Capítulo 29

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Narra Nicole

En este momento estoy en la habitación esperando a Alexander que se esta duchando, lo convencí de ver una película, aunque la verdad me costo muy poco convencerlo, creí que me costaría mucho, pero no, así que me alegro por ello.

En mi opinión una película no esta completa sin las palomitas de maíz, así que iré a la cocina a ver si hay para prepararlas, salí de la habitación, comencé a bajar las malditas escaleras, que para decir la verdad son demasiadas para subirlas muchas veces al día, pero hay que buscar siempre lo bueno a las cosas y en este caso seria que hago un poco de ejercicio.

Termine de bajar los infinitos escalones, me dirigí directamente a la cocina, estaba vacía, por primera vez Dona no esta cuando vengó, tal vez ya se fue a descansar, ahora comienza mi tarea de encontrar las palomitas, esta cocina es inmensa, bueno como no ser la, si es la cocina de una mansión.

Hasta el momento no he tenido complicaciones con este nuevo mundo para mi, me refiero a no saber que platillo me están sirviendo, como momerlo, saber que servicios se deben ocupar para cada platillo, etc.

Llevo un par de minutos buscando las palomitas y no encuentro nada, no se donde demonios guardan las cosas en esta casa, así que tendré que seguir buscándolas.

Maldita esta cocina es infinita, ¿sera que encontraré algún día las palomitas?, creo que necesitare un tour por la cocina, así que mañana le diré a Dona que me diga donde esta todo.

-¿Que haces aquí? -pegue un brinco al escuchar a Alexander, él se río.

-Busco las palomitas -lo mire

-¿Para que? -preguntó

-Para ver la película Alexander -

-¿Donde esta Dona? -

-Si no sabes tu, menos sabré yo, tu eres el jefe ¿no? -me encogi de hombros

-Debe estar limpiando algún lugar o que se yo -

-Tal vez se fue a descansar -

-No lo creo -dijo

-Señor, ¿se le ofrece algo? -hablo Dona entrando a la cocina

-Mi mujer anda buscando palomitas de maíz -hablo Alexander

-De inmediato se las preparo -dijo Dona

-No tranquila, yo las puedo preparar -dije

-No es molestia señorita -dijo Dona

-Gracias -dije

-Ven cariño, Dona puedes llevarlas a la sala -hablo Alexander

-Por supuesto señor -dijo Dona lavándose las manos

Con Alexander salimos de la cocina, caminando a no se donde, nunca iba venido por este lugar, él se detuvo y abrió una puerta corrediza, entramos y wow, una sala de juegos, un gigantesco televisor, unos sillones gigantes al frente de este, una mesa de poker, otra de pool y otra que no se como se llama.

-Cuando estés aburrida, puedes venir aquí, ver televisión o jugar -dijo mirándome

-Si claro, que entretenido sera jugar sola -hable sarcástica

-Puedes invitar a Dona -

-Ella siempre esta haciendo algo -dije

-Es una mujer trabajadora -

-Demasiado diría yo, deberías darle algunos días de descanso -dije caminado hasta el sillón

-Dona esta aquí siempre porque su familia también trabaja para mí, la vienen a visitar y esas cosas -se sentó junto a mi.

-Necesita ayuda ¿no crees? -lo miré

-Lo mismo pienso yo, pero no es tan fácil traer a alguien a trabajar para mi -dijo pasándole el control remoto

-Tu llegaste y me trajiste -hable prendiendo el televisor

-Tu eres diferente -susurro en mi oído

-¿Porqué? -lo mire

-Tu eres mía nena, eres mi mujer -se acercó a mi cara

-Ella ya esta en una edad que no puede hacer tantas cosas como antes -mire al televisor

-Si, es cierto, buscaré a una persona que la ayude -

-Yo le puedo ayudar -lo mire

-No -contesto firme

-¿Por qué? -frunci mi ceño

-Porque tu eres la señora de la casa -

-¿Señora? -levante una ceja

-Si -contestó

-Estoy joven todavía para que me digas señora -

-Eres mi mujer yo soy el señor y tu la señora -

-Ni que estuviéramos casados -reí

-Cuando quieras nos casamos -sonrió

-No, no me pienso casar ni contigo ni con nadie -

-Si te vas a casar sera solo conmigo, yo seré él único en tu vida -acercó su cuerpo al mío

-Alexander te recuerdo que me tienes aquí obligada -lo mire

-Pero no te he obligado a nada malo -

-Te parece poco amenazar a mi padre -hable un poco enojada

-Dejemos esos temas en el pasado -dijo

-¿Por qué? -pregunte

-No quiero que llores -

-Al fin y al cabo es la verdad, tu me trajiste aquí obligada -

-No hablemos más de ese tema -

-¿Por qué lo evitas? -

-Simplemente no quiero hablar de eso -

A mi tampoco me gusta hablar mucho del tema porque me pone triste, pero es la verdad, me trajo aquí obligada, amenazo a mi padre, pero a pesar de eso él a sido bueno conmigo.

Escuche un ruido proveniente de la puerta, mire y era Dona con las palomitas.

-Aquí están las palomitas señor -

-Gracias -habló Alexander

-Dona, ¿quieres ver una película? -le pregunté

-Gracias por la invitación señorita pero estoy muy cansada -contesto Dona

-Esta bien - dije

-Ve a descansar Dona -dijo Alexander

-Si señor, ¿se les ofrece algo más? -pregunto

-No nada más -hablo Alexander

Dona se retiro de la sala, por mientras que yo estoy comiendo palomitas, Alexander esta cambiando de canal en canal buscando alguna película y al parecer no le parece ni una buena.

-¿Que película buscas? -

-Sólo estoy buscando una que sea interesante -

-¿Puedo buscar una? -pregunté

-Claro -me entregó el control remoto

Comencé a buscar alguna que sea de terror o acción, pero no encontraba ni una que sea buena, ¿tanta mala suerte tendré? Solo quiero ver una maldita película.

De pronto siento que alguien se abalanza sobre mi, ese alguien es Alexander que rápidamente junta nuestros labios y comienza a moverlos, le correspondi ya que comenzó a mordisquear mi labio inferior intentando que lo siga.

Poco a poco nos dejamos llevar por el momento, el beso era salvaje, apasionado y delicioso, fue subiendo de tono con el pasar de los segundos, él con un movimiento astuto me coloco sobre sus piernas, pegandome lo más que puede a su cuerpo, una de sus manos esta en mi cintura y la otra en mi trasero, mis manos están a su cuello, su legua exploraba mi boca al igual que la mía hacia con su boca, me atreví a mordisquear su labio inferior, Alexander gruño mi acto, sus labios son tan carnosos y deliciosos que me atreví a repetir mi acción, la tentación me ganó sus labios están siendo en este momento mi perdición.

Propiedad De Alexander (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora