Epilogo.

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Epílogo.

"Shine On"

Fred tardó lo suyo en ubicarse la siguiente vez que se despertó. Tuvo que parpadear muchas veces hasta que la fuerte luz dejó de lastimarle los ojos. Se encontraba en algún lugar donde el decorador de interiores no había perdido mucho el tiempo. Techos blancos y muros revestidos de azulejos del mismo color, no era un lugar precisamente muy hogareño que digamos, aunque había una mesa llena de bellas flores a los pies de su cama.

Cuando comprendió que estaba en un hospital, trató de incorporarse, pero una mano fuerte y pesada lo tomó del hombro y lo envió de regreso a la mullida almohada. Dio un respingo, pensando por un momento en la figura oscura de Aidan.

—Mejor no te muevas, amigo.

Al instante dos rostros aparecieron en su campo visual. Ginny y Harry estaban igual de pálidos y ojerosos, y en el caso de su hermana, también tenía los ojos hinchados, seguramente por llorar.

Sintió una punzada de culpa. Ginny nunca lloraba, y ahora lo había hecho por él. Trató de decir algo ingenioso para arrancarle una sonrisa, como cuando eran niños, pero su garganta era una lija.

—Agua..—pidió con dificultad.

Ginny le acercó un vaso con una pajilla y lo ayudó a bebérselo. Al segundo vaso, ya se sentía más despabilado, o al menos lo suficiente como para hacer un recuento de daños. Dejando de lado el intenso dolor que sentía en todo el cuerpo, estaba seguro que sobreviviría.

—¿Qué pasó?—su voz sonaba rara, como la de alguien que dejaba atrás una fuerte gripe.—¿Dónde está Aidan?

—Escapó—gruñó Harry—Se desvaneció en el aire o algo así.

—¿Cómo te sientes?—Ginny lo miraba preocupada.

—Como si una aplanadora me hubiera pasado por encima y luego hubiera dado la vuelta para asegurarse de haber hecho un buen trabajo.

—Lo siento Fred, debimos encontrarte antes—se lamentó su hermana.

—No digas tonterías, Aidan es muy poderoso...demasiado diría yo.—pensar en eso lo deprimió—¿podrían explicarme lo que pasó?

—Solo sabemos la última parte, Fred—Harry completamente agotado, se dejó caer en una silla que había a los pies de la cama—¿recuerdas cómo te secuestró El Coleccionista?

—La verdad, no—cada vez que trataba de forzar su memoria, comenzaba a sentirse mareado—Recuerdo haber dejado a Hermione en su casa, antes de marcharme le mandé un mensaje y luego... Uff es un apagón hasta que desperté en ese lugar.

—Vale, supongo que esa es parte de la magia de Aidan—suspiró Ginny, con cierto grado de resignación en su voz.

—Esta mañana Aidan le mandó un mensaje a Hermione desde tu teléfono, diciéndole que te tenía—le explicó Harry— De inmediato me llamó y yo puse a todo el equipo en alerta.

—Percy también hablo conmigo—intervino Ginny—Me dijo que algo andaba mal contigo, que no podía encontrar la puerta a tu mente en nuestro mundo.

—Aidan nos tendió una trampa, dejó encendido tu teléfono para que lo rastreáramos y cuando llegamos toda la parte de adelante del edificio voló por los aires.

—¿Qué?

—Los bomberos dicen que la parte delantera de la fábrica estaba llena de pequeños explosivos incendiarios que fueron detonados por control remoto. Si no fuera por Ginny y Tonks, todos hubiéramos entrado y todavía estarían juntando nuestros pedazos.

Sueños II: El Cazador [Fremione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora