Capítulo 2

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sometimes i need sometimes... on my own
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Los gemidos desbocados de quien, evidentemente, se trataba de una mujer inundaban por completo la habitación de hotel. La lamparilla con su suave luz alumbraba a duras penas al par de siluetas que se movían entusiastas al ritmo del deseo sexual. En un movimiento preciso y rápido la joven mujer de cabello pelirrojo se encontraba bocarriba con la cabellera desperdigada en lo blanco de las sábanas, los pechos al aire y duros por la excitación, la boca boqueando como pez fuera del agua y con los ojos de un extraño color verde bañados en un brillo sexual que terminó por hostigar al hombre de rizos frente suyo. Con brusquedad le obligó a darle la espalda y a levantar las caderas mientras arremetía de nueva cuenta en su entrada femenina y húmeda. Podía ver desde su posición como el preservativo se asomaba curioso con cada estocada que daba. No pasó mucho para que finalmente cerrara los ojos, obligando a su mente a llevarlo lejos del recuerdo y la amargura que rumiaba desde días atrás, y terminara llegando a un orgasmo insulso que ya no le calmaba las ansias. La mujer, por su parte, aún seguía sumida en el sopor del orgasmo que soportó luego de tan salvaje sesión de sexo, que confundió con las ganas desmedidas de su contra parte cuando realmente se trataba de una ridícula huida a los llamados de su consciencia.

- Eso estuvo increíble. – El suspiro que soltó más la voz melosa de la mujer fue lo que trajo a tierra a Slash. -En serio, no pensé que fueras tan bueno en ésto.

- Lárgate de aquí ahora – La escueta respuesta del moreno fue lo que descolocó a la mujer, quien confundida y herida solo pudo observar cómo el hombre de rizos se alejaba de ella en busca de sus ropas.

- ¿Por qué me tratas así? ¿Hice algo mal? – La mirada de Hudson que recibió la mujer de cabello pelirrojo terminó por espantarla, quien en un arrebato de furia ante sus réplicas no tuvo más reacción que lanzarle el vestido negro con el que la conoció.

- ¡He dicho que te largues! ¡Ésto sólo fue sexo y ya!

La mujer desconocida pero con un enorme parentesco a quien próximamente sería ex esposo de Slash; Axl, observó espantada el desaire con el cual era tratada. Aquel hombre de piel morena, con desordenados rizos y con ahora una mirada de querer matar no se asemejaba en nada al caballero que creyó conocer la pasada tarde, en la cual disgustaba solitaria y deseosa de una copa de vino en la espera de algún curioso que nunca faltaba. Juró por aquellas horas tener suerte de toparse con Slash, con su porte de hombre de negocios y su habla fluida y escasa, y se prometió en aquella velada, que luego los arrastró a la habitación del hotel, nunca dejarlo ir. Pero se equivocó.  Saul Hudson –porque nunca se molestó en indagar más allá de la cuenta- no era el caballero de armadura brillante que pensó encontrar por casualidad y que la sacaría de una vida ajetreada.  No esperó otro arrebato de furia, y vistiendo como pudo sus prendas cogió sus zapatos de tacón aguja y su bolso de cachemir para abandonar, finalmente, la habitación del hotel. Slash la observó partir aún con el ceño fruncido y no pareció calmarse hasta minutos después en el que la habitación se sumió en un sepulcral silencio vacío, tal cual se encontraba el interior de su alma.

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Depresión. Probablemente aquella era la palabra con la cual titular el cuadro que se plasmaba ante Izzy, como una breve representación escénica de lo que el dolor significaba entre sus cortas letras. La devastación con la que se sumió Axl después de enterarse que su esposo había decidido ponerle punto final a su matrimonio hacía una semana atrás terminó por hundir sus ánimos a niveles inimaginables del subsuelo. Ante ella se encontraba la figura del pelirrojo hecha ovillo, como un pequeño feto abandonado a la intemperie que necesitaba de los nutrientes y cuidados de su madre para subsistir, con el pijama revuelto, los cabellos desordenados y el cuerpo de su perro Noviembre a un lado, haciéndole compañía con su silencio.

Despertar [Slaxl/Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora