-Miguel ¿cuánto tiempo se tarda en reparar el portal?
-El tiempo es indefinido ¿recuerdas?
-Habló en tiempo de mortales -dije con desesperación.
-No sé, quizá un mes o un año
-¿Qué? -esta vez no grité, más bien me quede en shock con un grito contenido en mi.
Raúl no tiene toda un vida para esperar a que el portal sea reparado y yo no podría soportar no volver a sentir y escuchar sus latidos dentro de mi pecho, un año era mucho tiempo para él, quizá cuando yo regresara él ya se habría olvidado de mi y hasta tendría una familia y yo no soportaría eso porque aunque no supiera aceptarlo había algo entre él y yo.
-Miguel ¿te puedo pedir un favor?
-Por supuesto, dime
-¿De qué tribu eres?
-De la tribu del agua ¿por?
-¿Me dejas quedarme ahí, con ustedes mientras el portal es reparado
-Pero tú vives en el castillo, tú papá es de los arcángeles más poderosos
-Por favor -le supliqué.
-Está bien -aceptó no muy convencido, ni emocionado.
-Gracias -le sonreí -vamos ya -pedí emocionada.
Miguel me llevó hasta su tribu, realmente en el mundo solo había cuatro tribus, la del agua, la del viento, la de la tierra y la del fuego.
La tribu del agua, a la cual pertenecía Miguel era la de los ángeles de sangre pura, es decir, los que nunca habían visto el mundo de los mortales y que habían nacido de propios ángeles y no de mortales, como yo, ellos solo se encargaban de asuntos dentro del plano celestial.
La tribu del viento, los ángeles de esta tribu tenían misiones en la tierra mortal, muy pocas veces habían estado en dónde yo, ya que la mayor parte del tiempo lo pasaban en el mundo, además de que tenían la habilidad de acceder al libro del destino y algunos de ellos podían ver el futuro de los protegidos.
La tribu de la tierra era de dónde salían todos aquellos ángeles como yo, los ángeles guardianes, cada uno de ellos era entrenado para saber qué hacer, además de que era la tribu más numerosa.
Y por último, la tribu del fuego, de dónde pertenecía Luis, ésta era la de los ángeles guerreros, era la tribu más pequeña pero con los ángeles más poderosos, ellos se encargaban de dos cosas, la primera, algunos de ellos estaban en el mundo de los mortales cuidando que no hubiera algún choque entre nuestro mundo y el de las sombras o tinieblas, si lo había tendrían que detener a aquellos ángeles de oscuridad para que no llegaran a nosotros ni a nuestros protegidos, y la segunda, si había un enfrentamiento entre nosotros y aquellos hermosos ángeles de alas negras ellos serían los primeros en atacar, antes que cualquier otro de las diferentes tribus.-Miguel ¿hay algo qué deba saber?
-¿De qué o qué?
-Del portal, es el único medio por el cual podemos acceder a nuestros protegidos ¿corremos algún peligro?
-Que yo sepa no, el ejército de ángeles de fuego... -lo interrumpí.
-¿Quienes?
-Los ángeles guerreros -me explicó -ellos tienen que defender a los mundos del enemigo
-¿Hay una posibilidad de que los ángeles de oscuridad nos ataquen? -pregunté alarmada.
-No lo sé -me miró con una expresión imposible de descifrar.
-Tengo miedo por Raúl
-¿Quién es Raúl?
-Mi protegido, no debí dejarlo solo -comenzaba a sentirme ansiosa, aunque todas estas sensaciones eran de los mortales, se suponía que yo no debería sentirlas.
-¿Te parece si vamos con Víctor? Él es de la tribu de viento, quizá nos pueda ayudar
-Si, llévame con él -pedí sin pensar.
Miguel de nuevo me acompañó hasta donde estaban aquellos privilegiados por el destino. Nos detuvimos cuando llegamos a un pequeño grupo de ángeles, todas las tribus se caracterizaban por vestirse diferente, jamás había visto a uno de la tribu de aire y el estar en su entorno me hacía sentir intimidada.
-Víctor -dijo Miguel dirigiéndose al que parecía el líder de la tribu.
-¿Qué haces aquí Miguel? ¿Pasa algo?
-No lo sé, tú eres el que ve cosas no yo
-Ay, acabo de llegar
-¿Cuánto tiempo?
-Unos días, quizá, allá abajo
-me dijo refiriéndose al mundo de Raúl -unos tres-Tranquila -Miguel apretó mi mano, transfiriéndome algo de paz.
-El portal se descompuso ¿puedes ver un futuro ataque?
-No hay amenaza de nada -dijo muy seguro de la respuesta.
-¿Lo ves? No tienes que preocuparte por nada
-Pero es que él está solo, soy un fracaso en esta misión -miré a Miguel.
-¿Qué le pasa a la niña? ¿Eres primeriza? ¿De qué tribu eres?
-Dejala en paz Víctor
-¿Qué? Tengo curiosidad -sonrió ligeramente.
-Ella no es de ninguna tribu, es hija de un arcángel ¿okey?
-Pues no se nota, tú deberías estar en el castillo ¿qué haces aquí con este? -miró a Miguel con un poco de desprecio -¿Qué no sabes? Él es nuevo aquí, tú, necesitas alguien con experiencia -dio un paso hacia a mi, yo retrocedí.
-Relájate ¿si? No estoy buscando pareja -los ángeles cuando querían formalizar con alguien se dirigían a otras tribus para poder "enamorarse" -Miguel vámonos -le pedí sin perder de vista a Victor.
-Paloma, no creo que debas quedarte en la tribu, estarás más segura con tu papá, más ahora que tienes que permanecer aquí forzosamente
-Pero Miguel... -ahora fue él quien me interrumpió.
-No estas acostumbrada a esta vida, te acompaño al Castillo
No me quedó de otra más que aceptar y dirigirme a dónde mi padre; entré por las enormes puertas y con paso cauteloso fui avanzando, el portal estaba siendo reparado, por lo cual había más ángeles dentro de lo que comúnmente debería haber.
-Te dije que permanecieras con Miguel
-Él tiene cosas que hacer, me acompañó hasta acá, pero ya se fue ¿cómo va el portal? -le pregunté mirando a todos los técnicos, o como se les dijera.
-Aún tardará un poco
-¿Cómo va Luis? ¿Todo bien?
-Si, todo está bien, en cuanto el portal este reparado, recuperarás tu misión -escuchar esas palabras me aliviaba.
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Tú, Yo y tu ángel
FanfictionSe cree que cuando se nace se nos es asignado un ángel, éste nos protegerá de todo mal y nos ayudará en el largo camino de la vida, cuidando que no tropecemos con las piedras caminando de nuestra mano. Absolutamente nadie puede ver a su ángel, es in...