Capítulo XIII.

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En los verdes campos de las Madrigueras, la pareja de conejo caminaba en dirección al café internet que Furllon les había indicado el día de ayer. A Stu aún le parecía una estupidez el que haya tenido que, personalmente, decírselo. Aun le rondaba esa expresión bonachona pero que le daba mala espina al conejo de gorra.

»Vera Stu ―le había dicho―. No queremos inconvenientes con usted ni con su hija. Solo tiene que conocer al padre de su prometido y listo.

Si ya le resultaba bastante difícil hablar con el prometido de Judy, ¿Qué iba a tener que hablar con el padre de este? Se hubiera negado rotundamente de no ser por su esposa que lo sermoneó dos horas más tarde de que Jimmy haya abandonado el edificio de los Hopps.

Realmente quería volver sobre sus pasos y echarse en su cama debajo de las calientes sabanas, haciendo como si ese día no hubiera llegado. Pero no podía. Ya se encontraban frente al café que, extrañamente, se encontraba casi vacío salvo por los encargados y uno que otro joven cerdo o liebre que andaba por ahí. Stu y Bonnie iban arreglados formalmente para presentarse vía internet con el padre de Nick.

―Esto es ridículo. ―murmuró Stu.

De lejos, detrás del puesto en el que atendían los encargados, el camarógrafo, una nutria vestida de manera ligera, enfocaba a la pareja desde atrás. Una cámara que se encontraba por encima de ellos también era vigilada por un encargado en la sala de vigilancia. Y un último modo de grabación estaba en la misma computadora que ellos iban a utilizar. Un programa estaba grabando cada movimiento que se hacía en frente de la cámara web y cada cosa que se hacía en el computador.

Después de que Bonnie, quien había aprendido demasiado rápido como utilizar una computadora y el programa de comunicación: Skype gracias a Jimmy, puso la cámara en orden y se propuso a llamar a la pareja inter-especie que, se supone, debe estar con el padre zorro ahora mismo.

Sonó el típico modo de llamada del programa que era como un teléfono durante unos segundos y luego, la imagen se proyectó mostrando a su hija con el zorro prometido a su lado. Los dos esbozaban una sonrisa cálida que Bonnie tuvo la alegría de devolver, mas no lo hizo Stu. Él solo miraba de manera seria a los dos, en especial a Nick.

―Hola mamá, hola papá. ―saludó la coneja.

―Buenas tardes señores Hopps. ―dijo Nick.

Bonnie le devolvió el saludo serenamente pero Stu lo hizo igual de serio que su mirada. En los adentros de Nick, una vocecilla le gritaba sin piedad "¡Sera una larga tarde! ¡Pégate un tiro!" Pero no demostraba su inconformidad a pesar de la recia actitud de su futuro suegro.

―Pensé que nos veríamos a las cinco en punto. ―dijo Stu al notar por ninguna parte la presencia del zorro general.

Antes de que cualquiera de los dos pudiese pronunciar palabra, la puerta del departamento de Nick sonó tres veces. Este sonrió y se levantó del asiento para abrir la puerta. El general Wilde traía puesto uno de sus viejos trajes que le apretaban casi al punto de ahorcarle el cuello pero, milagrosamente, su traje se había decidido ser compasivo el día de hoy y estaba algo flojo.

Judy se levantó del sofá para dejar que Norman pudiera acaparar casi toda la pantalla para que pudiera hablar con sus padres. Los dos, la coneja y el zorro, se fueron detrás del sofá, quedando más pequeños detrás del zorro general.

―Bueno, ya que estamos todos aquí. ―dijo Bonnie―. Pienso que sería bueno comenzar con los detalles de la boda. ¿No es así Stu? ―él solo hizo un gruñido suave haciendo como afirmación.

El padre de Nick también tenía una vista seria pero menos severa que el conejo, trataba de darle una buena primera impresión a su futura consuegra pero con el conejo viéndolo como si fuera a matarlo, era imposible no devolverle la mirada con ganas de atravesar la pantalla y estrangularle.

Nueva Familia. Parte N.-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora