Capítulo 13. Ego y Orgullo

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Cora

—¿Quedarme?—pregunté viendo la habitación. Harry asintió mientras se apoyaba del marco de la puerta de madera.

—Es parte del trabajo, como en los viejos tiempos—dijo.

Me giré a verlo con el ceño fruncido. Mis labios estaban en una fina línea evitando las ganas que tenía de gritarle en la cara.

—Esto no es los viejos tiempos Harold. Ya no tengo 18 y tú no tienes 21. Tengo donde quedarme, no necesito tu limosna gracias—dije molesta.

—No lo digo por eso Cora—pone los ojos en blanco y me dan ganas de golpearlo.—Necesito que te quedes porque habrán veces en las que me iré de viaje de negocios y necesito que te quedes con los niños.

—Puedo quedarme cuando te vayas—dije cruzándome de brazos—No tengo porque quedarme ahora. Cuando tú estés en casa ellos serán tu responsabilidad, cuando no estés, aquí me tendrás. Nada de quedarme aquí—sentencié.

—Escucha, ¿crees que para mí es fácil pedirte que te quedes? ¡Es una locura! Lo menos que quiero hacer es verte, pero ni modo cariño, así es el oficio. Suelo tener reuniones importantes y viajes de la nada en los cuales necesitan en ese mismo instante mi presencia, y no puedo esperar a que llegues, te necesito aquí al 100% porque créeme, jamás he amado tanto como amo a esos pequeñines, ellos van primero, van antes que mi ego y que mi orgullo. Así que por favor, no me hagas suplicarte que te quedes porque lo tendré que hacer y cómo diva es una jodida pesadilla.—finalizó. Estaba respirando con pesadez y se veía sumamente cansado. Sus ojos pedían a gritos ayuda, ¿pero estaba dispuesta a darla? ¿A él? ¿A Harry Styles?

—Bien—dije. Harry sonrió, pero antes de que pudiera decir algo lo interrumpí—No lo hago por ti, sino por tus niños.

—Por supuesto—asintió.

—Me quedaré, pero con una condición—lo señalé. Harry frunció el ceño viéndose para nada convencido, pero sabía que no podía luchar conmigo así que soltó un suspiro y asintió.—Quisiera verte lo menos posible y nuestra relación será estrictamente profesional.

—Pensé que solo era una condición—murmuró pero yo lo fulminé con la mirada—Bien, trato hecho—estiró su mano hacia mi. Yo la miré con desconfianza pero la tomé.—Bienvenida a su nuevo hogar señorita Wilkins.

—Gracias señor Styles—respondí. Nuestras manos aún estaban unidas, sin embargo, ninguno la separó hasta que el grito de Greg llamó nuestra atención.

—¡Papá! ¡Ayúdame!—gritó.

—Mierda—dijo Harry saliendo de la habitación a toda prisa. Yo lo seguí también.—¿Qué? ¿Qué sucede?—preguntó alterado al llegar a la cocina donde se encontraba Greg y Dylan.

Greg estaba cubierto de mayonesa y Dylan reía al ver a su hermano de esa manera.

—¿Qué te pasó?—preguntó Harry acercándose a su hijo. Tomó una pequeña toalla que había en la cocina la cual mojó para limpiar el rostro del pequeño.

—Quería hacer un sándwich—comenzó. Tenía los ojos cristalizados, seguramente por las burlas de su hermano mayor.—Pero la estúpida mayonesa no quería salir ¡Y Dylan me dijo que tenía que apuntarla hacia mí para que saliera y me salpicó toda la cara!—gritó para luego echarse a llorar.

—Dylan—advirtió Harry mirando a su hijo mayor.

—¡Está mintiendo!—exclamó molesto.

Niñera Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora