El enamoramiento no es más que la mentira más grande en la que todxs hayamos estados envueltos al menos una vez, o creamos haberlo estado, porque es muy fácil decirlo cuando este suceso ocurre pero tan difícil considerarlo cierto cuando ya pasó, o se cree que pasó, porque bueno, la personalidad presente denigra a la pasada y todas sus elecciones. Este sucede cuando hay cosas sin decir, o muchas cerraduras en la puerta que da a uno mismo. Ahora, el hecho cambia rotundamente cuando las cosas sin decir han sido dichas, cuando se ha logrado ver una gran parte de la persona de la que, se supone, hemos estado enamorados. Esto no quiere decir que se haya conocido todos los aspectos de la persona a la que está dedicada esta devoción, porque ni ellos mismos lo han hecho, sino que se ha visto los sectores de su personalidad que ellos mismos han dejado ver. Cuando esto sucede es cuando la mayoría de las personas siente aburrimiento, que es exactamente cuando el amor empieza, donde la tarea de trabajar continuamente no solo en el otro sino también en uno mismo se intensifica, las ideas e imágenes de la otra persona alimentadas a base de ilusiones proteicas se derrumban al igual que una dieta estricta, y donde quedan realmente ambas personas al desnudo, en cuerpo, mente y alma; y donde casualmente la mayoría de las relaciones, independientemente del tipo, se suele quebrantar.
Esta idea ilusoria de amor puede durar meses o incluso años, este último caso se da a partir de expectativas y los productos de una imaginación romántica (la cual, irónicamente, arruinó casi por completo, la definición de amor).
En conclusión, el amor no es pasión, no es atracción, no está casi ni cercano a eso, no es necesariamente romántico; no es lo que pensamos.
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Narraciones de una ordinaria
PoetryEscribo porqué me gusta, y me gusta porqué escribo.