Capítulo 29

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Que te guste Cameron Dallas, no era tan grave como yo creía que sería.

Pero, mientras los dos estuviéramos en la escuela, tenía prohibido mirarle a los ojos, sonreírle, hablarle y sobre todo besarlo.

Cameron no estaba de acuerdo con eso, pero yo sí. Ya que durante estas últimas semanas que nos habían visto juntos crearon demasiado rumores. Todavía no termino de contarlos.

Aún no empezábamos una relación formal, y no quiero admitir esto, pero me empezaba a desperar. Quiero que Cameron sea mi novio.

Qué demonios.

Me dirigía a mi taquilla para sacar algunos libros de ahí, cuando casi me muero al ver lo que habían escrito sobre el.

"Puta"

¿De verdad? Pensé que ya lo habíamos superado.

Me había enfadado y mucho.

—¿QUÉ DEMONIOS? —grité—. ¿AHORA YO SOY LA PUTA?

Todos, de verdad, todos giraron a verme.

Unos con estúpidas sonrisas, otros murmurando, otros atónitos.

Coraje y ganas de echarme a llorar me habían invadido.

No lloraría, ya no más. Estaba enfadada.

¿Por qué a mi?

Unas manos agarraron mis hombros, iba a golpearlo, pero era sólo Cameron.

—¿Chloe? —hizó una mueca—. ¿Quién hizo esto? —susurró

Reí.

—¿CREES QUE LO SÉ? —exclamé —. ¡LES ENCANTA JODER!

Antes de que pudiera decir alguna palabra, salí de ese horrible lugar. No era el momento para estar en la escuela y aguantar todo los estúpidos rumores.

De hecho, me eché a corres para que nadie me alcanzara.

Esperen, la última vez que me eché a correr me perdí...

Pero había llegado a casa.

Nunca me había sentido tan cansada, maldita sea.

Mensaje nuevo de Vanessa.

Vanessa: ¡Chloe! Me he enterado, ¿te encuentras bien?

Chloe: La verdad es que no...

Me tumbé a la cama, y no sé en que maldito momento me había quedado dormida de tanto gritarle y llorarle a la almohada.

—¿Chloe? —susurraron—. Vamos, despierta

Era... su voz. Era... ¿ Cameron?

¡Esperen! ¿Qué demonios hace él aquí?

Abrí los ojos en seguida. Asustada empecé a gritarle:

—¡¿Qué haces aquí?!, ¿qué hora es?, ¿por qué estoy aquí?

—Hey —se acercó a mí—. Tranquila... Todo está bien

—¿Qué hora es? —insistí y quité sus manos de encima (estaban en mis hombros)

—Mediodía —sonrió

Genial, eso significaba que no había nadie en casa. Nada de Joel, Ashton ni mamá.

Me empecé a poner nerviosa. Cameron no era la visita que esperaba, mucho menos cuando tenía los ojos completamente hinchados de tanto llorar, y mi voz, bueno... digamos que no era lo mejor.

Pero no le importó, en lo absoluto, y me abrazó.

—Cameron —susurré—. ¿Qué haces?

—Abrazandote —rio—. ¿No lo ves?

—Sí, no soy estúpida —bufé—. Me refiero a por qué lo haces

—Por lo de ésta mañana —me abrazó más fuerte—. Todo es mi culpa, Chloe, perdón. De verdad, por todo lo que te he hecho, por si alguna vez te hice sentir como una mierda, lo siento tanto. Chloe... yo me siento diferente contigo, es como si fueras mi música favorita, que me llena de alegría y emoción. Siento que cada vez que te veo te quiero más y más. Y eso, nunca había pasado con nadie. Así que Chloe, te quiero como no tienes una jodida idea.

Y yo, bueno... me estaba quedando sin aire.

—Cameron —hablé—. Me asfixias.

—Oh, lo siento también por eso

Me soltó y me vio. Un muy largo minuto. Ahora, ¿qué se supone que yo debería de hacer?. Porque no soy buena dando discursos, mucho menos con alguien que suele ponerme tan nerviosa.

—Entonces... ¿es mediodía?

—Chloe, te lo he dicho todo, ¿y me preguntas que si es mediodía?

—Te quiero, maldito —contesté —. Ahora, si quieres, puedes retirarte.

Cameron sonrió.

¿Qué rayos dio risa?

—¿Cómo has dicho? —preguntó—. No te escuché muy bien

—¡No te hagas el sordo!

—Entonces... ¿puedo hacerme tu novio?

Qué. Qué. Qué.

¡¿Qué hago?!

—Estás jugando, idiota —contesté

—Por Dios, Chloe. ¿Perece que lo estoy?

No, no parecía. Pero quería estar segura antes de hacer alguna estupidez.

Antes de que pudiera seguir pensando con claridad (como siempre), Cameron Dallas me besó, me besó como nunca antes lo había hecho. Este era diferente, lo juro.

—Tomaré tu silencio como un sí —sonrió

—Tonto.

—Tonta —tomó mi mano—. Parece que alguien está demasiado sonrojada.

—Callate —susurré

—Ven —me llevó hasta su coche—, vayamos a algún lado. Tú eliges.

—Tengo mucha hambre —acaricié mi estómago—. Necesito comida, mucha

Cameron se echó a reír, diciendo que su novia es una tragona y me llevó a su casa, a comer, claro. No haría otra cosa que no fuera comer. Sólo eso.

Prometo no enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora