El mensaje.

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Capítulo 13

El mensaje.

Con su corazón dando saltos como una liebre asustada, entró a su casa, un poco aturdida con lo mucho que le dolía la partida de Fred. Ya no era simplemente alguien más en su vida.

Se dejó caer en uno de los sillones de su sala, tratando de calmar todo lo que el pelirrojo había sabido agitar. Estaba abrumada.

Se había marchado. No podía enojarse por haberlo hecho. Los rechazos dolían y él ya lo había experimentado.

Se sintió terrible al comprender que Fred había decidido ir despacio y no presionarla, por mucho que su alma estuviera en peligro.

—Papá a veces se pasa de bueno.... Y va a enloquecer a mami.—Se descubrió sobando suavemente su estómago, y cayó en la cuenta de que era la primera vez que le hablaba a su bebé. Sonrió.—Debes creer que mami es una histérica ¿a que si?

Su teléfono sonó. Había llegado un mensaje.

"¿Está bien que te diga que ya te extraño? ¿O debo esperar hasta mañana? No entiendo del todo algunos de los protocolos de conducta humanos."

Era Fred.

—Joder, tu papi es bueno, muy bueno.

"Eres un payaso, Weasley" escribió, pero antes de que pudiera enviarlo, el teléfono de la casa comenzó a sonar.

—Y muy insistente...—comentó sin dejar de sonreír.—Hola de nuevo.

—¡¿Dónde estabas?! Pase toda la tarde llamándote.

Como arruinar una noche perfecta: Llamada salvaje de madre entrometida.

—Lo siento, mamá, pero no estaba en casa.

—¿A no? ¿Y donde se supone que estabas? ¿Con esos amigos bebedores de cerveza?

Hacía un año, a Hermione se le había escapado decirle que había salido con algunos colegas a tomarse una pinta después del trabajo. Desde entonces su madre creía que su reputación competía con la de una alcohólica ofrecida.

Contó hasta diez con lentitud. No quería que su buen humor se fuera por la borda gracias a su madre. Quería irse a dormir pensando en la maravillosa cita que había tenido con Fred, y no en los comentarios hirientes de la mujer que se suponía debía ser buena con ella.

—Mis amigos no son ningunos delincuentes, mamá. Es más, la mayoría son detectives de alto rango en Scotland Yard. Que salgan a divertirse de vez en cuando y beban un par de cervezas no los convierten en alcohólicos—le dijo apretando los dientes.

—Si claro, a divertirse—su evidente sarcasmo le produjo náuseas a Hermione. ¿De verdad compartían algo de material genético?

—Sí mamá, a divertirse. Que tú seas una amargada, no quiere decir que el resto del mundo deba imitarte.

No pudo morderse la lengua a tiempo. O a lo mejor no estaba interesada en hacerlo. La verdad era que estaba harta de tener que pasar por un filtro de censura todo lo que pensaba. Su madre no podía seguir esperando que ella le estuviera diciendo donde estaba y adonde iba todo el maldito tiempo. Sabía que eso era su culpa en gran parte, nunca le había puesto un límite. Jamás le había dicho que dejara de meterse en su vida. ¿Y qué si salía a divertirse y a beber un pinta con sus amigos? ¿Era un crimen? ¿Y qué si no había estado ahí para contestarle el teléfono? Ella no podía detener su mundo para escuchar el último chisme que su madre consideraba de vital importancia comunicar al mundo entero. No eran nada parecidas, y comenzaba a creer que todos sus esfuerzos jamás lograrían que al menos comenzaran a entenderse. Estaban en dos frecuencias diferentes, era hora de aceptarlo y seguir con sus vidas.

Sueños II: El Cazador [Fremione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora