dejarnos ir

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noches de insomnio, café caliente, extrañando tu toque.
ya no sé si sigo siendo buena para esto, o si solamente estoy oxidada, sólo sé que es lo único que necesito para recordarte.
lo primero que hiciste fue abrir mis notas y ver una parte de mi alma. narraciones que escribí con sangre y sueños, narraciones que ahora tocabas con la punta de tus dedos.
te reíste cuando viste los dibujitos que hice en una esquina de la hoja. me puse nerviosa y me reí. luego... luego tan solo me quedé dormida pensando en vos, con vos en frente mío.
no sabés lo perfecto que te veías. era como si hubieras obligado a la luna a iluminarte solo a vos.
tomaste mi cuaderno, aquel que llevo en los viajes para escribir. lo abriste y te quedaste unos minutos, no leyendo sino que, admirando mi tipografía. recuerdo que pasabas la yema de tus dedos por sobre la tinta fresca de la poesía que había escrito apenas unos minutos antes.
sonreías al toque del papel, sonreías y te ponías serio cuando leías mis tormentos. luego me mirabas, me mirabas sabiendo todo de mí, todo lo que jamás le dije a nadie, todo lo que jamás reconocí. y me miraste y entrecerraste los ojos. recuerdo cómo, cuando abrí los ojos, tenías aquellas esferas grises posadas en mis ojos.
y me miraste en ese momento, y me miraste el día siguiente, hasta que no me miraste el siguiente a ese y todo mi mundo se cayó a pedazos.
me miraste al día siguiente como la rareza más hermosa que pudieras haber visto, y sabía cómo era esa mirada porque yo te miraba así también. ¿Cómo alejar mis ojos de los suyos? tan grises, tan brillantes.
la playa y la brisa marina entre ambos. todavía no entiendo cómo me pude resistir a besarte. besarte en el sentido más inocente y abstracto de la palabra. besarte en conocimiento y en bondad. y sé que suena a locura y que mi definición no es acorde a la de los diccionarios, pero, ¿Qué más puedo hacer que soltar palabras sin sentido, o tal vez con un sentido oculto, sobre un papel con la lapicera que apenas tiene tinta? ¿Qué más puedo hacer para olvidarte? ¿Qué más puedo hacer... qué más puedo hacer para dejarnos ir?

Narraciones de una ordinariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora