Propiedad De Alexander (En Edición)

Capítulo 27

Narra Alexander

-Vamos habla de una vez -dije

-Tenemos problemas con el traslado del cargamento -dijo mirándome preocupado

-¿Cual es el problema? -dije serio

-Encontramos a unos hombres de Steven en el territorio -me quedo mirando

-Lo que quieres decir es que ese maldito sabe por donde traeremos la mercancía, maldita sea el cargamento llega mañana -golpee el escritorio

-Encontraremos una solución -intento tranquilizarme 

-Más te vale, pero ¿qué parte de que vigilen todo el maldito lugar no entendieron? -casi grite

-No se como mierda paso -

-Esta bien -intente calmarme- ese maldito me las pagará -apreté mi puño derecho

-A los hombres lo matamos -

-Era lo mínimo que podían hacer -

-Cambiando de tema, ¿porqué no me habías llamado antes sobre los papeles? -me preguntó

-No los he revisado todos -dije, puse mi vista en un papel

-Ese milagro, tu siempre los tienes listos en muy poco tiempo -me miró atento

-Tenia cosas que hacer -tome los papeles que tenia listos- estos son los que tengo por ahora- se los entregue

-Me entere que trajiste a una mujer -me quedo mirando, esperando mi respuesta

-Si -dije, continúe revisando el papel que tenía en la mano

-Ese debe ser el motivo de tu demora -dijo

-Eso no importa -lo mire- más tarde o mañana estarán todos los papeles listos-

-¡Vaya! No quieres hablar de ella, sin dudas ese es el motivo de la demora -

-No te metas en mi vida -dije frío

-Alexander, un poco de amor a nadie le hace daño -

-No quiero hablar de ella y punto -le lancé una mirada fría

-Creo que en vez de ponerte feliz te esta poniendo más gruñón -este imbécil intenta molestarme y lo esta logrando

-Dejame en paz, ahora vete que quiero terminar de leer estos malditos papeles -dije un poco molesto

-¡Vamos hombre! No seas gruñón, si tu mujer no te hace feliz, vamos a buscar a otras que nos hagan feliz -sonrió

-Por favor, vete -intente calmarme

-Vamos a tomar un trago al menos -dijo

-Te dije que no -lo mire- ¿a caso no entiendes que no es no? -

-Alexander serán un par de tragos solamente -intenta que me relaje

-Mi paciencia ya se esta agotando contigo -

-Esta bien, me rindo, pero me debes presentar a tu mujer -

-Otro día -fije mi mirada en el puto papel

-Me debes un trago -dijo, iba a responder pero golpearon la puerta

-Adelante -dije

-Disculpe señor por la demora -hablo Dona entregándome el café

-No hay problema -dije, me miró yo solo asentí como orden de que de retire

-Dona ¿me puedes traer una copa de vino? -dijo este imbécil

-Claro señor -contestó Dona para luego retirarse, lo quede mirando

-¿Acaso solo tu puedes pedir algo? -se encogió de hombros

-Es mi casa -dije frío

-Hombre no seas egoísta, además soy tu amigo -

-Si eres mi amigo, pero creí que ya te ibas -maldito porque mirada no se va a algún lugar que no sea este

-Pues creíste mal, no me iré de aquí hasta que conozca a tu mujer -se puso cómodo es la silla

-Esta descansando -dije refiriéndome a Nicole

-Entonces esperaré -puso sus manos detrás de su cabeza para acomodarse más

-Me da lo mismo lo que hagas solo dejame trabajar en paz -

-Estaré como momia aquí -

-Más te vale -dije y al fin pude leer tranquilo el maldito papel.

Después de como un ahora termine de leer todos los papeles, él imbécil al menos se quedó cayado y tranquilo, solo se movió para tomarse la copa de vino que le trajo Dona.

-Están todos los papeles listos, ya te puedes ir -dije ordenándolos

-Yo quiero conocer a tu mujer -se sentó bien en la silla

-Otro día la conocerás -dije pasándole los papeles

-Vamos hombre, ¿otro día cuando? Tu no me la quieres presentar porque te pondrás celoso -sonrió

-¿Celos? ¿De ti? -levante mi ceja

-Si -

-Hombre a mi mujer tu no le mueves ni un pelo -dije

-¿Entonces porque no quieres presentarmela? -me miro atento y con una estúpida sonrisa en su rostro

-Ya te dije que esta descansado -dije comenzandome a cabrearme

-¡Vamos! esperó un poco más y ya despertará -

-Has lo que quieras, solo no la molestes -dije

-Esta bien -

-Ni se te ocurre ir a despertarla -le apunte con el dedo

-No lo haré -dijo

-Si ella despierta y todavía estas aquí la conocerás -dije y me puse de pie

-¿Y si no? -hizo lo mismo que yo

-No la conocerás y punto -comencé a caminar hasta la puerta

-Hombre yo no me muevo de aquí hasta que la conozca -dijo siguiendome

-¿Porque tanto interés? - me devolví a mirarlo, antes de abrir la puerta

-Me han dicho que es hermosa -mi sangre comenzó a hervir

-Lo es -hable seco y abrí la puerta

-¡No puede ser! -habló haciéndose el sorprendido

-¿Que? -me gire y pregunte extrañado por su actitud

-¡Alexander estas celoso! -sonrió

-Mira imbécil, como tu dijiste ella es mi mujer, lo mío es mío -dije enojado

-¡Estas celoso! -continuó

-Borra esa estúpida sonrisa de tu cara o te la quitó a golpes -lo amenacé

-Hermano tranquilo -dijo

-Sabes perfectamente que odio que me pasen a llevar -dije

-Solo estoy diciendo la verdad -

-No necesito que me digas la verdad -dije enojado

-¿Desde cuando? A ti siempre te ha gustado que te digan la verdad -

-Mira, si no quieres que tu dentadura y nariz queden rotas mejor callate -

-Alexander...-