Capítulo 7

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Habían pasado tres días desde que Ben se veía con la pelimorada, días agradables a su parecer. Mañana en la tarde él se vería nuevamente con ella, así que aprovechando su reunión  decidió que hoy le preguntaría y dependiendo de su respuesta él ganaría la apuesta.

El castaño esperaba a que Daniell llegara de la escuela, así cuando estuvieran juntos podrían ir al lugar secreto de su amiga y de él. Mientras esperaba se recostó en el sillón grande y con pequeños hoyos en la tela donde se veían algunos resortes. La verdad era muy incómodo estar recostado en él, no entendía como Gastón pudo dormir en aquella cosa.

De repente se escuchó la puerta de la casa abrirse, el castaño se incorporó y dirigió su mirada a la entrada. Daniell había llegado lanzando su mochila sobre el cuerpo de Ben, quien soltó un quejido, y lanzándose al sofá de tres personas.

—Moriré a corta edad sí siguen explotando la clase de educación física.—cubrió sus ojos con el brazo dando un largo suspiro— ¿Quién dijo que los mini villanos necesitamos educación? No estoy en contra, pero suena estúpido sí lo piensas.

—Hola.—dijo Ben sarcástico mientras se levantaba del sillón incómodo—Te informo que debes empezar a sacar dinero, porque te ganaré la apuesta.

—Daniell levantó un poco su brazo para poder observarlo— ¿Ya lo aceptó?

—No, pero lo hará hoy.—Ben caminó hacia él con su mochila en mano y la lanzó a su estómago— Arriba, vendrás para comprobarlo.

—Claro, después de todo no tengo nada mejor que hacer.—Daniell lo miró sarcástico mientras se levantaba y estiraba su cuerpo.

—No puedes estar conmigo eh, piensa como observar sin que descubra.

—No iré contigo, te esperaré en algún lugar. Sería tan tedioso verlos.

Ben bufo, sabía que Daniell pensaba que a él le gustaba la niña y no dejaba de molestarlo con eso. Después de asentir ante la respuesta de Daniell, los dos chicos caminaron hacía la puerta, pero cuando iban a salir se escuchó una voz proveniente de la cocina.

—¿A dónde van?—Gastón estaba apoyado en el marco de la puerta de la cocina.

—A la calle.—respondieron rápidamente y los dos salieron, antes de que Gastón se los impidiera.

—Estos niños. Espero no estén haciendo nada malo.

—¡Gastón! ¡¿Dónde está la licuadora?!—una voz chillona tocaba con impaciencia una pequeña campana que tenía en la mesa de su tienda.

—¡Duende!¡Deja eso!—frunció el ceño por la campana que sonaba una y otra vez, después escuchó un golpe seco seguido de un "ajá"— ¡Ya te dije que no es una maquina del tiempo!—salió corriendo hacia la puerta que llevaba a su tienda, la cual estaba al otro lado de la cocina.

Los duendes de Maléfica lograban volverlo loco.

[...]

Los dos chicos recorrían el mismo camino que Ben usaba siempre que iba a ver a Mal. Aunque a duras penas Daniell caminaba.

—Mira, quedate aquí, yo tengo que caminar hasta la otra esquina y ya. Cuando termine de hablar con ella vengo por ti.

—Está bien, pero no tardes mucho.—se sentó en una caja de manera junto a la pared, acomodando su chaqueta y cerrando un poco los ojos.

—No prometo nada.—le respondió para después irse.

Siguió caminando hasta llegar a su lugar secreto y se sentó en la piedra grande, justo en frente del graffiti de Mal.

Descendientes: Antes y después de Auradon [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora