Capítulo 25 (Final)

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Me aleje de él, necesitaba tomar aire, pero cuando lo vi no pude evitar soltar una carcajada, sus labios estaban rojos y sus mejillas no se quedaban atrás ¿me vería igual ahora que era como él? Digo, yo provoque eso en él y no dudo que él haya hecho lo mismo conmigo. Sin pensarlo me aferre a él con un abrazo, quería sentirlo cerca y no perderlo de nuevo, no soportaría otra ruptura, al final de todo ya no teníamos por qué separarnos, ya no había secretos ni cosas de las cuales protegerlo.

-¿Cuánto tiempo me fui? -le susurre al oído sin dejarlo de abrazar.

-Una eternidad -me respondió al abrazo.

-No me voy a volver a ir, te lo juro porque a tu lado me siento humana, gracias a ti logré que mi corazón volviera a latir y cuando me enamoré de ti conocí el infierno perfecto, en el cual quiero vivir.

-Y yo conocí que el paraíso no es perfecto como todos dicen -me dio un beso en la nariz.

-Te necesito más de lo que jamás imagine -sonreí -podrían meterme a la cárcel por decir esto pero desde que eras niño supe que mi corazón latiría por ti -reí -era tu amiga imaginaria y ahora ¿quién diría que eres el dueño de mi esencia como mortal? -debería dejar de usar esas expresiones, no sonaban muy románticas, hice una mueca al asimilar lo que dije.

-Cuando era más joven pensaba que nunca me iba a enamorar pero llegaste tú y creo que rompiste esa promesa que me hice a mi mismo

-Tu hiciste lo mismo, yo pensaba lo mismo, por siglos me resigne a no volver a enamorarme por perder a la persona que fuera especial en mi eternidad pero ahora que te conocí quiero que seas especial en mi vida y que nuestro amor trascienda más allá de la muerte, estoy dispuesta a volver a probar la manzana prohibida por ti

-Te amo -me besó.

Entre más nos besaramos me sentía mejor, en las nubes, me sentía realmente en un mundo perfecto, mi corazón latía tan rápido que me aturdia un poco. Puedo asegurar que los dos somos polos opuestos y eso en Leyes de Física significa que nos atraemos, mientras yo era ángel, el era demonio, cuando yo era negro, él era blanco, él luz y yo oscuridad, no importaba que tan diferentes fuéramos, siempre terminábamos  juntos; pero jamás como hoy, encontramos un equilibrio entre el día y la noche, el maravilloso crepúsculo, ese paisaje que la naturaleza nos regaló fue nuestro escenario de amor, algo más allá que eso, fue algo parecido a una fusión espiritual, cuerpo, alma y mente juntos, colisionado en un solo corazón que latía a la par mientras nuestras pupilas se dilataban por el simple hecho de mirarnos, de sentir nuestra piel reaccionando al tacto de las caricias, de las llamas del amor.

-Si tuvieramos un hijo ¿sería mitad ángel y mitad humano? O ¿mitad ángel y mitad demonio? -me tomó de la mano.

-No quiero volver a saber de ángeles y demonio, pero si eso pasara seria puramente mortal

-Pero ¿y tú genética?

Quizá Raúl tenía razón y Daniela solo había hecho que dominara mi lado mortal y mi lado inmortal solo se disfrazara.

-No sé, pero ¿no crees qué por ahora deberíamos pensar en nosotros y después en el futuro? ¿Para que desgastarse pensando en el pasado, y en el futuro si podemos solo vivir en el presente?

-Tienes mucha razón Paloma

-Ah, y mejor empecemos desde cero -guarde silencio un momento -creo que me empieza a gustar el nombre de Alma -reí - ¿qué opinas?

-Alma, me parece bien -me dio un beso en la frente para después abrazarme.

Estar entre sus brazos y el calor que provocaba su cuerpo al contacto con el mío era lo mejor, escuchar su corazón latiendo dentro de su pecho realmente era una melodía, su respiración era tranquilizadora y su simple presencia me provocaba seguridad y protección; en sus ojos me podía perder toda la eternidad, toda una vida.
Hoy les puedo confesar que realmente decidí que Raúl fuera mi protegido porque sabía el futuro que tendría todo esto, se salió un poco de control pero nos enamoramos, fuimos inmorales y ahora nuevamente mortales, somos felices y nadie nos separará jamás. Si, de entre todos los ángeles, seres perfectos, como Miguel, Victor y hasta Luis escogí a Raúl, un simple mortal que se convirtió en mi protegido, en mi mundo, en mi vida.

Jamás olvidaría mi vida como ángel, entendí muchas cosas que jamás hubiera creído como ciertas en un mundo donde existe la maldad a pesar de que todos son vigilados por ángeles guardianes y guerreros; la bondad, la nobleza y la humildad si existen; todo esto fue una buena etapa de mi vida, aprendí mucho y comprobé que todos los mitos que se crean en la Tierra de Mortales no son mitos, son solo cargas de verdad que se vuelven algo ficticio, aunque todo sea parte de una misma realidad, un mismo plano celestial, conectado por portales invisibles.
Ángeles y demonios, somos lo mismo, provenimos de lo mismo: mortales, y el punto medio que hay entre esos tres son los ángeles caídos, yo fui uno y sigo sin entender la diferencia entre ángeles y demonios, somos ángeles, el ejemplo está en Daniela, a pesar de ser buena es un demonio, el ser bueno o malo es relativo y las leyes celestiales sólo son para restringir y poner límites para evitar caer en la oscuridad.

Me separé de Raúl, lo miré a los ojos y habían recobrado ese brillo, esa luz, esa vitalidad, sus latidos volvieron a unirse con los míos en un intento de sentirnos uno mismo, me sentía humana de nuevo, sentía que volvía a ser yo y no un ángel o un demonio alado, era Paloma, éramos de nuevo él, yo y su ángel.



Continuará...

Tú, Yo y tu ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora