Prologo.

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Disclaimer: Los personajes son propiedad de la gran J.K. Rowling.

Advertencia: Si no leyeron "Sueños I: El soñador y la Cazadora" no van a entender lo que pasa aquí, así que les recomiendo que lo lean ;) (y ya que andan por ahí, aprovechan y  le den un poco de amor con estrellitas y comentarios, por fa) 


Prólogo.

Hermione Granger volvió a experimentar aquella extraña opresión en el pecho que había sentido en la mañana al despertarse con el sonido del teléfono. Algo en su interior le decía que sucedía algo malo, muy malo. Soltó un resoplido mientras sacaba su maletín de la cajuela del coche antes de dirigirse a la nueva escena del crimen que su queridísimo Coleccionista de Corazones le había montado esa fría mañana de enero.

Se ajustó la bufanda para protegerse del viento, no había tiempo para malos presentimientos, era hora de ponerse a trabajar.

La forense caminó a paso seguro por el parque que la policía había acordonado para que ningún civil imprudente pudiera acercarse y destruir accidentalmente alguna prueba. El lugar estaba completamente cubierto de nieve recién caída, era un paisaje muy bonito si se ignoraba lo que se encontraba al final del sendero.

Con cada paso que daba la inexplicable opresión que ya no la dejaba respirar se hacia cada vez mas fuerte. Ella no creía en los presentimientos ni nada de esas cosas de gente supersticiosa, pero no podía ignorar lo que ocurría a su alrededor, y lo cierto era que nada en aquella escena era normal. Vio a Susan Bones, una de las técnicas forenses, a un lado del pequeño camino que atravesaba el parque, su rostro estaba pálido y empapado por las lágrimas mientras Neville Longbottom, no muy seguro trataba de darle ánimos con pequeñas palmaditas en la espalda. Aún más preocupada, apuró el paso, estaba segura que lo que encontraría al final del camino era mucho más que otra víctima del Coleccionista.

En el camino también se encontró con el detective Malfoy, con su vieja libreta en la mano sin saber muy bien qué hacer. Cuando sus miradas se encontraron, Hermione encontró algo más que el habitual desagrado de siempre, vio lástima.... Lástima hacia ella.

Sin pensarlo más dobló hacia la izquierda al llegar a un enorme roble y se encontró con un grupo de técnicos dando vueltas por entre los árboles, sacando fotografías y embolsando evidencia. Paró en seco al toparse con la agente Ginny Weasley. Se sorprendió al verla con los ojos brillosos y los puños apretados mientras miraba hacia delante con una expresión de impotencia y rabia.

Todos los técnicos y policías hacían su trabajo en completo silencio, sin mirarse a los ojos entre ellos.... Hermione había trabajado lo suficiente en esa ambiente como para saber que solo existía una cosa en el mundo que los hiciera comportarse de ese modo en una escena del crimen.

Con el corazón desbocado comenzó a correr hacia el montículo de hojas secas y nieve enlodada donde se encontraba el cuerpo de la víctima. Antes de que pudiera estar lo suficientemente cerca como para visualizar su rostro, Harry Potter la detuvo obligándola a darle la espalda al cuerpo. Sorprendida por la inesperada actitud del detective, lo miró con el ceño fruncido. A diferencia de los demás, él no la miraba con tristeza o lástima. No, en aquellos ojos verdes había miedo, preocupación y también una inexplicable determinación.

—Ya llame al forense Nott para que se encargue de esto—le dijo obligándola a volver por donde había llegado. Hermione se deshizo de su agarre de un empujón antes de atravesarlo con una mirada envenenada.

—Las víctimas del Coleccionista son mías.—gruñó.

—Esta no—La expresión de Harry era imperturbable y no dejaba lugar a réplica alguna. La mujer sencillamente no le hizo caso, de un empujón lo apartó de su camino y se dirigió más decidida que nunca al cuerpo. Harry podía ser el que mandaba en el equipo de investigación a cargo de los crímenes del Coleccionista de Corazones, pero ella no era uno de sus subordinados para que la estuviera mandoñando.

Lo escuchó llamándola, también oyó a Ginny y a Nymphadora Tonks, pero todas las voces que pronunciaban su nombre se desvanecieron cuando estuvo parada junto a la nueva víctima del coleccionista.

Su corazón se detuvo.

Todo el mundo cayó sobre su cabeza cuando vio aquel cuerpo atlético, aquellos rizos castaños y esos enormes ojos azules.... Unos increíbles ojos azules que estaban abiertos, reflejando el terror que había experimentado en sus últimos momentos....

Jadeó, no podía respirar ni pensar cuando la verdad de lo que estaba viento le dio duro en la cabeza y en el corazón. Esos ojos azules jamás volverían a clavarse en ella con la chispa de una broma irónica y un poquito macabra.

—Luka...

El cuerpo estaba tirado en un rincón poco transitado del parque, donde los árboles estaban más separados uno del otro. Tenía los brazos flexionados de una manera extraña, su camisa blanca estaba rasgada y cubierta de sangre, y al igual que todas las personas que alguna vez se cruzaron con el Coleccionista, su pecho había sido abierto para así poder sacarle el corazón de cuajo.

Perdida por el dolor que le provocaba ver a su amigo en ese estado, lo único que estuvo claro en su cabeza fue el rostro sonrosado de la pequeña Norka, la hija recién nacida de Luka. Los ojos de la forense ardieron al pensar en ella. Pobre niña, jamás conocería a su padre.

Tuvo que contenerse para no caer de rodillas a su lado y abrazarlo. Quería tocarlo, comprobar que fuera real y no una horrible pesadilla, pero la parte de ella que aún estaba siendo racional le recordaba que estaba en una escena del crimen y no podía tocarlo por nada del mundo.

Cuando sus piernas comenzaron a temblar supo que no podría mantener la compostura mucho más. Podía sentir las miradas de Harry y Ginny a sus espaldas, sabía que todos la estaban observando. Podía sentir la lastima... y el alivio de que fuera el mejor amigo de alguien mas el muerto. Todos allí conocían a Luka y le tenían aprecio, pero sabían que Hermione le tenía un cariño mucho más profundo, no solo era su ayudante, también era su amigo, su confidente....

Sin decir una palabra dio media vuelta y comenzó a caminar de regreso al auto. No quería hablar con nadie, no quería escuchar ningún "lo lamento", solo quería llegar a casa, regresar a su cama y no volver a pensar en nada más.

Entendió que todos los que desviaban la mirada al verla pasar, comprendían lo que estaba pasando en esos momentos y le daban un poco de privacidad para que se desahogarse.

Ni siquiera se dio cuenta cuando llegó a su auto, solo guardó su maletín en el maletero y se subió con las llaves en las manos. Quería irse de allí, lo más lejos posible, pero cuando estuvo sentada frente al volante solo pudo pensar en Luka.

Recordó la primera vez que lo vio, su sonrisa coqueta y su mirada luminosa que dejaba al descubierto su inteligencia y su amor por la vida. Sonrió al recordar el primer chiste que le hizo durante una autopsia. El primer susto de muerte que le dio a la segunda semana de trabajar juntos, quiso reír a carcajadas allí mismo al recordar cómo el muchacho se había acostado en una de las mesas de operación cubierto por una sábana blanca. Ella había soltado un grito que se había oído por todo el hospital cuando había corrido la sabana y visto con su sonrisa más juguetona.

Apoyó sus brazos cruzados sobre el volante y enterró su rostro en ellos. El Coleccionista de Corazones no le había arrebatado un asistente brillante y eficiente. No. Le había arrebatado a su amigo, a su cómplice, al que entendía su humor negro, a esa persona con la que podía hablar de todo sin preocuparse de que pensara mal de ella...

Sin ninguna razón para contenerse por más tiempo, comenzó a llorar a lágrimas vivas.

Acababa de perder a su hermano del alma...

Sueños II: El Cazador [Fremione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora