Reaprendiendo a vivir

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-Perdóneme...hum...Ruby, ¿es eso?

-¡Para servirla, señora! ¿Qué puedo hacer por usted?

-Yo...

Emma se había quedado en su habitación la hora siguiente que había seguido a la partida de su salvadora, y después había bajado a la pequeña cafetería que tenía un encanto acogedor. Tenía que aprender a vivir, a revivir. Necesitaba demostrase que podía avanzar y ser fuerte. Dos años encerrada, sin vida exterior, dejaban forzosamente huellas. A excepción de Regina, Emma no había hablado con nadie y hoy quería ponerle remedio a eso, abrirse de nuevo al mundo y poco a poco volver a ser alguien. Confiar. Aceptar. No dejarlo ganar.

Aunque la tarea se aventuraba ardua, quería tener éxito ante ese nuevo desafío personal. Por ella, pero también por Regina. Al ver que la morena de mechones rojos la miraba de forma divertida, entonces continuó

-Acabo de llegar aquí, es un poco complicado de explicar, pero...- ¡Dios, qué difícil era encontrar las palabras! –Estoy empezando mi vida de cero. Necesito de verdad reanudarlo todo- había insistido -¿Puedo pedirle su ayuda?

-¡Finalmente algo interesante! Hable desde el principio, he nacido para ayudarla, hum...

-Emma, soy Emma...

-Perfecto, Em, ¿por dónde comenzamos?

El entusiasmo de la camarera había sorprendido a la rubia. Tras la barra, se frotaba enérgicamente las manos, dichosa por poder ayudarla y por salir de la rutina. Enarbolaba una sonrisa desconcertante. La alegría de vivir de Ruby no era algo a lo que Emma tenía costumbre y aunque la joven morena parecía estar en las antípodas de la rubia y tendría que acostumbrarse, Emma había comprendido en pocos segundos que había preguntado a la persona correcta.

-Para ser franca, he estado desconectada estos dos últimos años, así que...Haga como si...- se detuvo, no estaba segura de lo que iba a decir. Finalmente, pensó que la mejor solución era, quizás, no mentir en realidad –como si hubiera estado desaparecida durante dos años y que puf, vuelvo sin nada más que un suéter y unos pantalones.

-Wow...Espere, ¿de qué manera desapareció de la circulación? ¿Truco de magia? Porque yo sí soy de las que creen en esas cosas, eh...

-No, no, yo...- quizás al final la verdad no era la mejor idea –solo era un ejemplo para que viera que...necesito de...todo.

-¿Todo? Tipo, ¿todo, todo, todo?

-Sí, eso creo...

-Ok, ya veo. Vamos a hacer una lista, ¡es la mejor manera para empezar! Entoncessssss...- dijo buscando algo tras la barra. Cuando tuvo en sus manos el bloc de notas que usaba normalmente para tomar las comandas, comenzó a garabatear –Primero, ropa...Hay que conseguir más que un solo vaquero para resaltar sus pequeñas nalgas...Después, peinado porque sus cabellos hasta el final de la espalda, no puede ser, tiene que, al menos, sanearse las puntas. Oh, también un teléfono, necesita un teléfono, yo no podría vivir sin teléfono...Es de looocos lo que se puede hacer hoy en día con un Smartphone.

-Oh, humm...- Emma se rascó la parte de atrás de la nuca, particularmente incómoda. Ruby había trazado el conjunto de su plan con una rapidez impresionante «Ok, creo que estoy de acuerdo con usted, pero para hacer todo eso, inevitablemente necesito...dinero. Cosa que no tengo.

-Ah, eso explica por qué la señora alcaldesa ha arreglado lo de su habitación...

-Regina ha...- ella suspiró, exasperada. Emma había imaginado tontamente que iría a encontrar una solución sola y arreglar sus deudas lo más rápidamente posible. Frunció el ceño, descontenta de lo que le había impuesto la alcaldesa –Creo que vamos a tener una conversación ella y yo...

Por nuestra segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora