Despertar [Slaxl/Adaptación]

Capítulo 1

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. We've been through this such a long long time, just trying to kill the pain
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Axl otorgó el perdón incluso antes de que el mismo fuese requerido. Criado bajo el yugo de una familia problemática cuyo rol matrimonial no era tan correcto para la formación de su unigénito. Sharon E. Rose fue una mujer chapada a la antigua, pero aún así, estuvo con un hombre, William Bruce Rose, quien le hizo embarazarse a los dieciséis años para después de nueve meses tener un hijo;  aunque no quisiera, sólo lo hizo porque se embarazó y en esos tiempos el aborto era totalmente difícil e ilegal. Sharon nunca le enseñó el amor a Axl Rose, pero aún así, pudo lograr enamorarse. Fue así como el joven estudiante de música se vio convencido de que Saul Hudson era el hombre de su vida y que no había quién ni qué –incluido el adulterio- acabara con la historia de amor que habían construido hasta entonces.

Despertó aquella mañana con el sol puesto en la cumbre del cielo y adormecido por el calor de otro cuerpo junto al suyo. Extrañado y esperanzado se dio vuelta esperando encontrar la conocida mata de rizos negros que siete años de casado lo habían acostumbrado observar apenas al despertar. Grande fue su decepción al encontrar el mullido cuerpo grande de su perro, Noviembre. Repentinamente le vino la depresión en forma de resaca tras una noche de alcohol y desenfreno; la ira, la decepción y el dolor se vieron sustituidos por el latente dolor de cabeza que lo aquejó por horas durante el día. Salió de la cama matrimonial con el alma regada en el suelo y con el semblante más maltrecho que haya podido conseguir jamás; pero Axl Rose no era precisamente una persona que se dejaba amedrentar por cualquier pequeñez, fue por ello que otorgándose ánimos decidió hacer el desayuno para él y su esposo; ¿estaría bien lo que iba  a hacer?

Tomó una ducha express de agua caliente y vistió su cuerpo algo delgado y pálido en un atuendo casual. Con su cabello pelirrojo a medio secar y con Noviembre pisándole los talones, se decidió por fin a ponerse el mandil y cocinar el típico desayuno americano. Hizo los huevos y el tocino, preparó el café bien cargado –tal y como a Hudson le gustaba-, preparó algo de jugo de naranja, hizo las tostadas y colocando todo en perfecto orden; cuando se casó con Slash, cocinaba como el carajo, ni el café sabía hacer, pero al pasar de los años, aprendió un poco –también a ordenar-. Fue rápidamente a la habitación de su marido; se siente un estúpido.

- Slash, el desayuno está listo. – Pasaron un par de minutos y volvió a tocar la puerta un poco más fuerte al no recibir respuesta alguna. - ¿Slash? – Giró lentamente el picaporte y asomó su cabeza a la habitación. El cuarto que ocupó Hudson la noche anterior se hallaba vacío.
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Podría decirse que Saul Hudson se hizo a sí mismo. Lo cierto es que aquel hombre de piel morena y rizos oscuros tuvo un pasado en Londres, donde antiguamente su padre y madre estaban casados, haciendo una imagen típica de una familia de la época; pero eso no duró. Sus padres se divorciaron, y luego de eso, su madre emprendió su vida a América, donde luego de un tiempo Slash y su hermano, Ash, le siguieron.

Posiblemente ello fue lo que lo llevó a entrar en el cuerpo policial de América –al cual dedicó siete años de su vida en cuanto apenas cumplió la mayoría de edad- para comenzar junto a Duff McKagan el negocio que los sacaría de la ruina y los llevaría a ser unos de los empresarios más jóvenes y exitosos del momento. Invirtieron todos sus ahorros y el cuantioso préstamo que consiguieron tras una larga negociación con algunos socios estratégicos en el bufete de abogados que abrieron en Estados Unidos, un país que no había escuchado de ellos hasta el momento. Emprendieron el negocio poco a poco, McKagan era un hombre de principios, pero también un empresario con visión y sabía exactamente cómo manejar los casos que se le iban presentando para darle un matiz neutral. Abogado de profesión y empresario por elección, supo cómo hacer de H&M H.M.C. un duro contrincante en el mercado de las leyes. Así fue como Hudson y McKagan llegaron a  en rumbo de un sueño que se convirtió en realidad.