Capítulo IX.

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El dulce le llegó a las papilas gustativas en menos de un segundo, haciendo sentir a su lengua un placer delicioso. Lo mismo sucedió con los demás que probaron el postre recién horneado.

―¿Y qué les pareció? ―preguntó la zorra emocionada.

―Están deliciosos, Skye. ―dijo Judy después de comer un trozo del Cupcake.

―Sí, realmente está bueno. ―Nick siguió comiendo el suyo.

El único que faltaba era Jack, quien solo dijo un "Sí, está bueno" lo mejor posible. Aunque le encantó aquel postre, por dentro se sentía podrido. Las palabras de Skye en la caminata lo habían hecho pensar. La noche caía y con ella, la llovizna que vaticinaba la tormenta posterior.

La respuesta del conejo desanimo a Skye y dejó extrañados al zorro y a la coneja. ¿Qué le sucedía a Jack? Era lo que se preguntaban. Nick no lo había visto así desde que perdieron el caso Cobalto hace tres años. Durante ese tiempo estuvo muy decaído, sin ganas de hacer nada y todo le parecía relativo. Lo mismo le sucedía ahora.

Nick se levantó para hablar con su mejor amigo pero Skye lo detuvo. Ven un segundo, le dijo señalando la dirección hacia a la cocina. El zorro miró a Judy quien asintió tranquila. Ella se encargaría de Jack mientras Nick hablaba con Skye.

***

―¡Esto ya es pasarse! ¡¿No creen?! ―la fuerte lluvia provocaba que el conejo tuviera que gritar para hacerse escuchar sobre la lluvia―. ¡Volvamos a casa y le decimos a papá que no tuvimos nada!

―¡No! ―gritó Louis amarrándose la cuerda a la cintura―. ¡Papá nos pidió algo y eso haremos!

―¡¿Qué haremos?! ¡¿Arruinar la vida de Judy?! ―preguntó molesto.

―¡No mi hermano! ¡La salvaremos de ese zorro! ―respondió Sherman―. ¡Ahora ven aquí y ayúdame a bajarlo!

Carl no quería hacerlo. Ya suficiente fue que casi los descubriera en el club pero subirse al techo del edificio para luego bajar con una cuerda por uno de los lados hasta el departamento del conejo a rayas le parecía algo exagerado y muy estúpido por parte de sus hermanos.

Soltando un bufido, se acercó hasta Sherman y tomó una parte de la cuerda para que Louis pudiera bajar.

―¡Bien! ¡Ahora, si jalo dos veces es para que me suban un poco y si jalo tres es para que me bajen un poco! ¡Si jalo duro, me suben completamente! ―los dos asintieron.

El conejo comenzó a descender de apoco por la pared de ladrillo pero los fuertes vientos lo hacían balancearse, chocando contra los balcones o contra el mismo muro. Demonios, eso duele, pensó molesto. Bueno, eso es lo que sucede cuando tratas de espiar a alguien bajo la lluvia.

***

Judy se acercó con la silla un poco más a Jack. Él dejaba salir un suspiro efímero cada dos por tres, evitando sollozar o hasta llorar.

―Jack ―dijo ella―. ¿Qué sucede?

Él no dijo nada. No quería decir nada.

―Oye, soy tu amiga. Me puedes contar lo que sea. ―Jack la miró.

Él tenía los ojos casi rojos y una fina capa de agua le decía que realmente iba a llorar. Pero no lo hacía por su propio orgullo de ser el tipo fuerte. Ella le dedicaba una sonrisa compadeciente, diciéndole que no había problema alguno en contarle lo que le molestaba.

―¿Nunca sentiste que... lo que sentías por Nick es un error? ―le dijo tratando de no llorar.

La pregunta la sorprendió. Era cierto que hace tiempo ella pensó que lo que sentía por el zorro podría ser un error. Eso le rondaba en la cabeza varias veces hasta el cansancio y jamás la dejaba pero finalmente tomó una decisión.

Nueva Familia. Parte N.-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora