Capítulo 3.
Una boda.
—No crees que tal vez, solo tal vez, lo que en realidad te molesta de la boda, son los sentimientos que te provoca saber que es precisamente Harry el que se va a casar—apuntó Luna, como quien no quiere la cosa mientras retocan su casi inexistente maquillaje en el espejo retrovisor.
Hermione rodó los ojos al tiempo que volvía a poner el espejo retrovisor en el ángulo correcto. No se sorprendía con el repentino cambio de tema. Cuando quedaron en que ella iría a recoger a Luna a su casa para ir juntas a la boda de Harry y Ginny, ya había intuido que algo así pasaría.
Luna no era el tipo de persona que dejaba pasar las oportunidades, y mucho menos una como aquella. Eran muy escasas las ocasiones en que ellas podían estar a solas.
Esos raros veinte minutos en el auto de la forense eran dignos de ser aprovechados. Ambas lo sabían.
—¿Y por qué tendría que molestarme que Harry se case?—alzó una ceja Hermione. Hubiera reído también, pero últimamente no se le daba muy bien hacerlo.—¿Qué? ¿Ahora me dirás que alguna parte dormida de mi cerebro está locamente enamorada de Harry?
Luna la miró por un segundo. Hermione siempre se burlaba de ella cuando trataba de psicoanalizarla.
—Esa tendría que ser mi primera opinión. Con otras personas, no dudes que lo sería—agitó la cabeza de forma negativa y sus bucles rubios se mecieron alrededor de su rostro.
—¿En serio?—Murmuró un poco irritada.
— Pero los conozco demasiado y sé que no hay nada de esos entre ustedes.—prosiguió con indiferencia.— Así que eso me lleva a la opción dos: te sientes sola...¡Ojo!
La castaña enterró el pie en el freno para poder parar ante el semáforo en rojo. Dios sabía que solo había dos áreas en el mundo en las que Hermione Granger no se sentía completamente segura. Una eran las alturas- vivía en una de esas escasas viviendas de una sola planta que había en el centro de Londres, porque la idea de subir apenas un solo tramo de escalera, la ponía verde y le hacía sentir que las piernas eran gelatina- y la segunda eran los coches. No importaba lo mucho que estudiara o cuanto practicara, simplemente ella necesitaba el doble de concentración que una persona normal para poder controlar a aquella bestia de metal que parecía deseosa de ser parte de un accidente.
Por eso mismo la cháchara de Luna le ponía los pelos de punta. Necesitaba todos sus sentidos para poder manejar sin tener que frenar violentamente cada dos segundos. Por desgracia, Luna no entendía que sus nervios y dificultad para manejar, no tenían nada que ver con la conversación en sí. Al fin y al cabo, ella misma había llegado a esa conclusión hacía semanas.
Se sentía sola. Y lo que estaba haciendo Harry le parecía tan hermoso.... e inalcanzable. Bufó. Últimamente solo pensaba estupideces.
—Te sientes sola—continuó con mucho menos tacto de lo normal.—Quieres tener lo que Harry tiene con Ginny.—Giró la cabeza a una lado, para no mirar a la forense mientras hablaba—Te sorprendería saber que muchos de nosotros nos sentimos así, solos. Este es un trabajo que nos exige demasiado, no nos da mucho tiempo para nosotros mismos, y menos en estos momentos. Harry tuvo la suerte de encontrar a alguien que está en su misma página.
Con los ojos fijos en la calle, Hermione trató de ignorar todo lo que soltaba Luna. Lo sabía, lo entendía... pero aún así... La familia de Harry estaba muerta, acepción de un tío postizo que veía de vez en cuando; la de ella vivía al otro lado del mundo y apenas hablaban. Harry siempre había sido un solitario, por eso eran tan buenos amigos, ambos compartían eso, el enorme y luminoso cartel de los solitarios sin suerte en el amor. Él no le reprochaba que aún estuviera soltera y sin hijos, como lo hacía su madre cada vez que hablaban por teléfono. Harry solo reía y le entregaba una cerveza mientras le hacia un lugar en su sillón para poder ver juntos el partido del domingo o aquella serie de polis norteamericana llena de errores que los hacía reír a ambos mientras soltaban cosas como: "De esa forma no se sigue a un sospechoso", "Hacia no se saca evidencias de un cadáver".... Pero desde que Ginny había llegado, ya no hacían esas cosas. Ya no unían fuerzas para levantar con orgullo el cartel de los solitarios.
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Sueños II: El Cazador [Fremione]
FanfictionSegunda entrega: Un asesino en serie atormenta Londres. La forense Hermione Granger comenzara a flaquear cuando una de las victimas sea un amigo muy cercano. Devastada por la perdida, empezará a poner en duda su juicio cuando conozca a su nuevo asis...