Capítulo 22

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-Si, si lo sé, ese ángel tiene poderes y sé que lo que les voy a decir puede condenarme pero les mentí -cerré los ojos.

-Habla ahora -me ordenó con voz firme.

-Puedo leer la mente y sentir cuando el peligro está cerca, no les mentí cuando les dije que realmente era hija de un arcángel, mi madre era una mortal, yo soy el ángel que buscan, estoy aquí a sus ordenes, bajo su poder, ahora solo dejen que Raúl vuelva a ser humano, es lo único que pido, si mi destino es continuar el camino del destierro lo acepto, pero a Raúl no lo condenen también, a él no por favor -supliqué en busca de piedad.

-Danos un momento, tenemos que pensar tu oferta -me dijo antes de alejarse del lugar con todo su grupo.

-La tenemos aquí ¿vas a aceptar su trato? -escuché decir a uno de ellos, no sabía si mi idea de confesar había sido la mejor.

-Nos conviene, ¿no queremos a otra chica rebelde o si? -miro a aquella chica rubia.

Mientras aquellos alados conversaban comencé a estudiar el lugar, era demasiado oscuro a pesar de tener algo de iluminación, el lugar no era precisamente fresco, pero el clima era soportable, aunque no sé si vivir aquí una eternidad era bueno, quizá estaba cometiendo un error, me sentía sofocada completamente.

-Bien... -el que parecía ser el líder me miro -solo tenemos una condición para dejar a tu protegido libre, o bueno, su alma

-¿Cuál?

-¿Estarías dispuesta a pelear en contra de tu propio ejército?

-Lo que sea para que dejen a Raúl libre

-Está bien, pero primero te entrenaremos, no queremos que arruinen nuestros planes

-Si -asentí desesperadamente.

Los de alas negras quitaron las cadenas de mis muñecas y cuando lo hicieron me sentí mejor, sin tanto peso, pero para cuando estuve de pie me di cuenta que mi vestido blanco había desaparecido, ahora era uno negro, bueno, ya no importaba mi apariencia, al final de todo ya no seguía siento un ángel de luz, sino uno de oscuridad.

-Por fin -moví mis manos en círculos -¿qué tengo que hacer?

-Yo personalmente te voy a entrenar

-Esta bien -me asustaba la idea de pelear, no sabía ni siquiera dar un golpe.

El demonio principal me llevó a un cuarto enorme, todo su séquito lo acompaño, formaron un círculo perfecto y comenzaría la batalla. El lugar parecía un escenario de lucha libre, supuse que el daría el primer golpe, me sentí aterrada y más porque bien decía mi padre el que esté libre que tire la primera piedra, lo observé fijamente tratando de predecir sus movimientos, no era difícil, sus pensamientos se escuchaban demasiado claros en mi cabeza, como un susurro constante.
El primer golpe lo lanzó él, predecible, lo esquive tan rápido como mis reflejos me lo permitieron, sentía constante el peligro ¿y como no? Si constantemente me mantenía alerta, un golpe de frente y otros por los costados, todos lograba esquivarlos, ellos si entendían como sacar provecho y ventaja de mis dos poderes, leer mentes y sentir el peligro, combinados eran una gama de poder.
No sé por cuanto tiempo me mantuvieron en constante alerta, mi estado mental se vio perturbado por el estrés, todo en este mundo me provocaba ansiedad.

-Estás lista -me dijo esa voz firme que me enloquecia.

-No entiendo ¿para qué? -los miré con temor.

-Al crepúsculo comenzará la guerra

-¿Cuanto falta para el crepúsculo?

-Muy poco

-¿En horas humanas? -esa siempre era mi referencia para el tiempo.

-Dos horas, quizá más, quizá menos, no lo sé...

-¿Puedo salir? Necesito ver a Raúl, saber como está -tomé una gran bocanada de aire para armarme de valor y pregunté: -¿Él esta libre?

-No lo estará hasta que pelees con nosotros, esa es nuestra garantía

No, no, no podía verlo sin que él volviera a ser humano, sin que el volviera a ser el de antes, tendré que esperar a que esto pase, a que las peleas terminen, a tener un crédito, una respuesta, un poco de seguridad de que ellos no me traicionaran, no puedo dar un paso en falso, tengo ventaja sobre ellos y han sido sinceros conmigo, pero no confío demasiado...
Me senté en un rincón de la habitación de paredes oscuras y me quede mirando de un lado otro, como si fuera una presa, sin moverme. La chica rubia que vi desde el inicio se acerco a mi y se sentó a mi lado.

-¿Y bien? Dime ¿alguna vez pensaste terminar siento esto?

-No -me limité a responder, no quería dar detalles.

-Yo tampoco, ni siquiera sabía que existía un mundo después de la vida, yo veía esto como un mito que inventaban mis padres para que me comportara adecuadamente

-Quienes se merecen el infierno lo tienen ¿no? Aunque muchas veces es injusto el castigo, cuando estás aquí, encerrada y condenada te das cuenta que los errores si te marcan y no toda una vida sino una eternidad -abracé mis piernas a mi torso.

-¿Habrá una forma de entrar al paraíso?

-No es tan bueno como parece, aquí no hay reglas, hay libertad y allá no, te imponen, tienes cadenas ¿dime quieres eso para ti?

-No sé que es peor

-Lo peor es amar a alguien y que no te dejen amarlo por ser tú, eso es lo peor, estés en el cielo o el infierno da lo mismo, eres alguien, soy Paloma y esté en dónde esté eso no va a cambiar lo que soy, tú eres alguien, ángel o demonio eres tú, somos dueñas de nuestra eternidad ¿no crees que tenemos libertad a elegir lo que queremos hacer con todo el tiempo infinito que tenemos?

-Tienes razón ¿por qué obedecer a alguien? -suspiró -ni siquiera sé si quiero pelear -nos quedamos en silencio, escuchar eso realmente me sorprendió -por cierto soy Daniela

-No pelees, yo te puedo ayudar

Espero realmente que todo esto no sea un plan del líder del escuadrón para hacerme ver como una traidora o infiltrada.

Tú, Yo y tu ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora