-¿Me permites entrar a tu baño? -le sonreí para disimular mi incomodidad y mi desesperación.
-Claro, esta al fondo, a la derecha -típico de mortales.
-Gracias -salí desesperada hacia el baño y de nueva cuenta entré al espejo, odiaba el portal entre los mundos, era tan inestable e impredecible que siempre terminaba en el suelo, golpeándome las rodillas.
-¿Qué haces aquí? ¿Qué no te quedo claro que debías estar todo el tiempo con Raúl?
-Si, si, pero quiere que coma
-¿Y? -me dijo con su indiferencia tan propia.
-Los ángeles no comemos
-¿Y el polvo de estrellas? ¿Los algodones de nube?¿Eso no es comida?
-Son, ummm... -busqué la palabra correcta -aperitivos, bocadillos, refrigerios
-No te vas a morir por comer un tiempo lo que ellos, eres inmortal ¿recuerdas? -eso fue lo último que me dijo antes de empujarme de regreso por el portal.
-Gracias -dije sarcásticamente hablándole al gran espejo del baño.
-¿Todo bien Alma? -tocó la puerta del baño, no sé cuánto tiempo me había tardado ahí dentro.
-Si, todo está bien -acomode mi cabello y posteriormente abrí la puerta.
-Ya llegó la pizza -el tiempo era algo relativo y en mi mundo pasaba demasiado lento.
-Está bien, vamos -dije mientras salía del cuarto de baño y al mismo tiempo cerraba la puerta detrás de mí.
Raúl y yo volvimos a la pequeña sala y yo decidí sentarme lo más alejada de él, al otro extremo del pequeño sofá color chocolate.
-Mmm... Huele delicioso -me afirmó mientras abría la pequeña caja de cartón, el olor me era desagradable, pero ni modo, tenía que hacer de todo para no poner en riesgo a nuestra civilización -toma un poco, estamos en confianza ¿no? -me propuso mientras mordía el trozo de masa triangular.
-Gracias -tomé un pedazo, busqué el más pequeño y sólo mordí la estrecha punta.
-Voy por un vaso de jugo ¿quieres uno?
-Si -necesitaba ganar tiempo, espere pacientemente mientras Raúl se levantaba y caminaba despacio hasta la cocina, cuando lo vi entrar a ésta, abrí la ventana que daba a la calle y arroje por esta más de la mitad de la gran rebanada.
-Alma ¿qué fue ese sonido? -me gritó desde la cocina.
-Umm... Creo que un avión, o algo así, la verdad no sé, abrí un poco la ventana si no te molesta -dije mientras lo vi salir de la cocina -tenía un poco de calor -además disimulaba el olor de la comida.
-No, no hay problema -mordí lo que quedaba de la pizza y después rápidamente tomé un poco del jugo de naranja que estaba sobre la pequeña mesa de centro que hacía juego con los sofás; pensé que eso disimularía el mal sabor, pero sólo hizo que me quemara la garganta -Mmm... Delicioso
-Lo sé -continuó comiendo, seguramente si en su paladar la pizza tuviera el mismo sabor que en el mío en estos momentos, ya la hubiera escupido.
-¿Y ya llamaste a tu familia?
-No, realmente no creo que sea buena idea asustarlos con la noticia de mi accidente
-Pero ya estás mejor, yo opino que deberías llamarlos, por si quieren venir a cuidarte
-Ya te dije que no necesito que nadie me cuide -terco como siempre -Además ya te tengo a ti
-¡Oh! ¿No qué no me querías encima tuyo cuidándote?
-Pero vale cambiar de opinión ¿no?
-Si tú lo dices -bajé la mirada.
-¿Y trabajas? ¿Estudias?
-Trabajaba hace tiempo, pero ya no, digamos que no necesito dinero para sobrevivir -sonreí.
-¿Y de qué trabajabas?
-Ummmm... Era dueña de una empresa
-Wow ¿y por qué dejaste de trabajar? ¿El negocio te dejo mucho dinero? -me dijo con tono bromista.
-No, mi empresa se quemo, o bueno la mandaron quemar y en ese incidente murió mi mamá -sentí rabia tan solo recordar aquel día.
-¿Y tú papá?
-Él también murió, pero fue antes de que yo naciera, no lo conocí -bueno, si, si lo conozco, pero no le puedo decir la verdad.
-Lo siento mucho
-No te preocupes, ya lo superé, ya forma parte de mi pasado -me recargué en el respaldo del sofá.
-Me sorprende tu valentía
-¿Valentía? ¿Por qué? Es parte de la vida -y yo, yo también había muerto ya hace tiempo.
-Creo que tienes razón, pero pienso que eso duele mucho, eran tus padres y no creo que se deje nunca en el pasado
-Bueno, tienes razón, pero sé que aún están cerca de mi -mi madre no, y aun no sé por qué, pero cuando la encuentre estaremos todos juntos.
Raúl y yo seguimos platicando un poco sobre el pasado, remover tantas cosas era difícil, pero aún así seguí respondiendo sus preguntas con suma cautela porque no quería arruinar las cosas, él no debía enterarse de mi mundo, si no, las cosas terminarían mal.
El crepúsculo del día se había hecho presente hace ya unos minutos, eso quería decir que el sol desaparecería en cuestión de segundos y la luna reinaría en el cielo, Raúl iría a dormirse en una hora y yo tendría tiempo de ir con mi padre a ver si esta vez me tenía buenas noticias.
-Creo que tienes que irte a tu casa, yo estaré bien, cualquier cosa que necesite puedo llamarte
-Preferiría quedarme, además dijiste que habías cambiado de opinión -le dije en mi defensa.
-Bueno, en eso tienes razón, pero -lo interrumpí.
-Pero nada, ya te conté todo, vivo sola, si llego hoy a dormir o no, no habrá nadie que se preocupe por mi.
-Alma... Agradezco todo, pero no quiero sentirme inútil
-Te daré libertad, dormiré hoy en el sofá -me recosté en éste.
-Está bien, pero mejor dormiré yo en el sofá, tú duerme en la cama
-Esto no esta a discusión - acomode uno de los cojines dorados que adornaban en el sillón y lo acomode bajo mi cabeza, como siempre había visto hacer a Raúl.
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Tú, Yo y tu ángel
FanfictionSe cree que cuando se nace se nos es asignado un ángel, éste nos protegerá de todo mal y nos ayudará en el largo camino de la vida, cuidando que no tropecemos con las piedras caminando de nuestra mano. Absolutamente nadie puede ver a su ángel, es in...