Capítulo 7

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You like to hurt me, you know that you do

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La primera vez que Saul fue diagnosticado de disociación afectiva llevaba encima 18 primaveras y un de mala paga que apenas le permitía subsistir. Apenas había terminado su bachillerato al escaparse de casa y se encontraba en pleno proceso de encontrarse a sí mismo. La adolescencia era una etapa cruel y muy confusa. No había hallado hasta entonces una razón clara por la cual él se hallaba deambulando en el mundo. En pocas palabras, no encontraba propósito a su vida.

Aquella tarde fue citado por la supervisora de Recursos Humanos, la bendita mujer gustaba de psicoanalizar a todos los trabajadores a su cargo, y Saul, con su gran carga psicológica, fue punto de mira para saciar su apetito voraz. Lo citaba todos los miércoles en la tarde, con la excusa de mejorar su desempeño laboral, aunque mucho no podía hacerse si se trataba de un puesto como el 'chico de los encargos'. Tras seis exhaustivas sesiones en las cuales Hudson se vio realmente tentado a presentar su carta de renuncia, Lilly Paterson dio su veredicto final con una expresión triunfante que no fue fácil de desvanecer durante toda la semana que le siguió.

- ¡Era tan evidente que no sé cómo no lo pude notar antes! - La mujer se paró abruptamente, dejando de lado su faceta profesional, y dio vueltas en su oficina mientras iniciaba su perorata. - Eres infeliz, Saul. Con un padre ausente, con una madre que nunca te comprendió, escapándote de casa y sin amigos, ésto es lo que sucede: no sabes entablar un vínculo emocional y estás negado a cualquier tipo de afecto humano posible.

Las palabras de la mujer no fue lo que lo perturbaron, sino su evidente tono de goce al sentenciarlo así sin más a una vida privada de emociones o sensaciones. Había tanta gente loca en el mundo. El punto fue que el moreno no hizo mayor caso al resto del discurso y se enfocó en buscar un nuevo trabajo menos problemático. Fue entonces que un folleto informativo del Cuerpo Policial llegó a sus manos y decidió probar suerte.

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Un mes.

Un mes había transcurrido desde que Slash aceptara de buena forma la prórroga. La mitad del plazo se había cumplido y cierta inquietud se alzaba en él. Podría catalogarlo como ansiedad, por la espera que aún le faltaba soportar. Nunca fue muy diestro identificando sus propios sentimientos, y estos solían manifestarse en dolencias físicas; su cuerpo pedía auxilio en gritos mudos. La novedad que ocurrió para esta ocasión fue una jaqueca constante, que venía y se iba sin avisar. A veces era tan insoportable que juraba escuchar voces donde nadie más las oía. Otras veces, más preocupantes -si cabía decirlo-, parecía perder la noción de la realidad: ¿estuvo siempre ese florero en la sala? ¿cuándo fue que cambiaron el color de las cortinas?

Sea como sea, Saul hizo lo mejor que sabe hacer: trabajar. Pidió a Axl que le hiciera un termito con café para las mañanas y se enfrascó en los casos que tenia pendiente. Al llegar a casa, si ya no había más trabajo que hacer, sumergía el resto de su atención en las novelas variadas de su biblioteca. Axl solía salir tarde del trabajo, por ello siempre tenía algo de tiempo libre antes de pasar por él; aunque Rose a veces pasaba noches fuera y no le decía el por qué.

Por otro lado, el asunto entre ellos había tomado un curso que no previó al momento de aceptar el acuerdo. Slash no era un hombre muy dado a los afectos, y muy pocas personas sabían llegar a él de la forma correcta. Y había olvidado por completo que Axl era uno de ellos. Aquellos años de matrimonio sirvieron para amaestrarlos en el arte más complicado del amor: la convivencia. Hudson admitía que Rose era una excelente pareja, atento y cariñoso, sin llegar a hostigar; con un sexto sentido altamente sensible, sabía-incluso, antes que él- lo que necesitaba: así sea que baje el volumen al equipo, o que prenda la luz, o cuando el estómago lo tenía alterado y necesitaba una sopa, o cuando estaba muy cansado y necesitaba dormir antes. Lo conocía tan bien que olvidó, de alguna forma absurda, que podría volver a acostumbrarse a su compañía cálida. No obstante, había algo que descuadraba.

Despertar [Slaxl/Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora