Capítulo 6. Hogar

660 98 69
                                    


—¡Sophie llegarás tarde!—escuché a alguien decir.

¡Ya voy!—respondió la pequeña voz de la niña.

Parpadeé lentamente mientras comenzaba a despertarme. Intenté levantarme pero sentí algo pesado sobre mi. Cuando vi era Scottie quien había decidido tratarme como su almohada personal.

Y me había babeado genial.

—Muévete perro del demonio—dije comenzando a moverme para que él lo hiciera pero estaba más tieso que un tronco.

¿Y si se murió? Mierda, maté al perro de Sophie.

O eso pensé cuando escuché un ronquido de su parte.

—Ya, muévete—insistí y pude escabullirme del canino.

Me levanté y sacudí algunos pelos que el perro había soltado sobre mi ropa y salí de la habitación de Sophie para bajar las escaleras y encontrarme con la hermosa familia feliz desayunando.

—Buenos días—dije soltando un bostezo.

—¿Te lavaste los dientes?—preguntó Chase—Desde aquí se ve el humo verde saliendo de tu boca.

—Ja ja. No sabías que eras payaso Chase—dije sarcástica.

—Aprendí de ti—contraatacó el castaño.

El imbécil está mejorando en esto.

—¡Sophie! ¡Deja de jugar con tu comida! Vas tarde al colegio—le apuró Lucy mientras daba vueltas como histérica.

—¡No quiero ir! Quiero quedarme con la tía Cora—dijo haciendo puchero y cruzándose de brazos.

—La tía Cora estará con nosotros por un largo tiempo cariño, pero ahora necesito que termines tu desayuno y que bebas de tu leche—sonrió Lucy a su dirección. Sophie no dejó su puchero pero hizo lo demandado.—Buena chica—le dio un beso en la cabeza y se dirigió a mi.—Eres libre te comer lo que desees siempre y cuando dejes todo en su lugar. Llevaré a Sophie a sus clases y me iré a trabajar al igual que Chase.

—Esperen—negué repetitivas veces—¿Se van?—pregunté decepcionada. Ellos se miraron confundidos.

—Tenemos que trabajar Cora—dijo Chase tomando de su café.

—Pero...—lo pensé por un momento—¿Qué se supone que haré yo mientras?

(...)

—¡No! ¡No! ¡Suelta eso! ¡Deja eso!—grité a Scottie el cual se decidió en morder el bastón de una anciana que pasaba por la calle.

—¡Vandalos!—gritaba ella—¡Quieren robarse mi bastón! ¡Vandalos!—chilló mientras me golpeaba con su bolso.

¿Qué demonios llevaba ahí? ¿Tres kilos de rocas?

—¡Señora! Intento quitarle el bastón al perro, no sea bruja! ¡ay!—ese comentario fue recibido por otro golpe de parte de la señora.

—¡Llamaré a la policía!—lloriqueó.

—¡Tenga!—exclamé al poder quitarle el bastón a Scottie.

O lo que quedaba de el porque logró comerse la mitad del bastón.

Había decidido ir a pasear a Scottie ya que no tenía nada más que hacer con mi vida. Con Lucy y Chase trabajando y Sophie en la escuela tenía pocas maneras entretenerme y estar encerrada sin hacer nada no estaba en esa lista.

Di media vuelta para ir al parque. A los perros les gustan los parques ¿verdad? Digo, por lo menos a los perros normales porque este está más lejos de lo normal. Es decir, lo vi olfateando a una perro y claro, sería normal si hubiera sido uno real pero era una foto de una promoción de comidas de perros.

Niñera Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora