¿Quién manda ahora?

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En la siguiente tarde después de ir y besar a Scott las cosas marchaban mejor que en otras ocasiones, debo admitir que le dije a Scott que me dejará pensar todas las cosas bien, necesitaba hacerlo ahora mejor que nunca. Sabiendo que ya sólo me quedaba menos de una semana para ir me.

La mañana se había ido demasiado rápido, me la había pasado con Alya de compras, ya estábamos casi entrando en la temporada de invierno, y Amsterdam sería una maldita perra conmigo, así que ella me ayudo a buscar ropa adecuada para la estación.

Mientras mis padres compraban maletas para mí, dentro de poco me iría de aquí y quería dejar todo en claro, y ser honesta conmigo misma y con mis sentimientos. Cuando llegamos a casa Alya me ayudó con las bolsas, las dejamos en el sofá y fui directo a la cocina.

—¿Quieres una soda?—le pregunté a Alya.

—Claro que sí.

Cogí dos latas de Coca-Cola y me dirigí hasta donde se encontraba sentada, se veía cansada y algo triste. Le entregué la soda y no dudé en preguntarle:—¿Sucede algo Aly?

Sus ojos se cristalizaron.—Es sólo que...va hacer extraño no tenerte aquí sabes, hemos estado juntas desde secundaría, y saber que te vas me parte el corazón. Dime, ¿que voy hacer sin mi mejor amiga?

No pude evitar lanzarme a ella y abrazarla. —Yo también voy a extrañarte mucho, Amsterdam no estará completo sin ti.

—Dejemos el sentimentalismo, ¿ya sabes a quién quieres realmente?—preguntó Alya, pasando una toallita klinnex por debajo de sus ojos.

—En verdad...aún no lo sé. —respondí, mientras abría la lata de soda y le daba un sorbo—Adrien ha sido el chico del cual he estado enamorada desde pequeña, y Scott...Scott es el desastre más maravilloso con el que me pude topar.

—Diablos chica, eres caso un perdido.—aseguró Alya entre risitas, y no la culpaba. Yo misma me había confundido con todo esto, nunca me vi expuesta a una situación así.

—Púes piensa muy bien, por que te queda menos de una semana. Para ir te a Amsterdam.—ella hizo un suave encogimiento de hombros —además, creó que ya sería hora de que te casarás.

Escupi la soda.—¡¿Qué?!

—¿Qué? No me digas que no piensas casarte.

—Sí, lo he pensado. Pero ahora no es momento en serio, con todo esto de Scott y Adrien. No ayuda en nada.

Alya estaba apuntó de responder en cuanto un golpe se presentó en la puerta. No otra vez pensé no quería volver a pasar por lo mismo, no quería más peleas no después de la de ayer.

—¿Esperas a alguien?—preguntó confundida Alya—de verdad si esto se pone por como ayer, esto será divertido.—sonrió.

—Oh, gracias por la motivación. —dije en tono sarcástico.

Dejé la lata de soda sobre la mesa, y me dediqué a caminar hacía la puerta, cogí el pomo entre mi mano y la giré. Deseando tanto que fuera Nino, Juleka incluso podría soportar a Chloé. Soportaría cualquier cosa, pero por amor a todos los libros, que no fuera ni Adrien o Scott.

—Hola, Marinette. —todas mis súplicas se habían ido al más allá. Adrien tenía una mano recargada al marco de la puerta, y la otra a su cadera—¿Puedo pasar?

—No, no, no. Bueno, sí. —que tonta eres en ocasiones Marinette en serio. Lo dejé pasar y él entro, observó con detenimiento el lugar y su vista se dirigió a Alya y las bolsas de compras.

—Hola, Alya. Humm parece que alguien fue de compras para invierno.—dijo Adrien mientras se quedaba de pie al lado de Alya.

—Sí como ya sabes, Marinette se va a ir dentro de muy poco a Amsterdam por los asuntos de diseños de moda y...—vaciló Alya—tiene que estar preparada.

Juego de niños [AU- Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora