Capítulo 8

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                                                                                                                   Said, sugar, make it slow

                                                                                              And we come together fine

                                                                   All we need is just a little patience  

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Fue en una noche hace aproximadamente siete años atrás. Era jueves, el día más atareado en la agenda de Axl, y Slash aprovechó para citarlo a una hora un tanto desventajosa a la feria local que inauguró hacía poco sus servicios. Rose llevaba buen tiempo tratando de convencer a su novio de ir al parque de diversiones; desde siempre adoraba las ferias y la diversidad de colores y sensaciones que con ella arrastraba. El ruloso se negó una y otra vez, haciendo evidente su disgusto ante la idea de pasar su tiempo en convivencia con niños exaltados que solo querían pasar el rato en los monstruosos juegos mecánicos. Por ello fue sorpresa para el pelirrojo que su novio lo invitara a pasar parte de la noche en el dichoso parque de atracciones; mas no fue sorpresa para su novio el que el pelirrojo llegara veinte minutos tarde al dicho lugar. Axl tuvo que aguantar no decir algo erróneo para que Hudson no se enojara, y de esa forma se le hacía difícil disfrutar de las atracciones mecánicas del parque.

El pelirrojo iba rumiando el mal humor que se concentraba en alguna zona de su pecho. Buscaba recordar las razones por la cuales amaba al moreno y evitar así una disputa. Al llegar a la ruleta rusa, ambos se encontraban ya medio distanciados. La tensión era evidente en sus gestos y el hombre que recibía los tickets tuvo que aguantarse las ganas de preguntar si todo andaba bien. Subieron después de realizar la más exhaustiva de las colas

Tomaron asiento uno frente del otro y evitaron mirarse mientras el juego andaba en funcionamiento. Y todo iba marchando naturalmente hasta que el juego dejó de funcionar y la musiquita ferial se detuvo, sumiendo la feria en un incómodo y desorientador silencio.

- ¿Qué pasó? – El desconcierto en Axl no se hizo esperar, buscó con la mirada algo abajo en la feria que le diera la razón por la cual todo se detuvo tan abruptamente. Y Slash vio en su cara que estaba a punto de gritar por ayuda; así que decidió que era suficiente de tanta actuación y decir, por fin, lo que tantas veces ensayó frente al espejo.

- Axl, sé que no soy de carácter fácil a veces y sé que, a veces, tendremos días como estos, en los que los dos nos veremos tentados a arrojar al otro por la ventana. – Tomó aire, mientras que los rizos le cubrían el rostro. Axl había dejado de asomarse por la ventanilla del pequeño compartimiento para fijar sus bellos ojos en él. Eso solo lograba ponerlo más nervioso. – Pero, también sé, que no hay otra persona más en el mundo con la cual desee compartir los buenos y malos momentos... Así que, por favor, sé mío por siempre.

Y en medio del caos de la feria, medio incómodo por el tambaleo de cabina y bajo la sorpresa de Rose, Saul Hudson posicionó una de sus rodillas en el piso metálico y le mostró el anillo de compromiso de oro.

- ¿Quieres casarte conmigo?

- ... - Rose no era alguien muy fácil de hacer llorar, siempre trató de esconder el mar de sentimientos que tenía, pero ahí ya no pudo más. Y como era de esperarse a las típicas reacciones que ocurrían tras esas bellas propuestas de matrimonio, Axl ya lloraba como un bobo, cubriéndose el rostro pues las lágrimas salían disparadas. – Sí, Slash, sí

Despertar [Slaxl/Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora