Despertar [Slaxl/Adaptación]

Capítulo 12

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                                              You broke my heart 

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No sabía si los días seguían pasando, o simplemente si era el mismo día en el cual sentía que todo se iba cayendo por el barranco, mientras que miraba a un punto fijo en la pared que le retumbaba la consciencia. El reloj con su tic-tac interminable, el mismo color de las cortinas y de las paredes, los mismos muebles.

Diferentes sábanas.

Pero su olor seguia impregnado ahí.

A veces Saul no sabía si había comenzado a perder la cabeza, pues por comprar un nuevo colchón y deshechar el antiguo no se sentía normal. Lo lograba ver en las noches, o escucharlo en la mañana en la cocina preparando el desayuno; soñaba antes que todo que antes de despertar le daba un beso de buenos días.

Pero al despertar. . .

Él no estaba.

Había consultado a Duff si tenía algún contacto de un psicólogo bueno que pudiera ayudarlo en la etapa que estaba pasando, era desesperante ver a Axl caminar por los pasillos, y que al correr ahí, él no estuviese, sino que todo fuera obra de su traviesa imaginación torturándolo. Todos los sábados colocaba a Queen, esperando a que el pelirrojo llegara cantando a todo pulmón y haciendo sus raros pasos de baile que le alegraban el día, para luego tirarse al sofá terminando en hacer el amor como en sus primeros años de matrimonio.

Pero no, al despertar volvía su agonía.

¿Las cosas podrían arreglarse?

¿La vida podría darle una misera tercera oportunidad?

- El suicidio no soluciona problemas, sino que te hace cobarde. - Llevaba alrededor de unas dos semanas sin ir a la corporación H&M. Tenía incontables llamadas perdidas de Duff en su celular, y a Noviembre con la cola sin movimiento, totalmente apagado y deambulando por los pasillos.

Observaba ahora la pantalla de su computador, mientras que tenía enormes bolsas negras bajo los ojos. No se rasuraba la barba hace días ni tampoco se duchaba, así que olía a un verdadero muerto. Todas las cortinas estaban cerradas, no dando ningún tipo de entrada a la luz.

Ahora era cuando tenía miedo.

Rápidamente giró su vista al pasillo principal, con la vaga emoción de que todo fuera real.

Estaba siendo real.

Él estaba ahí.

- .  .  . ¿Axl? - Con la mayor esperanza de su corazón, susurró, sonriendo lentamente. Dejó su computador a un lado, colocándose de pie mientras que corría por el pasillo, escuchando pasos en las escaleras, después en el segundo piso y en todos lados.

¡Axl estaba ahí!

Corría y corría, sonriendo cada vez más, pronunciando su nombre con emoción. Llegó hasta el último punto de la casa, pero no.

Él nunca estuvo ahí.

En el transcurso de volver a la sala, sintió un sabor amargo en la boca y en todas las zonas de cuerpo. El pecho le dolía, el estómago le rugía y su organismo pedía a gritos descansar, pues llevaba tres días sin dormir por causas del insomnio que padecía y por no estar tomando las pastillas que habían sido recomendadas hace mucho tiempo por su psiquiatra.