Atrapada.

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El alba indicaba un nuevo día, pudo haber sido excelente si no hubiera sido por la aparición de Scott Bellerose, cuando el timbre dio el aviso para ir a comer Alya ya estaba en la puerta esperándome, llevaba unos lindos jeans ajustados y una blusa de olanes blanca. Caminé hasta ella, y proseguimos el camino a la cafetería en silencio, hasta que ella lo rompió.

—¿Que tal tu día de escuela? ¿Divertido no?—preguntó ella.

Colgué mi mochila a mi hombro.—Vamos a acabar con este día, ¿esta bien?

—Rayos, ¿quién vómito en tu desayuno?

—Scott Bellerose. Adrien.

—Veo que el problema no desapareció después de todo.

—Se supone que tengo que darle un tour de la ciudad después de clases.

—Uno-a-uno con un chico. ¿Qué hay que odiar?

—Deberías haber estado aquí anoche, la cena fue algo incómoda, la madre de Scott comenzó a hablar sobre los problemas de él, y luego de su divorcio, y luego literalmente él pareció amenazarla. Estuvo de locos.

—Suena como si quisiera mantener su vida personal privada, y lo entiendo. Eso es muy normal en alguien Nette.

—Tengo una gran idea.—dije, girando alrededor —¿Por qué no le das tú el tour a Scott? No, enserio, Alya. Lo amarás. Él tiene esa imprudente actitud de chico malo anti-reglas. Él incluso preguntó si teníamos cerveza.

—Escandaloso, ¿verdad? Creó que él es apropiado para ti. Además Nino me mataría.

—Te pagaré treinta euros, por llevar a Scott alrededor. Última oferta.

—Tentador, pero no. Y hay otro insignificante detalle. Adrien no estará feliz si tú y Scott hacen un hábito el verse seguido.

—¿Qué? Para empezar una, no tengo nada que ver con Adrien, segundo no es más que mi amigo, recuerda que él esta con Chloé y tercero Scott es sólo un amigo. O eso creó.

En los últimos años mis sentimientos habían cambiado, si seguía queriendo a Adrien, pero él ahora pertenecía a Chloé, además el salir sólo una tarde, no dejaba en claro nada, y yo no estaba dispuesta a ser plato de segunda mesa, no de Adrien. Tenía dignidad.

—Si fuera tú, me acobardaría.—dijo Alya, sus tacones de dos pulgadas pinchando los escalones detrás de mí—Eso es lo que hago cada vez que me meto en un lío. Llama a Scott y dile que tu gato esta vomitando intestinos de ratones, y que tienes que llevarlo al veterinario después de clases.

—Él estuvo aquí anoche. Él sabe que no tengo gato.

—A menos que tenga espaguetis cocidos por cerebro, se dará cuenta que no estas interesada.

Consideré esto. Si me escapó de darle un tour a Scott por París, quizás podría tomar prestado el auto de Alya. Y seguirlo. Intentar como yo podría racionalizar lo que había presenciado la noche anterior. Después de Matemáticas pasé por mi casillero, cambié mi libro por mis llaves y celular, luego caminé por los pasillos laterales ofreciendo una vista clara de la calle mientras varios estudiantes se iban a sus casas u otros se quedaban a charlar. Scott estaba sentado en el capó de su Mustang azul plateado. Él aún estaba usando el sombrero hawaiano, y caí en la cuenta que sí el continuaba esto, no lo reconocería sin eso. Prueba de ello: ni siquiera sabía su color de cabello. Saqué la nota de mi bolsillo que mi mamá me había dejado y marqué su número.

—Esta debe ser Marinette Dupain.—contestó él—Esperó que no me estés plantando.

—Malas noticias. Mi gato se enfermó. El veterinario me apretó en una cita de las 12:30. Voy a tener que pasar el tour a otro día, lo siento.—Terminé. Sin sentir ninguna pizca de culpabilidad. Después de todo sólo era una pequeña mentirita. Y ninguna parte de mi honestamente creía que Scott quisiera hacer un tour por París. Al menos, eso era lo que me estaba diciendo para limpiar mi consciencia.

Juego de niños [AU- Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora