ve feliz así que he de imaginar que está contento con ello.

—Adivino—se interpuso en mi camino y yo me detuve para verle. Sus ojos azules se encontraron con los míos y me sonrió mostrando sus brillantes dientes.—¿Tú mamá otra vez?

—¿Acaso eres algún tipo de adivino?—pregunté con fingido asombro y Jason rió.

—Depende, ¿saldrías con un adivino?—preguntó con un tono seductor. Yo rodé los ojos y seguí por mi camino—Oh vamos, es la quinta vez que te pregunto y nunca me das una respuesta—dijo persiguiéndome.—Lo único que recibo es esto...—hizo una cara fruncida para luego cruzarse de brazos—O esto...—hizo una mueca—Y la clásica...—rodó los ojos y negó para luego caminar lejos de mi moviendo exageradamente sus caderas.

—Yo no camino así—dije frunciendo el ceño y cruzándome de brazos.

—¡Ahí lo tienes!—exclamó señalando mi rostro. Yo rodé los ojos y negué para irme de su lado.—¡Lo volviste a hacer Cora!

—¡Ya cállate Jason!—pidió una secretaria que estaba cerca del lugar—Suenas y te ves desesperado.

—Tú no te metas Jenna—le dijo el castaño con el ceño fruncido.

Presioné el botón del elevador para abrirlo y esperé a que este lo hiciera. Una vez abrió me adentré a él con la esperanza de que pudiera cerrar antes de que Jason se decidiera por entrar y seguir fastidiándome.

Al parecer ese día no es hoy.

—Vamos Cora, ¿qué te cuesta decir que si?—preguntó mirándome.

—Veamos—comencé poniendo un dedo en mi barbilla—Mi tiempo, mi soltería, mi libertad, mi dinero, mi...—dirigí mi mirada hacia Jason quien me observaba con los ojos achinados—¿No querías que respondiera?

—Era una pregunta retórica—dijo dirigiendo su mirada a las puertas del elevador.

Suspiré.

—Escucha Jason, no te sientas mal, soy así de odiosa con todas las personas, pregúntale a cualquiera—dije con una sonrisa—Además, ahora mismo quiero concentrarme en lo que hago por más dolor de cabeza que me cause—hice una mueca y lo miré de reojo.

—¿Por más que no te guste hacer tu trabajo? Eso es muy tonto Cora, deberías de dejarlo y ya, ser más liberal, salir más—sonrió. Miré al chico incrédulo.

—¿Acaso hablaste con mi madre? Dios, te pareces ya a ella.—bufé cruzándome de brazos. En ese instante el rostro de Jason cambió por completo, como si hubiera recordado algo.

—¡Demonios!—exclamó comenzando a presionar frenéticamente el botón del piso número 8.—Olvidé que tú madre me había pedido un late descafeinado hace al rededor de...—miró el reloj que tría en su muñeca y soltó un quejumbroso gemido—2 horas.

—Buena suerte Jason—palmoteé su hombro y salí del elevador una vez abrieron las puertas.

El chico está muerto.

***
Agjahsisgaishsksjdjssj hola gente!!!!! Omg, estoy tan emocionada con esta novela que siento que moriré.

Díganme, ¿qué les pareció Jason? ¿A qué no es un pan de Dios? Lo jamo de veras que lo hago.

Ah! Y mando un saludito @_Brxsx_

Voten y comenten!!!! Las amo!! <3

Niñera Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora