Mi Slytherin [CANCELADA TEMPORALMENTE]

Capítulo doce 1/?

Clase con Moody

Las chicas más insoportables de Slytherin llegaron hasta su destino: el irresistible Draco Malfoy. Le contaron todo lo que vieron, aunque él no les creyó nada. Ya que no era una mentira que Pansy Parkinson, Astoria y Daphne Greengrass odiaban a Madison por ser mejor amiga del príncipe de Slytherin, decir que le tenían envidia era poco, demasiado poco. Las serpientes, algo complacidas, pensando que habían convencido al rubio, se fueron del Gran Comedor en camino a las mazmorras.

En la mesa de los leones, Harry, Hermione y Ron estaban sentados, desayunando, hablando y escuchando de lo que todo el mundo hablaba: la pequeña Potter y el galán de Hufflepuff, Diggory. Claramente, el hermano de ella estaba rojo de los celos, y de rabia. Por otra parte, en la mesa de las serpientes, no se había esparcido tal rumor; Draco, Theo y Blaise desayunaban tranquilamente, nadie se extrañaba de que Madison no apareciera, desde que cambió drástica mente, estaba demasiado rara. Era mejor no averiguar dónde se encontraba. Luego de media hora, era hora de la primera clase para los de cuarto año de Slytherin y Gryffindor, Defensa Contra las Artes Oscuras, con el nuevo profesor. Cuando las serpientes llegaron al salón, Madison ya se encontraba allí, fue Draco quién se sentó junto a ella, esperando que llegaran todos.

Un ruido irritable se escuchó en el salón.

-Alastor Moody- dijo el profesor en cuanto llegó hacia el escritorio. Tomó una tiza y comenzó a escribir en la pizarra-. Ex cazador. Ministro inconforme. Y su maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras, vine porque Dumbledore me lo pidió, fin de la historia, se acabó, ¡adiós! ¿Preguntas?- bramó.

En el salón hubo un silencio general.

-Bien... Cuando se trata de Artes Oscuras. Aplico el metodo practico. Pero primero, ¿quién puede decirme cuántos maleficios imperdonables existen?

-Tres, señor- contestó Hermione.

-¿Y por qué se llaman así?- preguntó Moody mientras comenzaba a escribir en la pizarra.

-Porque son imperdonables. Si un mago los usara...

-Se ganaría un boleto directo a Azkaban, ¡correcto! El ministerio dice que son muy jóvenes para ver sus efectos, ¡pero yo opino lo contrario! ¡¡Necesitan saber a qué se enfrentan!! ¡¡¡Y necesitan estar preparados!!!- gruñó mientras comenzaba a escribir, otra vez, en la pizarra-. ¡Y creo que necesita encontrar otro lugar para pegar su goma de mascar, señor Finnigan!

-Increíble, creo que ese loco tiene ojos en la espalda- Seamus se ganó que Moody le tirara la tiza por la cabeza.

-¡Y escuchar todo lo que dicen!- bramó Ojo Loco-. ¿Cuál analizamos primero? ¡Weasley!- Ron lo miró con tanto temor que casi se hace en los pantalones.

-¿Si?- preguntó el pelirrojo mientras tartamudeaba.

-De pie- ordenó Moody, él obedeció-. Mencione un maleficio.

-Bueno... Mi papá habló sobre uno. El maleficio imperius- contestó Ron.

-Ah si... Tu padre lo conoce muy bien, hace unos años le dio problemas al ministerio. Tal vez esto le muestre por qué- volvió a su escritorio y tomó de un tarro una araña, con su varita la hizo más grande- ¡Imperio!- y la araña voló de la mano de Moody y pasó al escritorio de Dean Thomas y Neville Longbottom.

Muchos comenzaron a reír cuando la araña estuvo en la cara de Goyle.

-No te preocupes, es inofensiva- dijo Moody, luego la araña pasó al escritorio de Parvati Matil, y luego estuvo flotando sobre la cabeza de Ron-. Si te muerde, morirás. ¿Qué quieren que haga ahora? ¿Que salte por la ventana? ¿Que se ahogue?

La araña volvió a la mano de Moody, y hubo un silencio general.

-Muchas brujas y magos afirman que solo siguieron las órdenes de ustedes-saben-quién, por la influencia del maleficio imperius. Pero éste es el punto, ¿cómo sabemos quién nos engaña?

Moody hizo una pausa.

-Otro más, otro más- Neville se puso de pie-. Longbottom, ¿verdad? La profesora Sprout me dijo que tiene aptitudes para la herbolaria.

-Esta el maleficio cruciatus, también.

-Correcto, correcto. Ven- dijo Moody y el Gryffindor se acercó hacia el escritorio de Moody-. Muy doloroso. El maleficio torturador. ¡Crucio!

La araña comenzó a retorserse de dolor. Nerville sentía como si le estuvieran haciendo el maleficio a él.

-¡Basta! ¡¿No ve que lo hace sufrir?!- exclamó Hermione cansada de ver a su amigo sufrir. Moody miró a Nerville y paró de hacer el maleficio.

-Tal vez pueda mencionar el último maleficio imperdonable- dijo Moody cuando la araña se posó en el escritorio de Hermione. Ella negó-. ¿No? ¡Avada Kedavra!

La araña cayó inserte, sin vida en el escritorio de la Gryffindor.

-El maleficio asesino. Sólo dos personas lo han sobrevivido, y están en este salón- Moody miró a Harry y a Madison, quien no prestó mucha atención.