Miércoles: Cosas del pasado.

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Capítulo 6

Miércoles.

Cosas del pasado.

—Ha tenido muchas pesadillas ¿no?

Fred le echó un vistazo al espejo que vigilaba su hermano gemelo. George lo tapó con una manta para que dejara de espiar.

Aquel espejo no era lo que aparentaba. Si no, una puerta a los sueños de Hermione Granger. George lo protegía desde que Fred se había escurrido en él, la noche anterior.

Por orden de la diosa Norka, los cazadores que cruzaban al mundo humano, tenían terminantemente prohibido meterse en los sueños de sus soñadores hasta que estos los aceptaran en su nueva forma humana.

Fred conocía a la perfección la regla, y había pensado en ella mucho tiempo antes de meterse en los sueños de Hermione. Pasar tiempo cerca de la forense sin poder besarla o siquiera tocarla de la forma más inocente, era mucho más difícil y torturador de lo que hubiera imaginado. Al final, no había podido resistir  la tentación de volver a rodearla con sus brazos.

Ginny ya le había advertido que Hermione no actuaría de forma tan desmedida como lo hacía en los sueños. Pero Fred estaba convencido de que él podía despertar el lado salvaje que sabía muy bien que la forense ocultaba en su interior. Estaba seguro que con un poco (o tal vez mucha) de paciencia y perseverancia, podría hacer que su soñadora se liberara de todas sus ataduras. Solo tenía que mantener la calma y usar correctamente sus cartas.

—Sus pesadillas no son asunto tuyo. —Gruñó George.— Si quieres saber algo de ella, pregúntaselo cuando este despierta, como lo hacen los humanos como tú.— sin más, se apartó del espejo de Hermione.

En la sala de los espejos de la casa familiar, no había muchos lugares donde esconderse, pero George, enojado como estaba, comenzó a vigilar los espejos activos, en busca de alguna pesadilla que detener.

No quería hablar con su hermano, y este lo sabía. Fred podía percibir todo el resentimiento que su gemelo llevaba a cuestas. Y saber que él era la razón, lo hacía sentir una basura.

Cuando Ginny cruzó al mundo humano, ninguno de sus hermanos había expresado algo más que buenos deseos. Pero cuando Fred obtuvo el permiso de cruzar, su hermano gemelo simplemente había decidido ignorarlo, como estaba haciendo en ese preciso momento.

—Le amo.—dijo Fred, tratando de llegar a su hermano.

—Mmm...—George ni siquiera lo miró.

Fred bufó. Cuando quería, podía ser peor que un grano en el culo.

—Que maduro...—le dio un golpe amistoso en el hombro, y cuando iba a darle otro, George le tomó con fuerza la muñeca. Iba a reducirlo, pero Fred conocía todas sus maniobras. Habían aprendido a luchar juntos, conocían la estrategia del otro antes que la pusieran en práctica. Una terrible desventaja a la hora de pelearse con tu hermano más cercano.

Volviéndose un huracán de piernas y brazos, terminaron en el suelo del gran salón, recostados boca arriba, mirando el techo mientras recuperaban el aliento.

—Lo siento— Fred lo dijo en voz muy baja, pero supo que George lo había escuchado.

—¿Tanto te costaba decírmelo antes que a los demás?— se incorporó un poco, apoyándose en los codos para poder mirarlo a los ojos.

—Sabías que visitaba a Hermione todas las noches.

—¿Y? lo has hecho otras veces, con otras chicas.

Sueños II: El Cazador [Fremione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora