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I'd like to think that our love's worth a tad more
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Nunca pensó que el introducir una llave y sentir como el cerrojo de una puerta cedía, lo llenaría de tanta melancolía. Estaba dispuesto a regresar sobre sus pasos y conducir nuevamente hacia otro hotel alejado del centro, pero el suave olor de algo dulce horneándose lo detuvo de sus intenciones cobardes. Noviembre se acercó raudo hacia él, con la cola agitándose con euforia y haciéndole mimos. Con la mirada inexpresiva y los ademanes rígidos, terminó por ingresar a la que antes fuera su morada.
La luz de la mañana parecía rebotar entre las paredes cremas del corredor. Todo parecía tan igual y diferente a como lo había dejado que no supo con exactitud cómo sentirse al respecto. ¿Acaso Axl había cambiado las cortinas de la casa? Creía recordar que siempre fueron verdes, pero ahora un granate soberbio adornaba los ventanales.
Paso a paso, y llevando consigo el par de maletas que había empacado, se dirigió a la cocina. En ella observó cómo Axl ataviado como siempre andaba en la mañanas y envuelto en su típico mandil, preparaba un poco de pan tostado y huevos revueltos. El sonido de la licuadora triturando algunas frutas también hacía eco en el lugar, eso y la suave melodía que se escapaba de entre los labios de quien aún era su esposo.
- Oh, llegaste. – La voz grave que utilizó Rose como era típico lo dejó fuera de lugar por breves instantes, pero no dejó que su asombro se evidenciara. En cambio, decidió empezar con su rol del esposo de antes y comenzó con el juego.
- Tenía mucho trabajo anoche, ¿quieres que te ayude en algo? – Acomodó a un lado del salón sus maletas, procurando sonar despreocupado y natural.
- ¿Podrías poner la mesa, por favor?, el café está casi listo.
Hudson sacó de un gabinete un par de tazas de porcelana y un par de vasos grandes. Los colocó en el sitio habitual de siempre y volvió por los platos. Cuando hubo dejado todo en perfecta armonía, tomó su lugar y esperó a que Axl terminara de alistar lo último.
Sentados frente a frente, y agradeciendo los alimentos en silencio, comenzaron a disfrutar de la primera comida del día. El moreno observaba de vez en vez el actuar calmo de Axl, la forma delicada en la que cortaba sus alimentos y el tiempo que se tomaba para degustar cada bocado. Todo parecía tan real a como lo fuese antes que sintió que aquellos últimos meses en los que jugaba a doble cara no habían sido más que un producto de su imaginación, eso y todo el lío del divorcio. ¿Hacía cuánto que no desayunaba en un lugar así de tranquilo? ¿Hacía cuánto no se sentía como si estuviera en casa?
- ¿Cómo está Steven? – La pregunta lo descolocó, pero logró recomponerse a tiempo para responder de forma coherente. Tenía que dejar de pensar en gilipolleces, se dijo.
- Él está bien, inmaduro pero inteligente como siempre. – Sorbió un poco de café y se tomó su tiempo para degustarlo. Nadie preparaba el café como Axl.
- Me alegro, él es tan agradable.
- Sí, es verdad, pero a veces me irrita. – Terminaron en silencio lo que restaba del desayuno, y en cuanto Axl se paró para recoger los trastes, Slash lo sorprendió con una pregunta que no venía a cuento. – La tipa de la vez pasada…
- ¿La tipa? – Axl estaba a punto de preguntarle si se encontraba bien. Slash no era de las personas que dejaban una oración a medias.
- La que te acompañó a casa la última vez- Aclaró, retomando su voz grave pero a la vez burlesca. Sin embargo, Rose creyó percatarse de un brillo inusual en los oscuros ojos de su esposo.
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Despertar [Slaxl/Adaptación]
RomantikSlash y Axl son un matrimonio a punto de divorciarse. La infidelidad de Hudson y la desesperación por preservar el matrimonio de Rose los llevará a ambos a emprender un nuevo camino, tal vez juntos, tal vez separados, ¿qué tan fuerte es el amor? El...