Capítulo 15. Risa de Ensueño

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Cerré la última maleta y di un vistazo a la ahora vacía habitación.

Chase había tomado la ultima de mis cajas y las había bajado a la primera planta y por bajar me refiero a que las tiró por las escaleras. Aún no le hace gracia que me vaya a vivir con Harry, ni siquiera sabiendo que los vendré a visitar lo más seguido posible. Inclusive, pude convencer a Harry a que me visitaran. No es como si estuviera en una prisión o algo parecido.

—Todo listo—dijo Lucy con una sonrisa. Yo me giré a verla y le sonreí.—¿No comenzarás a llorar verdad?—preguntó divertida.

—Las sentimentales son las embarazadas querida—dije dándole un abrazo.

—En este punto, creo que Chase me está robando el puesto—confesó, y, honestamente, no la juzgo. A estado como perro rabioso en estos días mientras empacaba mis cosas.

—Cuida de él por mi, ¿sí?—pedí con sinceridad. Lucy asintió.

—Siempre—respondió saliendo de la habitación.

Yo le di un último vistazo al cuarto que me acogió durante semanas. No era tan grande como el mío allá en Nueva York, pero era acogedor y te hacía sentir en casa. Pasaba mis ratos aquí dibujando, creando nuevos diseños, porque aunque esté de vacación, no podía negar de que cada cosa que veía me llenaba de ideas, ideas que le enviaba a mamá por correo electrónico y la volvían loca. No paraba de recordarme lo talentosa que era y lo orgullosa que estaba de mi. Que tenía un papel importante en la empresa de modas y que si no fuera por mí ella no estuviera en lo alto. Es tremenda mentirosa, pero le doy el placer de fingir que le creo. Ella llegó ahí por su cuenta, no por mi. También había hablado con Jason. Le dije que había conseguido un trabajo de niñera pero no le dije quién es el papá de los niños a los que cuidaré. Temo a que se ponga igual de histérico que Chase y tome un vuelo directo a Los Angeles y que una fuerzas con Chase para sacarme a la fuerza de esa casa. De tan solo pensarlo una sonrisa se escapa de mis labios. Estoy segura que Chase se llevaría de maravilla con Jason.

Tomé la última valija y al salir de la habitación cerré la puerta detrás de mí. Bajé las escaleras y vi a la familia parada allí, con una sonrisa triste. Sophie estaba llorando en los brazos de Chase, algo que me rompió el corazón. Al llegar al primer piso la tomé en los brazos y le di un enorme abrazo.

—¿Ya no nos quieres?—preguntó, aún aferrada a mi.

—Por supuesto que sí—logré separarla un poco para ver sus hermosos ojos verdes.—Los quiero más que a mí misma.

—Papi dijo que tú no te quieres por irte a vivir con ese mal naci...

—¡Sophie! Ese es nuestro secreto—la interrumpió Chase mientras la tomaba nuevamente en sus brazos.—Los secretos no se cuenta cariño.

—Excepto a mi, a mí me los cuentas—intervino Lucy mirando a su esposo con reproche.

—Cuanto extrañaré esto—dije con melancolía, fingiendo limpiar una lagrima haciendo reír a los mayores.—Los amo.

—Nosotros también—dijo Lucy abrazándome. Miré a Chase de reojo.

—Yo te amaría más si te quedaras—confesó, pero aun así se unió al abrazo junto a Sophie.

—Creo que puedo sobrevivir con el poco amor que me proporcionas—dije mientras reía. Al separarnos pude ver a Scottie sentado mirando la escena. Movía su cola de un lado a otro y tenía su lengua fuera. Me acerqué a él y me agaché para poder acariciarlo.—Aunque hayamos empezado con la pierna izquierda...—Scottie ladró haciéndome reír.—Pata izquierda—corregí.—Te convertiste en un excelente compañero. Prometo comprarte una caja de golosinas para perros y sigue mordiéndole los zapatos a Chase.

—¡Ey!—exclamó el susodicho con mi maleta en manos.—Aún puedo subir a las escaleras y lanzarla ¿sabes?

—Eso no hará que tus zapatos regresen—dije con una sonrisa traviesa.

—Como sea, hasta luego amor—dijo Chase a Lucy dándole un beso en la mejilla y luego a Sophie.—Hasta luego princesa.

—Adiós a ambas—dije abrazándolas.—Nos veremos la próxima semana.

—Esperemos que si—asintió Lucy con una sonrisa. Sophie movió su mano en forma de despedida y se aferró a su mamá.

Salí de la casa con cierta nostalgia y entré al auto de Chase el cual ya me estaba esperando adentro.

—¿Listo para deshacerte de mí?—pregunté bromeando. Él me dio una sonrisa de lado y negó.

—¿Sabes? Pensé que sería más sencillo abandonarte a ti que a un perro sarnoso con lepra—yo reí ante lo dicho—Ya veo que no es así.

Chase tomó mi mano y la acarició un poco. Yo sonreí ante el gesto y puse mi mano sobre la de él.

—Prometo no enamorarme de él—dije, con total seguridad de mis palabras.

—No prometas algo que no puedes controlar—dijo quitando su mano para ponerla en los cambios.—Te darás cuenta que es imposible.

Y sin decir nada más, nos hicimos camino hacia el barrio de Harry. El radio no estaba encendido, pero era mejor así. Escuchar música ahora mismo no me apetecía en lo absoluto y creo que a Chase tampoco. Sabía que se preocupaba por mí, siempre lo hacía y es tierno, pero tiene que saber que todo tiene sus límites. Hay hermanastros celosos y hay amigos celosos, pero la mezcla de ambos es fatal, Chase es la muestra. Aunque también lo entiendo y no lo culpo. Sé que Harry me hizo sufrir y que debo de parecer una masoquista en este momento pero todo sea por quitarle un peso de encima a los Walker. Ya tienen su familia formada y esperan un bebé, no quiero interferir ahí. Además, no es como si esto fuera para siempre, es solo temporal. Todavía hay que ver los detalles para el desfile de Chick and Pink, y eso se estará realizando a comienzos de otoño.

No es permanente, es solo temporal.

—Cora—la voz de Chase hace que deje de mirar por la ventana y lo encarara a él.—Llegamos.

Parpadeé varias veces y miré la casa que había a mi derecha. La casa de Harry. El viaje fue bastante corto, como unos 15 minutos quizás.

Sentí como Chase abría la puerta del piloto y yo hice lo mismo saliendo del auto. Fui hacia el maletero y tomé parte de mi equipaje y Chase otra parte. Aún quedan cosas pero eso puede esperar.

—Solo espero que los niños estén presentes cuando Harry abra la puerta, porque sino, juro que le lanzaré con todas las valijas—dije Chase haciéndome reír.

—No me opondré a ello—dije mientras nos deteníamos frente a la puerta. Toqué el timbre del mismo y esperamos un poco.

Luego se escucharon risas, pero hubo una risa en particular que me llamó la atención. No era una risa dulce e infantil, era mucho más estruendosa, mucho más viva, mucho más contagiosa. Abrí mis ojos cuando la puerta por fin se abrió mostrando al dueño de esa risa de ensueño. Su cabello rubio-castaño, sus ojos azules, su sonrisa, el canguro pequeño en sus manos que soltó impulsivamente para abrazarme. Solté mi equipaje de la misma manera en la que él había soltando al animal el cual entró dentro de la casa y sonreí.

Sonreí porque Niall Horan lo estaba haciendo también.

***
Lloro. Lloro. Lloro. LLORO. LLOOOOROOOOO!!!!!!! ¡Al fin! ¡Al fin Niall Horan hace su aparición en la bendita novela! Estaba loca, LOCA porque al fin apareciera. Mi rubio hermoso que está sacando canciones hermosas. Ay me re dueles. Me re duelo a mí misma.

Yyyy lamento que me tardé en actualizar, pero para las personas que no lo sepan soy de Puerto Rico y pasó un huracán categoría 5 llamado María, así que estaba bastante jodida sin internet, sin luz y sin agua. Pero HEY, estoy bien, todo bien y aquí les tengo nuevos capítulos para que no se queden con la duda.

MAMÁ HA VUEEEELTOOO

Niñera Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora