El chico de la esquina

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Estaba en la parte de atrás del camión, recostada en el colchón que no paraba de sacudirse, miraba el álbum de fotos, bueno uno de los muchos que tengo, ya que soy una adicta a las fotos y tengo como 10 álbumes completos., mi gatito Pershan no paraba de llorar desde la pequeña jaulita en la que estaba, me dolía un poco la cabeza por el movimiento del camión, hasta me daban ganas de vomitar así que me saqué los lentes (solo los usaba cuando leía o cosas así) y apagué la linterna., ya recostada y con una sábana encima me ponía a pensar que iba a pasar llegando, ya que Pittsburgh era un poco más "campestre", y además ibamos a vivir a las afueras, mamá dijo que pondría un súper fantástico hotel y que seria el más lindo de todos, pensando eso me quede dormida o eso creo...

Un chirrido me despertó y pense que aún seguía en mi habitación, fue gracioso porque pensé que el chirrido había sido provocado por mi despertador., todo estaba oscuro hasta que la puerta del camión se abrió y vi la sombra de mamá aproximarse.
- Ya tienes que bajar Tory - me dijo acariciando mi cabello.
- Ya voy - dije mientras frotaba mis ojos.
Me puse una camiseta rosa con un estampado de un panesillo, si estaba durmiendo con un pequeño top, me cepille el cabello con los dedos y tome a Pershan, que al fin estaba dormido y bajé del camión.
El día estaba soleado, claro porque era verano, me encontraba en el pórtico de una casa de color azul y al costado había un arbol con un columpio hecho con una rueda y recordé quizá un poco, era la casa dónde había vivido hasta los 4 años o 5 años.
- ¿La recuerdas? - me preguntó cuando cruzaba el umbral de la puerta.
- Esta es nuestra casa ¿no?
- Sí, seguro te debes acordar un poco.
- Casi nada - digo yo suspirando.

Habían terminado de bajar las cosas y por la tarde le ayudé a mamá a ordenarlas, mi habitacion era más pequeña que la de Filadelfia y el techo era más alto, de alguna manera pude organizar todas mis cosas, lo bueno de la habitación era que tenía una gran ventana y me permitía ver todo el vecindario.
Dejé una pared en blanco para poder pegar todas las futuras fotos que voy de tomar, las demás estaban llenas de posters de mis cantantes favoritos.
- Te a quedado bonito - dijo mamá entrando a mi habitación.
- Gracias mamá - le digo con una sonrisa en el rostro
- Supongo que esa pared es para las fotos - dice, mientras extiende un brazo señalando la pared en blanco.
- Sí, espera... no eh visto mi cámara... ¡MAMÁ DÓNDE ESTÁ MI CÁMARA! - digo mientras me paro y empiezo a revolotear por la habitación.
- Está en la sala - suspiro y bajo corriendo hasta la sala.

Esa cámara es muy muy importante para mi, primero porque me la regaló papa y segundo porque amo tomar fotos y tengo algunas sin revelar.
- Ve y ponte algo bonito para ir a comer - dice mamá, asiento con el rostro

Salimos de la casa y nos dirigimos a una tienda de hamburguesas que queda a una calle, yo usaba unos jeans de color celestes y una camiseta de tiras colo rosa., cuando llegamos al establecimiento nos sentamos en una mesa y pedimos, mamá pidió una de huevo y jamón, y yo una de queso y pollo, me contó que el restaurante pertenecía al papá de su amiga y ella lo heredó, por eso estuvo mirando a todos lados hasta que al fin apareció su amiga, era una señora de la misma edad que mamá (36) pero se veía mayor, solo un poco , se saludaron con un fuerte abrazo y empezaron a conversar, después de 2 o 3 minutos se dio cuenta de mi existencia.
- ¿Tú eres Tory?¡Como has cambiado! - esbozo una sonrisa de lado.
La señora me a visto solmente a los 5 años y ahora tengo 16... ¡Claro que voy a cambiar!
- Mamá ¿Puedo ir siguiendo a casa? Es que...
-Si claro cielo - suspiro mientras me da las llaves.

Salgo del restaurante y me dirijo a casa, gracias al cielo que tengo buena memoria, porque sino ya estuviera perdida., mientras voy caminando me siento tranquila, es decir son las 10 de la noche y todo está tranquilo pero algo me hizo voltear mi mirada hacia una esquina, dónde un muchacho estaba parado y observandome, me dio un poco de nervios porque no me gusta cuando me miran directamente, así que acelero el paso sin mirar atrás pero unos metros más siento que alguien me sigue, miré sobre mi hombro y era el chico de la esquina, quise girar sobre mis talones pero pise la agujeta de mi zapatilla y perdí el equilibrio, estaba lista para caer de culo en medio de la acera.

Diferencias AmorosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora